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Cómo preparar nuestras carteras para la realidad económica de 2023 y el dilema de la recesión que no llega

Cómo preparar nuestras carteras para la realidad económica de 2023 y el dilema de la recesión que no llega

La largamente anunciada recesión mundial que iba a ser una realidad en 2022 todavía sigue planeando sobre los mercados mundiales este año, pero cómo de dramática será finalmente y cómo afectará a los inversores. Más allá todavía, ¿qué pueden hacer para proteger sus carteras? Nicky Maan, CEO de Spectrum Markets, el centro de negociación paneuropeo para derivados titulizados dirigido a entidades financieras e inversores minoristas, abunda sobre este tema y da algunas indicaciones de cómo prepararse para lo que pueda venir.


2023 y la recesión
2023 y la recesión

Sin duda estamos experimentando un bache económico, pero la tan esperada recesión mundial aún no se ha materializado. Además, en 2023, hay indicios de que podría evitarse por completo. Entre las principales razones destaca que en EE.UU. el mercado laboral está resultando muy competitivo, lo que presiona los salarios al alza. Esto, a su vez, podría derivar en un mayor consumo y reducir este riesgo de recesión. Europa, en cambio, se halla en una posición más débil por la dependencia del gas ruso, pero cada vez hay más expectativas de que cualquier bache de este tipo sea breve, ya que la recesión está lejos de ser inevitable.

Todo lo anterior entraña una lección para los inversores sobre cómo deberían construir su estrategia de inversión en 2023. No basándose en medidas arbitrarias como la definición de recesión de “dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo”, sino anticipándose a cómo la realidad económica puede afectar a las áreas en las que están invirtiendo.

De cara a este año que ha empezado a dar sus primeros pasos, el impacto de muchos de los temas que arrastramos de 2022, como la inflación, la guerra, los precios de la energía, la interrupción de la cadena de suministro, la emergencia climática y la salud pública será difícil de predecir en cada parte de la economía. Un método de probada eficacia para protegerse frente a estas variables es conocido: mantener una cartera bien diversificada. Y para aquellos inversores largoplacistas, es interesante explorar la sostenibilidad y las inversiones centradas en criterios ESG (del inglés environmental, social and governance) ya que podrían convertirse en las inversiones refugio del futuro.

Además de lo anterior, cabe no olvidar que el posicionamiento de mercado de los inversores ha contemplado desde hace tiempo las expectativas de inflación y recesión a largo plazo. Y ante un menor crecimiento, tanto si se califica formalmente de recesión como si no, existe el viejo consejo de apostar por sectores defensivos, no cíclicos. Sin embargo, puede valer la pena actuar de forma anticíclica en primer lugar y no solo comprar en sectores no cíclicos. En este sentido, los inversores con suficiente apetito por el riesgo y capacidad de asumirlo pueden explorar oportunidades a corto plazo a través de productos apalancados para beneficiarse adecuadamente de las fluctuaciones de los precios en un entorno de volatilidad continua. El resultado de uno u otro planteamiento dependerá de si a la desaceleración actual le sigue un repunte brusco o un camino largo y lento hacia la recuperación.
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