Hace unos días tuve la oportunidad de conocer un poco más a fondo los trabajos realizados para mejorar el sistema de pensiones español y hacerlo sostenible en el tiempo, teniendo en cuenta el problema demográfico que se nos viene encima. Antes de nada, los ponentes -dos de ellos integrantes del grupo que ha desarrollado la propuesta, aún en trámite para ser implementada definitivamente- dejaron meridianamente claro que no se trata de una reforma del sistema de pensiones, sino de garantizar uno de los tres objetivos del sistema: La sostenibilidad del sistema de pensiones. ¿Los otros dos? Que sea suficiente y eficiente.
El evento fue organizado por Inversión & Finanzas.com en la misma sede del grupo Vocento, en Madrid. Los integrantes de esta mesa redonda fueron Miguel Ángel Bernal, coordinador del departamento de investigación y profesor del IEB, y, como decía, dos de los integrantes del equipo de trabajo que ha diseñado estos cambios en el factor de sostenibilidad de nuestro sistema de pensiones, Enrique Devesa, Profesor de la Universidad de Valencia, y Rafael Doménech, economista jefe de economías desarrolladas de BBVA.
Antes de nada sería recomendable la lectura de algunos de los artículos y foros escritos en Rankia, donde se explica en detalle lo que se pretendía ya en 2011 con el Gobierno socialista y lo que se viene desarrollando desde hace meses con el Gobierno del partido popular, que hoy trataré de trasladar gracias a estas conferencias. Pinchando en este enlace tendréis muchas referencias en Rankia y también recomiendo la definición del factor de sostenibilidad publicada por la propia Seguridad Social:
"El factor de sostenibilidad es un mecanismo de ajuste automático de ciertos parámetros de las pensiones -edad de jubilación, años de cotización necesarios o importe inicial de la pensión- vinculado a la esperanza de vida de la población y que ya está implantado en varios países europeos."
Entrando en materia, los ponentes explicaron que la fórmula -que será debidamente publicada y anunciada para que sea conocida por todos nosotros cuando se apruebe el proyecto definitivamente- gira en torno a la inflación, pese a que algunos medios habían dado a entender lo contrario con la supuesta amenaza a nuestro poder adquisitivo. La realidad parece ser que las pensiones irán subiendo en función de las condiciones estructurales económicas de España, subrayando que los ingresos y los gastos públicos a largo plazo tienen un papel (o una ponderación en la fórmula muy destacado), así como la esperanza de vida.
Aclararon que no se trata de una reforma profunda del sistema de pensiones, como la que se produjo en Reino Unido o en Suecia donde tardaron años en implementar los cambios aprobados, sino que se trata de unas modificaciones del sistema de reparto actual para hacerlo sostenible en el tiempo, atacando así sólo a uno de los tres pilares u objetivos que mencionaba anteriormente. Sorprende que sólo hayan tenido un mes y medio para diseñarlo, pero bien es verdad que argumentaron que cada uno de los expertos de la comisión encargada de estas modificaciones llevaba años mentalizado y trabajando sobre este problema, que tarde o temprano había que abordarse.
Se quejaron de las filtraciones producidas en algunos medios, que criticaban las propuestas que se iban planteando sin ser definitivas y que bajo ningún caso representaban una excusa para bajar las pensiones.
Rafael admitió haber obrado con independencia intelectual y de decisión, habiendo sido tratado con total respeto por su entidad, el BBVA, y por la administración pública, no habiendo recibido ningún tipo de directriz.
Miguel Ángel Bernal aportó algunos datos interesantes a tener en cuenta, como que cada 10 años se incrementan en unos 16 meses la esperanza de vida.
Introduciendo más el factor de sostenibilidad al debate, el moderador advertía de que el sistema de reparto, con la demografía esperada, desequilibraba "un poco" las cosas, de manera que les pidió entrar más en detalle.
Con respecto a la esperanza de vida no contemplaron que fuera diferente según la raza, el poder adquisitivo o lugar de residencia, ya que ello lo habría hecho más complejo aún y precisamente trataban de simplificar el nuevo entorno al que nos enfrentamos. Pese a que afirmaron que el modelo es flexible en cuanto a la edad de jubilación, aseguran que no es lo suficiente y que los incentivos para jubilarse más tarde o las penalizaciones por hacerlo antes son insuficientes, ya que terminan por empujar al trabajador a hacerlo en la edad ordinaria.
Algunos datos: El gobierno ha llevado la propuesta como proyecto de ley, pendiente de implementación y de ser aprobado también por Bruselas. Se espera que entre en vigor en 2019 con un incremento anual mínimo de las pensiones del 0.25% y máximo de la inflación + 0.25%, aunque se está discutiendo que pueda ser hasta +0.50%, pero aún está por ver.
Mi sensación fue que lo lógico es que perdamos algo de poder adquisitivo y que durante los próximos años el aumento de las pensiones quede por debajo de la inflación en media anual. En mi opinión, y aunque me duele como a todos, creo que es algo irremediable el hecho de que a medida que crece la población mayor haya que prolongar paulatinamente la edad de jubilación, así como que las pensiones no crezcan al mismo ritmo que el resto de los precios en general, medidos por la inflación o el IPC, fundamentalmente porque si cada vez hay menos gente activa y más inactiva, el sistema se haría insostenible si no se ajusta a tiempo.
Con respecto a esta última reflexión, me tranquilizó escuchar el caso extremo planteado por Rafael, quien planteaba que se podría llegar a perder un 30% de poder adquisitivo en el caso (extremo no, extremísimo) de que el PIB creciera sólo un 0.25% en 30 años (poco menos que decir que nos volvemos todos tontos de un día para otro, en palabras del propio Rafael) al tiempo que la inflación lo hubiera hecho cada año un 2%. Son escenarios que se tienen en cuenta en los estudiso, pero que obviamente son más que improbables.
Todos coinciden en que donde más margen existe de maniobra es en el terreno de los gastos, más que en los ingresos del Estado y nadie critica que esté mal diseñado o que no garantice la sostenibilidad, pese a que existen numerosas críticas sobre si es suficiente, eficiente, etc., objetivos del propio sistema de pensiones, pero no de la comisión, tal y como repitieron varias veces durante el debate.
Una vez finalizada esta mesa redonda, comenzó una entrevista de Ángel Expósito a Luis Garicano, economista y profesor de la London School of Economics muy interesante. Trataron de centrarla, como era natural, en el sistema de pensiones español, pero realmente abordaron muchos otros temas económicos de actualidad.
En primer lugar, Ángel Expósito realizó una encuesta a los asistentes al acto sobre si pensaban que la economía española había iniciado ya la senda de la recuperación. El 50% aproximadamente dijo que sí.
Seguidamente, Luis Garicano recalcó que el cóctel Draghi-Rajoy había dado resultado, el primero por sus famosas palabras de Julio de 2012 y el segundo por las reformas llevadas a cabo, aunque aún insuficientes en su opinión.
Deja un dato escalofriante, que en los próximos 10 años las mujeres en edad fértil habrán disminuido casi un 25%. Y afirma que se conoce todo lo que va a suceder en 2030, es decir, el número de pensionistas (porque ya han nacido) y demás datos demográficos que ya se han procesado desde hace tiempo, por lo que queda actuar.
Cree que hay que centrarse en garantizar el crecimiento económico. Y critica que cuando se gobierna se acepta y se tiende a abordar el problema de las pensiones, mientras que cuando se está en la oposición se rechaza, reparte críticas a unos y a otros partidos políticos.
¿Y qué medidas pueden incentivar el crecimiento económico? Mejorar el capital humano, no necesariamente con más licenciados sino con una formación más rica y más práctica, así como con unas instituciones más fuertes. Afirma que no volverá a haber más burbujas inmobiliarias para recuperar a los parados, por lo que es básico reformar el sistema educativo con más matemáticas, una mejor escritura, una buena argumentación y no memorizar tanto, sin embargo, los políticos siguen enfrascados en si religión sí o no, y en otros aspectos poco relevantes en lo que al crecimiento económico se refiere.
Está convencido de que en el futuro habrá que volver a resolver el problema del sistema de pensiones y seguramente reformarlo en mayor profundidad por los problemas demográficos a los que nos enfrentamos. Nos decía que la generación de su madre había disfrutado de una bonaza económica, pero que lo que habría que hacer es explicarles que sus hijos están mucho peor y que de alguna forma tienen que cobrar menos pensiones. De hecho, ya se ve en muchas familias como los abuelos se encargan de algunos compromisos económicos de sus hijos, comida, hipotecas o incluso la educación de los nietos, entre otras cosas.
Es de los que piensa que no queda otra que ahorrar, invertir y capitalizar esos ahorros para complementar las pensiones. Me gustó mucho que recordara que los inversores suelen comprar caro (en mi opinión esto será así siempre porque realmente es cuando pueden comprar, cuando las cosas van mejor) y vender barato (cuando no pueden aguantar las pérdidas porque tienen que hacer frente a otras contingencias que surgen en la vida o en la economía real y necesitan la liquidez que antes tenían invertida).
Otro dato preocupante, en 2017 habrá más defunciones que nacimientos por primera vez. Pero Luis Garicano asegura que esto es reversible, ¿cómo? Con más ayudas públicas e incentivos para tener hijos. También considera que a medio plazo debemos facilitar y fomentar la contribución de los inmigrantes a nuestra economía.
Muy satisfecho con las charlas. Gracias a los organizadores y a los ponentes y espero que haya ayudado con este artículo -igual que me ayudaron a mí las conferencias- a que el lector conozca un poco más la situación que nos espera en España, complicada pero a la vez con oportunidades.