Un empleador es una entidad, organización o individuo que contrata y emplea a personas para realizar tareas y funciones específicas en su negocio, empresa u organización. El empleador es responsable de proporcionar trabajo, dirección, supervisión y compensación a los empleados a cambio de sus servicios laborales.
En otras palabras, el empleador es la persona o entidad que ofrece
empleo, es decir, que contrata a alguien para realizar un trabajo a cambio de un
salario. Podría ser una empresa grande, un pequeño negocio o incluso una persona que necesita ayuda en casa.
Ahora bien, ser empleador no es tan sencillo como parece. Más allá de pagar un sueldo, un empleador tiene que ocuparse de un montón de responsabilidades. Desde garantizar un entorno de trabajo seguro hasta cumplir con la normativa laboral, el empleador lleva sobre sus hombros una serie de tareas que a veces pueden ser bastante complejas. Además, tiene que manejar todo lo que tiene que ver con la contratación, desde la selección del personal hasta la gestión de los contratos y, en caso necesario, los
despidos.
Es curioso notar que, en ciertos casos, el empleador no es necesariamente quien está al frente del día a día del negocio. En grandes empresas, suele haber un equipo directivo que toma las decisiones operativas, pero en última instancia, la empresa como entidad es la empleadora.
Ahí no termina la cosa. Un empleador también tiene el deber ético ya veces legal de asegurarse de que sus
empleados tengan oportunidades de crecimiento y formación. No es solo una cuestión de buena voluntad; un equipo bien formado y motivado es vital para el éxito de cualquier negocio.
Otra curiosidad es que, aunque solemos pensar en beneficios como empresas o negocios, cualquier persona que contrate a alguien, es decir, a un
asalariado para realizar un servicio a cambio de un salario se convierte, en efecto, en un empleador. Así que si contratas a alguien para que cuide de tu jardín o para que te ayude en tareas domésticas y le pagas por ello, ¡felicidades, eres un empleador!
Entonces, ¿qué implica todo esto? En cuentas resumidas, ser empleador es mucho más que simplemente ofrecer un trabajo a cambio de
dinero. Conlleva una serie de responsabilidades y tareas que van desde la gestión y la logística hasta la formación y el bienestar de los empleados.
Características del empleador
Un empleador no es simplemente la persona o entidad que paga un salario a cambio de trabajo. Vamos a desgranar algunas características que definen a un empleador:
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Responsabilidad legal: Un empleador debe cumplir con las leyes laborales vigentes, como garantizar un ambiente de trabajo seguro y libre de discriminación.
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Gestor de Recursos Humanos: Más allá del salario, el empleador también es responsable de los procesos de selección, contratación, formación y, si fuera necesario, despido de empleados.
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Proveedor de Beneficios: En muchos casos, el empleador debe ofrecer ciertos beneficios a los empleados, como vacaciones pagadas, seguros médicos y contribuciones a planes de pensiones.
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Generador de Oportunidades: Un buen empleador no solo ofrece un puesto de trabajo, sino también oportunidades para el desarrollo y crecimiento profesional de sus empleados.
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Administrador Financiero: Se encarga de la gestión económica relacionada con los empleados, como el pago puntual de salarios y el cálculo de bonos o comisiones.
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Comunicador: Un empleador efectivo debe tener buenas habilidades de comunicación para mantener a su equipo informado y motivado.
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Líder: Finalmente, pero no menos importante, un empleador efectivo debe ser un buen líder. Esto significa inspirar y motivar al equipo, así como tomar decisiones a veces difíciles pero necesarias para el bien del negocio.
En resumen, y como podemos apreciar, el empleador es una figura compleja con múltiples responsabilidades y roles dentro del entorno laboral.
Tipos de empleador
Como hemos señalado al inicio, un empleador puede ser una entidad, una organización, un individuo, así como cualquier institución, organismo o ente que contrate a empleados para desempeñar alguna función. Por esta razón, existen muchos tipos de empleadores, cada uno con sus particularidades, sus ventajas y sus desafíos.
A continuación vamos a ver algunos de los tipos de empleadores que podemos encontrarnos en el mercado laboral:
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Empleador individual: Este es, básicamente, una única persona que contrata a uno o más empleados. Puede tratarse de pequeños empresarios, profesionales o incluso familias que contratan, por ejemplo, a empleados del hogar.
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Pequeña y Mediana Empresa (PYME): Estas son empresas con un número limitado de empleados y un volumen de negocio que no supera ciertos límites. Los dueños tienen un contacto más cercano con sus empleados en comparación con grandes corporaciones.
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Grandes empresas o corporaciones: Son entidades con una gran cantidad de empleados y estructuras organizativas más complejas. Aquí, el empleador no es una única persona, sino una entidad representada por una junta directiva o un CEO.
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Organizaciones sin ánimo de lucro: Estas también pueden ser empleadores, contratando a personas para llevar a cabo su misión, que suele tener un enfoque social o caritativo.
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Empleador público: En este caso hablamos del Estado o las entidades gubernamentales que ofrecen empleo. Los trabajadores de estas entidades son conocidos como funcionarios o empleados públicos.
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Cooperativas: Aquí, los propios empleados suelen ser también dueños de una parte de la empresa. El concepto de "empleador" se diluye un poco, ya que las decisiones se toman de forma más colectiva.
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Empleadores temporales o estacionales: Son aquellos que ofrecen empleo por un período específico, como puede ser durante la temporada de cosecha o la época navideña.
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Freelancers o trabajadores autónomos: Aunque pueda sonar extraño, un freelance también puede convertirse en empleador si contrata a alguien para ayudarle en su proyecto o actividad.
En resumen, el concepto de empleador es más amplio de lo que parece a primera vista y abarca una gran variedad de casos y situaciones.
Cualidades y habilidades del buen empleador
Siguiendo con el tema, hablemos ahora de lo que hace a un buen empleador. Aunque cada tipo de empleador tiene sus propias especificidades, hay ciertas cualidades y habilidades que son universales y que marcan la diferencia entre un empleador mediocre y uno excelente.
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Comunicación clara: Un buen empleador sabe cómo comunicarse de manera efectiva con sus empleados. Esto no solo se refiere a dar instrucciones claras, sino también a estar abierto a recibir comentarios y resolver dudas.
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Liderazgo: Más allá de simplemente gestionar, un buen empleador sabe liderar. Esto implica motivar al equipo, fomentar un buen ambiente de trabajo y, sobre todo, dar ejemplo con su propio comportamiento.
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Reconocimiento y valoración: A todos nos gusta sentir que nuestro trabajo es valorado. Un buen empleador reconoce y celebra los logros y el esfuerzo de sus empleados.
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Flexibilidad: Ya sea en cuestiones de horarios, lugares de trabajo o en la manera de realizar las tareas, ofrecer cierta flexibilidad suele ser muy apreciado y puede aumentar la satisfacción y la productividad del empleado.
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Trato justo: Esto significa no solo ofrecer un salario justo, sino también tratar a todos los empleados con igualdad y respeto, sin importar su puesto, género, origen étnico, etc.
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Capacidad para delegar: Saber delegar responsabilidades es crucial. Esto demuestra confianza en el equipo y permite que los empleadores se centren en tareas que requieren su atención especial.
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Transparencia: Mantener a los empleados al tanto de la situación de la empresa, los cambios futuros y demás temas relevantes genera un ambiente de confianza.
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Desarrollo profesional: Un buen empleador se preocupa por el crecimiento profesional de sus empleados, ofreciendo oportunidades de formación y posibilidades de ascenso.
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Equilibrio entre vida laboral y personal: Respetar el tiempo libre y la vida personal de los empleados es vital para mantener un equipo contento y productivo a largo plazo.
En resumen, un buen empleador no es solo aquel que ofrece un salario competitivo, sino el que crea un ambiente de trabajo donde los empleados se sienten valorados, respetados y motivados para dar lo mejor de sí mismos.
El empleador y el empleado
Continuando con nuestro tema, es esencial entender la relación y las diferencias entre un empleador y un empleado para comprender cómo funciona el mundo laboral. Aunque ambos son partes fundamentales de cualquier empresa o negocio, sus roles y responsabilidades son bastante distintos.
La relación
La relación entre un empleador y un empleado es como una especie de "contrato". El empleado ofrece su tiempo, habilidades y esfuerzo para realizar un trabajo determinado. A cambio, el empleador proporciona un salario y, en muchos casos, beneficios adicionales como vacaciones pagadas, seguro médico, etc.
Las diferencias
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Responsabilidades: Mientras que el empleador es quien dirige y toma las decisiones más importantes de la empresa, el empleado es quien ejecuta las tareas y funciones que le son asignadas.
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Riesgo y beneficio: Generalmente, el empleador asume un riesgo empresarial mayor, pero también tiene el potencial de obtener mayores beneficios. Por otro lado, el empleado recibe un salario fijo y, normalmente, no asume riesgos financieros relacionados con la empresa.
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Flexibilidad y control: El empleador tiene la libertad de tomar decisiones sobre la dirección de la empresa, pero también la responsabilidad que eso conlleva. El empleado, por su parte, tiene menos control sobre la empresa, pero también menos responsabilidades generales.
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Pago y beneficios: El empleador es quien establece los salarios y los beneficios, siempre dentro de lo que marca la ley. El empleado recibe esos salarios y beneficios pero no los decide.
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Horarios: En general, el empleador tiene una jornada más flexible, pero también suele ser más larga. Los empleados tienen horarios más definidos, aunque esto puede variar dependiendo del tipo de empleo y del contrato.
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Relación con la empresa: El empleador es generalmente el propietario o uno de los propietarios de la empresa, o bien alguien contratado para gestionarla. El empleado, en cambio, no tiene propiedad sobre la empresa.
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Desarrollo y crecimiento: El empleador busca el crecimiento y la rentabilidad de la empresa. El empleado busca su desarrollo profesional, que a menudo está ligado al éxito de la empresa pero también puede lograrse cambiar de trabajo o empresa.
En resumen, aunque empleadores y empleados son dos caras de la misma moneda en el ámbito laboral, sus roles, responsabilidades y objetivos son diferentes.
El empleador joven
¿Sabes lo que es un empleador joven?
Quizá te pueda parecer una tontería, pero la edad, cuando se es empleador, importa mucho. Y no solo importa por la mayor capacidad de realizar esfuerzos, o por el aguante mental, sino que también hemos de saber que muchas ayudas estatales, y muchos beneficios que pueden allanar nuestro camino como emprendedor están ligadas a la edad del solicitante, condicionando muchas de estas ayudas a ser un empleador joven.
Es por esto por lo que es tan importante conocer qué es un empleador joven, y en este artículo, como no podía ser de otra manera, te lo voy a enseñar.
Este término, es decir, "empleador joven" se usa para describir a un individuo que, siendo relativamente joven en edad, toma la iniciativa de establecer o dirigir un negocio o empresa. Aunque la edad específica puede variar según distintas normativas o contextos, en España suele considerarse "joven" a un empleador que tiene menos de 35 o 40 años.
Criterios o requisitos para ser un empleador joven
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Edad: Como ya hemos dicho, uno de los criterios más obvios es la edad. Generalmente, para ser considerado un empleador joven, el individuo debe tener menos de 35 o 40 años.
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Experiencia: Aunque la edad es un factor, la experiencia también cuenta. Un empleador joven suele tener menos experiencia en el mundo empresarial en comparación con compañeros más veteranos. Esto no es necesariamente algo malo; De hecho, a menudo se asocia con una mayor disposición para adoptar nuevas tecnologías o métodos innovadores.
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Tamaño de la empresa: Los participantes jóvenes suelen empezar con empresas más pequeñas o startups. Esto es comprensible, ya que les permite aprender y adaptarse rápidamente al mundo empresarial.
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Nivel de educación: Aunque no es un requisito estricto, muchos candidatos jóvenes cuentan con un alto nivel de formación o estudios especializados, especialmente en campos como tecnología, marketing o administración de empresas.
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Innovación: Una característica común en los participantes jóvenes es la tendencia a la innovación y la adaptación rápida a cambios en el mercado o en la tecnología.
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Visión: Los jóvenes jóvenes a menudo tienen una visión fresca y moderna acerca de cómo debe funcionar una empresa, lo que incluye aspectos como la flexibilidad laboral, la importancia del bienestar del empleado y la adopción de tecnologías emergentes.
Entender qué es un empleador joven y cuáles son sus características pueden ser útiles, como hemos dicho, para beneficiarnos, en caso de cumplir los requisitos, de todas esas ayudas y esas exenciones que el Estado otorga a los jóvenes para incentivar el emprendimiento.
Ejemplo de empleador
Para terminar, nada mejor que un ejemplo práctico que ilustre bien qué es un empleador.
El ejemplo de Sara, la empleadora joven
Imaginemos a Sara, una joven de 30 años con una licenciatura en Marketing y Comunicación.
Sara trabajó durante cinco años en una agencia de publicidad, pero siempre tuvo el sueño de crear su propia empresa. Así que un buen día decidió dejar su trabajo estable y embarcarse en la aventura de crear su propia agencia de marketing digital. Es una emprendedora, lo que en términos laborales la convierte en una empleadora.
Al principio, Sara contrató a dos empleados y se centró en proyectos pequeños, ganándose la confianza de sus clientes y aprendiendo de cada experiencia. Sara mostró rasgos típicos de un empleador joven: innovador, dispuesto a adaptarse y con una visión fresca sobre cómo gestionar un equipo y tratar a los clientes. Aunque carecía de la experiencia de alguien que ha estado en el negocio durante décadas, su enfoque moderno y su aptitud para utilizar nuevas tecnologías compensaron rápidamente esa falta.
Bajo su liderazgo, la empresa creció, y Sara contrató a más personas, cada vez con proyectos más grandes y desafiantes. Pero incluso con el crecimiento, mantuvo una cultura empresarial flexible, fomentando el bienestar de sus empleados y adoptando nuevas tecnologías y métodos de trabajo.
Este ejemplo nos muestra que ser empleador no es solo una cuestión de tener una empresa y contratar trabajadores. Implica una serie de responsabilidades, habilidades y actitudes que pueden variar según la edad, la experiencia y la visión de la persona.