El activo, o un activo, es un bien o un derecho que posee una persona, física o jurídica, y del que espera obtener un rendimiento futuro; o convertirlo en liquidez si fuera preciso.
Por tanto, cuando hablamos de un activo, hablamos de todo aquel bien (una propiedad, por ejemplo) o derecho (el derecho de cobro de una venta, por ejemplo) que pertenece a una persona física (un ciudadano cualquiera) o jurídica (una empresa), y del que se espera obtener un rendimiento o preservar un valor que, posteriormente, puede convertirse en liquidez. En el caso de la propiedad con su venta inmediata o futura, y en el caso del derecho de cobro, con el propio cobro.
En finanzas, en contabilidad, en la bolsa... en el mundo económico, en general, es muy normal toparnos con este concepto. Cuando hablamos de las propiedades y los derechos que tiene una empresa, hablamos de activo. Cuando hablamos de las acciones que tenemos y las posiciones abiertas, hablamos de activo. Cuando hablamos de una casa y un contrato de alquiler que nos reporta un ingreso de 500 dólares todos los meses, hablamos de activos.
En resumen, una vivienda, las propiedades que posee una empresa, una acción o una participación... en general, todo aquel bien o derecho que posee un valor y que podría darnos rendimientos futuros es un activo.
El activo en contabilidad
En contabilidad, dividimos la estructura financiera de una empresa en tres elementos patrimoniales que conforman lo que conocemos como "balance de situación".
Dentro de estos elementos patrimoniales encontraríamos al activo:
El activo, junto al pasivo y al patrimonio neto, es uno de los elementos patrimoniales que conforman el balance de situación de una empresa.
Como decíamos anteriormente, en este elemento patrimonial encontraríamos todos aquellos bienes, propiedades o derechos que posee la empresa.
El activo y el pasivo
Por un lado tenemos el activo, que representa aquello que tenemos, mientras que por otro lado tenemos el pasivo, que representa aquello que debemos.
Cuando adquirimos un activo, por ejemplo, puede que este lo financiemos con un préstamo. En este sentido, puede que no tengamos capacidad para financiar con recursos propios la construcción de una fábrica y debamos recurrir a una hipoteca.
A esto es a lo que llamamos "pasivo".
Todas las deudas y obligaciones que posee una empresa se integran dentro de su pasivo, es decir, son un pasivo. La letra de un préstamo, los intereses del mismo, una deuda con un proveedor... toda obligación que tenemos, o todo aquello que debemos, en contabilidad se le conoce como pasivo.
En este sentido, deudas que tenemos en el presente, pero que ya habíamos contraído anteriormente. Un ejemplo podría ser el que hemos puesto antes, en el que tendríamos la obligación de pagar el principal de un préstamo, más unos intereses.
Activo = activo corriente y activo no corriente
En contabilidad dividimos el activo en función de lo liquidable que es el activo y el ciclo de explotación de dicho activo. En este sentido, si hablamos de un activo que es muy líquido, como puede ser un derecho de cobro a 30 días, lo meteríamos en un tipo de activo, mientras que si hablamos de una propiedad inmobiliaria, que debemos esperar a que sea vendida o amortizada para liquidarla, lo meteríamos en otro.
Esta clasificación la realizamos mediante las dos masas patrimoniales que componen el activo, que denominamos "activo corriente" y "activo no corriente".
En contabilidad, esta clasificación la realizamos en función de si el plazo en el que el activo es liquidado es superior o inferior a un año.
Si hablamos de un activo que pretendemos liquidar en un plazo inferior a un año, como podría ser un derecho de cobro a 60 días, diremos que es un activo corriente.
Por el contrario, si hablamos de un activo que no podemos liquidar en el plazo de un año, como puede ser un edificio en propiedad, que requiere un periodo de amortización superior a 20 años, diremos que es un activo no corriente.
El activo, o total de activos, es la suma de activo corriente y activo no corriente.
Tipos de activo
Fuera de la contabilidad, o dentro de ella pero fuera de la formalidad contable, encontramos otras clasificaciones del activo que nos indican la existencia de diversos tipos de activo, que clasificamos en función de diversas características, como podría ser la existencia de subyacente o no, o el hecho de que sea tangible.
En este sentido, podríamos clasificar los activos atendiendo a los siguientes tipos:
Tangible: El dinero, una fábrica, la maquinaria, la flota de vehículos...
No tangible: Un software, la propiedad intelectual, una marca comercial...
Real: Una propiedad inmobiliaria, un bajo comercial, reservas físicas de oro...
Financiero: Una acción, una participación en un fondo de inversión, una cuenta de ahorro remunerada...
Diferido: Un derecho de cobro a 90 días, un contrato de alquiler anual sobre una propiedad, un cupón de lotería...
No diferido: El dinero, un software, la maquinaria, una propiedad...
Con todo, debemos señalar que estos tipos no son excluyentes, por lo que un activo podemos clasificarlo dentro de un tipo y, a la vez, dentro de otro.
Por ejemplo, el dinero es un activo tangible, real y no diferido. Por otro lado, un software es un activo no tangible, real y no diferido. Como podemos observar, podemos clasificar el activo atendiendo a sus muchas características.
El activo financiero
Entre los tipos de activo más comunes, podemos destacar el activo financiero.
En el mundo económico es muy normal hablar de activos financieros.
El activo financiero, como ya hemos señalado, es un activo, pero que se diferencia de otro tipo de activo, principalmente del real, por el hecho de que no presenta un valor físico. El activo financiero otorga a su propietario un derecho. Cuando compramos una acción, por ejemplo, tenemos el derecho a dividendos, o el derecho a vender la acción a su precio de mercado.
El contrato suscrito al adquirir el activo financiero, el cual otorga el derecho a su propietario, es lo que da valor al activo financiero.
Ejemplos de activo
Para terminar, veamos algunos ejemplos de activo, atendiendo a los distintos tipos que hemos señalado anteriormente:
Tangible: Una vivienda.
No tangible: Un programa informático.
Real: Un lingote de oro.
Financiero: Una participación en un fondo de inversión.
Diferido: Un derecho de cobro a 30 días.
No diferido: Un ordenador.
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