En los artículos precedentes hemos ido desgranando cuestiones que consideramos fundamentales a la hora de trabajar con sistemas de trading. Ahora echando la vista atrás vemos que quizás hemos dado por supuesto algunas cosas, por el hecho de que en el operador veterano ya están integradas, mientras que el que comienza puede verlas como una barrera infranqueable. Una de ellas es la disciplina; me refiero al momento puntual en que uno de nuestros sistemas genera una orden y hemos de lanzar esa orden al mercado; pero también a la disciplina necesaria para resistir las rachas de perdidas.
Cuando vemos el sistema en nuestro programa esto no es ningún problema, damos por hecho que todas las ordenes se ejecutan tal cual, como vimos detalladamente esto no es así por varios motivos: El principal es que el programa nos da un precio teórico, y en el mercado real la orden no se hará a ese precio exactamente, la otra es que pasar esa orden en el mercado real, activa, a veces y en según que personas de forma extrema, determinadas emociones, que llegan incluso a paralizar a la persona impidiéndole pasar la orden al broker, o en una variante mas peligrosa haciendo tomar una decisión diferente a la de nuestro sistema, incluso en muchos casos la opuesta. Con este cambio de actitud nos llevamos por delante todo el trabajo teórico que hemos hecho en el pasado, pasando a estar como al principio en manos de nuestras emociones.
Al fin y al cabo lo que subyace siempre es lo mismo, la lucha con el mercado no es tal, a lo que nos enfrentamos es a nosotros mismos, y nuestros fantasmas se desatan siempre al enfrentarnos a lo desconocido. En este sentido es interesante ver la diferenciación que hace Erich Fromm entre la angustia y el miedo: “Se tiene angustia cuando no se sabe a que se teme. El miedo es el temor a algo conocido” (El miedo a la Libertad. 1941)
En principio es licito tener angustia ante el mercado, pues es algo desconocido e impredecible, creemos saber lo que es, pero por mas que lo intentemos no podremos saber lo que hará en el siguiente movimiento, minuto, hora, día etc. Pobre de quien dice “saber”, lo que va a hacer el mercado. Porque este es un valiente, el que no teme a nada, un inconsciente, no necesita stop de pérdidas, ni gestión del dinero, no tiene miedo y será un héroe mas eliminado del mercado.
Tenemos la angustia, corremos el riesgo de que nos haga ser cobardes, de que nos paralice, hay que transformarla en miedo, un miedo que nos haga ser prudentes y realistas pero que nos de fuerzas para enfrentarnos al mercado. Para esto tenemos que centrarnos en lo que conocemos; conocemos nuestros sistemas, como funcionan, los resultados que podemos obtener con ellos. Conocemos nuestro capital, la evolución que puede tener dependiendo de lo que haga el mercado, conocemos los peores escenarios posibles, aquellos en los que el mercado nos puede causar un gran daño y debemos saber como reaccionaremos. Conocer incluso nuestro limite a partir del cual esto no es para nosotros. Pero una cosa tenemos que tener muy clara, el mercado solo nos puede dañar económicamente y solo en la media del riesgo que asumamos. Lo que nunca hay que permitir es que el mercado nos dañe psicológicamente, hay que separar lo que nos ocurre y como lo asumimos. También nos puede ayudar tener en cuenta que el fracaso no existe, simplemente es un cambio de camino. Pero no debemos usar esto como coartada para no hacer todo el trabajo, que es mucho, y tenemos que ser muy honestos con nosotros mismos al hacerlo.
Si hacemos bien el trabajo el mercado no nos causara ningún daño, pues al verlo todo desde un prisma realista veremos que quizás no tenemos las condiciones necesarias para la lucha, capital, tiempo, conocimientos o simplemente que no nos compensa, pero en cado de seguir adelante tendremos las cosas mucho más claras. E incluso si nuestros resultados van por el peor escenario, será una posibilidad asumida con antelación, no agradable por supuesto, pero tampoco insuperable. Además si los resultados son buenos, cosa muy peligrosa sobre todo al principio, como también lo teníamos previsto, lo disfrutaremos pero nos mantendremos alerta.
Hay un camino muy rápido para terminar con la angustia de pasar las órdenes, se llama automatizar, puede ser una buena opción dependiendo de nuestra situación y tipo de sistemas. Pero se puede transformar en una muy mala opción si lo usamos como un atajo, como una fabrica de héroes. Por el hecho de no tener que estar frente a frente con el mercado podemos ser muy valientes y no prestar atención al resto de factores, en este caso cuando nos tengamos que enfrentar a la angustia de nuestra serie de perdidas quizás sea demasiado tarde. Independientemente de que el hecho de automatizar lo tenemos que valorar como un factor más dentro de nuestra estrategia global, ya que pueden ser distintos los deslizamientos que obtengamos operando de una manera u otra, y también es distinto el tiempo que hay que dedicar.
No se pueden dar trucos milagrosos para lograr esa disciplina, pero si creo que ha quedado claro, que nuestra disciplina no ha de ser una obediencia ciega a no se sabe bien que, no es sumisión, no es decir “si mi teniente” aunque sepamos que nos están ordenando una estupidez. Tiene que ser una consecuencia de nuestro convencimiento de que estamos haciendo lo correcto. Esto no puede llegar sin un largo trabajo en todos los aspectos de nuestra operativa, normalmente se considera la parte más difícil, pero es por el hecho de que solo puede llegar realmente, una vez dominados los otros aspectos.
Si no tenemos unos buenos sistemas y unas buenas reglas de gestión del dinero, no necesitamos la disciplina, pues en caso de tenerla lo único que conseguiremos será perder disciplinadamente.
Podemos poner un ejemplo extremo: Tenemos un sistema que nos dice comprar a las 2 de la tarde de cada día, y la gestión del dinero consiste en dedicar todo nuestro capital al stop de pérdidas. Pues lo lógico seria no hacer esa compra y el dinero del stop dedicarlo a otros menesteres, pues si no es hoy cualquiera de los días siguientes nos van a liquidar.
Mientras que si tenemos un buen plan de trading, con el capital, sistemas, mercados, herramientas, tiempo, riesgo, etc. bien definidos, la disciplina o llegara por si misma o seguramente tendremos un bloqueo ajeno al mercado y que también nos afectara en otros aspectos de nuestra vida, y lo que tendremos que afrontar desde un prisma mas general, quizás en este caso el mercado haya sido nuestra herramienta para ponerlo de manifiesto y ayudarnos a superarlo; en cuyo caso aunque después no lleguemos a dedicarnos al trading, habrá valido la pena.
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