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Carta a los Argonautas - Julio 2021

Queridos Argonautas: 

El 16 de Diciembre de 2010 inició su camino el fondo anterior con un valor liquidativo de 10€ por  participación. A 30 de Noviembre de 2018 representaba una ganancia del +38,23% sobre el valor  inicial y desde el 1 de Diciembre de 2018 hemos continuado la ruta en el fondo GESTION  BOUTIQUE VI ARGOS (en adelante “Argos”). A 30 de Junio el valor liquidativo- histórico- es de  16,919365€ (o, en liquidativo del GESTIÓN BOUTIQUE VI ARGOS: 121,913542€) lo que deja la  rentabilidad histórica en +69,19% y en el año 2021 en +11,87%. El mes de Junio ha sido positivo para los mercados americano y europeo y negativo para el español, nuestra referencia. El Argos lo ha  hecho mejor que éste y ha seguido incrementado el valor liquidativo. Al igual que en otras ocasiones  los movimientos a corto plazo sólo sirven de distracción. La situación sigue complicada y por ello seguimos concentrados en el margen de seguridad y lo que os pueda insistir en la disciplina inversora  sigue siendo fundamental. 
 

La siguiente tabla compara el valor liquidativo del Argos con los principales índices: 

 

IBEX 35 

Ibex35 con div 

IGBM TOTAL

S&P  

500div

EuroStoxx50 

div 

ESFERA I ARGOS

De inicio a 30-6-2021 

-11.88% 

+42.39% 

+49.70% 

+328.26% 

+96.20% 

+69.19%

Si hacemos la comparación viéndola en euros, tenemos que 100.000 euros invertidos en los índices o  en Argos serían a esa misma fecha: 

 

IBEX 35

Ibex35 con  div

IGBM 

TOTAL

S&P 

500div

EuroStoxx50 div 

ESFERA I ARGOS

De inicio a 30-6-2021 

88.121,24

 

142.391,03 

 

149.697,21 

 

428.255,09 

196.198,30

169.193,65 

Los datos de los índices están ajustados por dividendos y splits. Los datos de Gestión Boutique VI Argos son después de comisiones y gastos. Datos no auditados. Fuente www.finance.yahoo.com y www.bolsasymercados.es

 

COMENTARIO GENERAL 

“Pocas industrias atraen tanta atención del gobierno y del público como el sector financiero. La  regulación de las finanzas no satisface las demandas y expectativas del público, mientras que a  la industria le incomoda profundamente y se resiste con fuerza a su aplicación. El capítulo 8  explica por qué la regulación financiera es, al mismo tiempo, tan extensiva e intrusiva, y por qué  está capturada en gran medida por los intereses de la industria y es ineficaz para alcanzar los  objetivos de las políticas públicas. Las múltiples interacciones entre la política económica y las  finanzas es el tema del capítulo 9. Las finanzas son tanto un instrumento de política económica  como una influencia primaria sobre la misma, y las consecuencias sociales y económicas son en  gran medida perversas. El mensaje de ambos capítulos es que existe demasiada implicación del  gobierno en el sector financiero, no demasiado poca. Los problemas de la financiarización son,  en gran parte, el resultado de políticas públicas mal diseñadas. El capítulo 10 analiza los  elementos de un programa de reforma diseñado tanto para limitar la intervención del Estado  como para conseguir que la intervención que es necesaria sea productiva. El objetivo debería  ser abordar los problemas de la estructura y los incentivos, más que intensificar la supervisión y  el control.”
John Kay
El dinero de los demás- RBA Editores, 2017- pág. 259 

 

“El hecho es que, los beneficios de las compañías que comprenden el S&P500 declinaron  materialmente, un 23% en los operativos y un 32% en los presentados según GAAP. Las  acciones subiendo a nuevos máximos y más allá sugiere una rápida recuperación de los  beneficios en 2021, o algo más siniestro: la subtrama de esta carta. Índices como el NASDAQ y  otros orientados al crecimiento vieron retornos totales muy alejados de los fundamentales  empresariales cuando los mercados tocaron mínimos el 23 de Marzo. Las empresas de rápido  crecimiento, o que se espera lo tengan en el futuro, experimentaron las mayores ganancias.  Muchas de las acciones de mejor comportamiento fueron negocios que no tenían ningún  beneficio, cotizando a los más elevados múltiplos sobre ventas y los que más posiciones cortas  tenían. No exactamente lo que a nosotros nos gusta. [……….] 

He hecho esto muchas veces, comprar una estupenda compañía a un precio atractivo con  demasiado poco dinero y ver cómo mi pequeña posición se acerca al valor intrínseco.” 

Semper Augustus 2020 Annual Letter, pag. 9 

“Pello: Me animo a escribirte porque últimamente he estado pensando en el tema de invertir en  empresas consolidadas frente a incipientes y quería saber tu opinión. De hecho, me chocó ver  que decidías invertir en Lilium. No sé si podrías mencionar más en detalle por qué estás  invirtiendo en empresas “tan incipientes” como Desktop Metal o Lilium, cuando la cartera  habitual la tienes en empresas con “historia”. ¿Qué te ha empujado a dar ese salto? Al menos  así lo califico yo. Gracias de antemano. 

Yo: Hola Pello… la verdad es que la historia pasada aporta información pero nunca es lo  relevante. Siempre invertimos por “el futuro”. A veces el futuro es más evidente, tipo una net net y casi es presente. En la mayoría el futuro suele ser a largo plazo, y ahí depende mucho lo que  pueda venir. En el caso de Desktop y Lilium, la ventaja era hacerlo a través del SPAC “una vez  que ya habían llegado al acuerdo”, que es donde conocemos el pacto entre ellos, lo que reduce  en parte el riesgo. El motivo para invertir en ellas no depende de si tienen muchos años de  historia detrás o no (nunca ha sido un requisito AUNQUE pueda ser un gran apoyo en la  mayoría de las situaciones). Pero considero que ambas tienen mucho potencial que el mercado  aún no está reconociendo y ésa es la ventana de oportunidad. Desktop y Lilium pueden cambiar  la forma en que se hacen las cosas y el SPAC nos ofrece la posibilidad de entrar en una empresa  que, de otra forma, aún serian empresas no cotizadas.” 

Conversación por Telegram con un argonauta y amigo

“La obra Continente Salvaje de Keith Lowe nos muestra aquella hecatombe de la que surgieron  las tres mejores décadas de su convulsa modernidad. Porque precisamente en aquella misma  fecha de 1945, comienza la datación de lo que después sería conocido como “los treinta  gloriosos” (1945-1975), en los que Europa cambió su propia historia y alcanzó el mejor  desarrollo económico y social que haya logrado nunca la humanidad. Se dice pronto, nos hemos  acostumbrado a ello, pensamos que nada ni nadie nos lo puede quitar. Ese es el gran error bajo  el que vivimos, porque las raíces de aquel periodo han sido en buena medida destruidas. De  hecho, hace tiempo que vivimos de sus rentas, pero navegamos en sentido contrario a sus  principios.” 

La crisis del capitalismo y los límites del crecimiento- Josep Miró i Ardevol 25-3-2019 

En la sección “Varios”, tenéis la comparativa frente a los índices desde que hemos cambiado de navío, aunque seguiré dando más importancia al histórico de largo plazo

Este mes de Junio ha sido bueno para el mercado americano especialmente, negativo para los  españoles y ligeramente positivo para el Argos que ha seguido incrementando el valor liquidativo.  Ello nos ha permitido incrementar ligeramente el diferencial respecto al mercado desde el inicio y  regresar a una comparativa positiva en lo que va de año, aunque os recuerdo que la evolución a un  año es la menos relevante que nos pueda interesar. Está bien ganarle en doce meses- o, en este caso,  desde inicio del año- pero lo importante sigue siendo que logremos batirlo en el largo plazo pues es  ahí cuando pequeñas diferencias de rentabilidad se acumulan para tener grandes diferencias en  patrimonio. Veámoslo con un ejemplo: si hubiéramos invertido 100.000 euros desde el inicio real en  el Ibex35 nominal (esto es, sin dividendos), en el Ibex35 con dividendos netos (que no es nuestra  comparativa), en el Ibex35 con dividendos brutos o en el ARGOS serían ahora (desde el inicio real  que es el 21-1-2011): 

A largo plazo, sí se notan pequeñas diferencias a nuestro favor. 

Respecto a la primera cita del inicio, nuevamente de John Kay, hay que alguna reflexión que me  gustaría hacer. Por un lado, Kay nos habla de que no es precisamente regulación lo que falta en el  sector financiero. Y en ello no puedo menos que estar de acuerdo. Y no seré el único, pues una  política de poca regulación es vista de forma favorable por diferentes opciones de pensamiento; incluso, los anarcocapitalistas libertarios, opinarían que cualquier regulación ya es excesiva de por sí,  y, con este extremo, evidentemente no puedo estar de acuerdo. Para poneros un ejemplo, cuando tras  el Crash de 1929 la administración estadounidense organizó las vistas de Ferdinand Pecora, a su  conclusión se aprobó una ley, un “acta”, conocida como el Acta Steagall-Glass que duró desde su  aprobación en 1933 hasta su derogación en tiempos del presidente Clinton, en 1999. Aquella ley  obligaba a separar los diferentes negocios de banca- seguros, comercial y corporativa- en empresas  totalmente diferentes. De esa forma, desgajado de la casa matriz J.P. Morgan, se fundó en 1935  Morgan Stanley. La ventaja de dicha ley estribaba en que, al separar las entidades, los conflictos de  intereses y los incentivos económicos se reducían en mucho, al ponerlos en entidades diferentes y,  por ello, competidoras. Por otro lado, como explico en el segundo libro (El inversor español inteligente, Ed. EOLAS, 2016), al no tener estructura corporativa de sociedad anónima sino de  partnership donde los dueños eran los socios, el riesgo de las operaciones de Morgan Stanley recaía  sobre el patrimonio personal de los socios que respondían con sus bienes personales de las malas  decisiones que afectaran a la empresa. Como diría el tío Ben a Peter Parker (Spiderman): “un gran  poder conlleva una gran responsabilidad”. Ese riesgo particular les hacía ser mucho más prudentes  con las decisiones empresariales al no jugar con pólvora del Rey sino con la suya propia. En España  tenemos un refrán que lo clava a la perfección: “El ojo del amo, engorda al caballo”. 

Ser socio era un gran salto en cuanto a prestigio y retornos económicos… pero venían con la enorme  responsabilidad aparejada de que eran ellos quienes respondían de las malas operaciones de la  compañía. En 1999, al derogarse de facto la ley que tan bien había funcionado durante 66 años, estas  compañías decidieron salir a cotizar en bolsa (antes de esa fecha, Sandy Weill de Citigroup ya había  adquirido Salomon Brothers rebasando la ley de manera indirecta y, la última en permanecer con  estructura de socios fue Goldman Sachs, que comenzó a cotizar poco tiempo después); al salir a  bolsa, los antiguos socios- y los demás ejecutivos de alto nivel que recibieran acciones para vender  en la OPS en la salida a bolsa- recibieron enormes cantidades de dólares por sus antiguas acciones  que, ahora pasaban a pertenecer a millones de nuevos accionistas tanto particulares como  institucionales. Esa dilución de la propiedad del capital no suponía una menor capacidad de control  sobre la entidad, pero supuso algo muy importante: ahora era la entidad la responsable de las pifias y  no los “socios” o directivos. El riesgo se había diluido en un tercero, la entidad en sí del cual, los  antiguos socios, tenían una participación pequeña- aunque importante- en el accionariado. Y claro, el  riesgo se incrementó porque no había consecuencias personales realmente importantes, su  patrimonio quedaba a buen resguardo. No es un problema de si hay que regular o no al sector  financiero, claro que sí… es un problema de qué tipo de regulación se implementa. En el libro antes  mencionado incluía varios anexos, uno de ellos se centraba en este mismo punto, sobre los  incentivos. 

Si yo tuviera que implementar alguna regulación en el sector financiero español, hay una que tengo  bien clara: que ni los comerciales, ni los banqueros privados, ni los directores regionales, ni los  demás ejecutivos puedan cobrar sus bonus o parte variable de su sueldo si los clientes finales, sean  de banca comercial o de banca privada, no ganan dinero. Si se alinea el sueldo variable de los  responsables de ofrecer productos a los clientes a que éstos ganen dinero con dichas inversiones, las  cosas habrán empezado a cambiar. Tengo muchos amigos en el sector y tengo clarísimo que ninguno  de ellos necesita un “departamento de productos” que le provea de productos de campaña donde el  cliente final no es tan claro que gane, y sí lo es la propia entidad. Confiad en vuestros propios  profesionales: ellos harán ganar a sus clientes dinero de forma honrada y sin conflictos de interés. Yo  lo hice, así que no debe ser tan difícil, ¿verdad? 

Quiero hablaros ahora de la conversación que mantuve por Telegram con uno de vosotros respecto al  tema de la inversión en Lilium y Desktop Metal, porque, por otra vía, ha surgido el mismo interés  por parte de un amigo (en su caso involucrado en Lilium) a raíz de una entrevista que me hicieron  vía Clubhouse, en el grupo Inversión Inteligente. El motivo de la conversación era, básicamente, el  mismo… ¿por qué invertir en empresas de este tipo, startups, donde no tenemos un histórico al que  poder agarrarnos? ¿suponía eso un salto en la forma de invertir? 

La respuesta a la segunda pregunta es un claro NO. Al menos yo no lo veo así. Es cierto que puede  suponer algo poco habitual, como invertir en situaciones de deuda distressed que hemos hecho en el  pasado y de momento no parece haber nuevas oportunidades, pero ello no impide que puedan estar en nuestro círculo de competencia. No lo veo como un salto, de la misma forma que Munger en su  día invirtió en una empresa, tipo startup china, BYD, de baterías y vehículos eléctricos y donde su  motivo principal era la confianza en el fundador de la misma Wang Chuanfu. Evidentemente en su  caso no era una situación de una empresa con gran historia detrás, ni siquiera en un país en cuya  política se pueda confiar o en su contabilidad, tampoco en un conocimiento exhaustivo sobre la  tecnología. Principalmente era en el proyecto o la idea en sí de futuro de la empresa y- y es un  importante ”y”- en el fundador o equipo directivo. En este caso podemos ver que no hay nada que  exija una historia empresarial de varias décadas para poder invertir en una empresa y confiar en su  proyecto y directivos y obtener una jugosa rentabilidad en el largo plazo. 

Como le indicaba a este argonauta y como indicaba en la charla en Clubhouse, lo fundamental en la  inversión siempre es el futuro. Puede que en una empresa tipo net-net, el futuro sea más a corto plazo  y más “evidente”, de forma que casi es su presente pues nos basta con saber que si liquidamos hoy la  compañía ya vale mucho más que lo que nos pide el mercado por ella. En ese sentido, se reduce en  cierto modo la incertidumbre del cálculo de su valor… pero sigue habiendo incertidumbre y no es a  prueba de errores. Pero en el caso de la mayoría de las empresas, sean compounders (componedoras  de valor) o cíclicas o mediocres, el análisis debe dar más importancia al futuro a varios años vista de  lo que dicha empresa puede generar y compararlo con su precio actual. En este tipo de empresas, la  mayoría, el futuro de medio y largo plazo es lo relevante… y en ello, el pasado puede, a lo más,  darnos una cierta indicación de resistencia a crisis pasadas, a cómo ha evolucionado su nivel de  deuda, cómo han manejado sus decisiones corporativas en el interés de los accionistas, cuál ha sido  su crecimiento medio, etc., pero en ningún caso nos sirve de conocimiento cierto de cómo  evolucionará en el futuro. Aquellas empresas con varias décadas de existencia pueden ofrecernos una  cierta seguridad de que se han sabido adaptar a cambios en el pasado, de que su crecimiento futuro, a  grandes rasgos y sin circunstancias excepcionales en contra, se moverá en un rango más o menos  ligado al histórico, pero para calcular su valor intrínseco seguimos dependiendo de las expectativas  que tengamos sobre su futuro y sobre lo que la empresa consiga realizar efectivamente. El pasado  nos sirve como marco para construir nuestras expectativas, pero las expectativas siguen estando al  albur de lo que el futuro pueda deparar. 

Hace años, antes del Argos, no podía imaginar un escenario en el que no hubiera vuelos en los  aeropuertos londinenses al hablarle a una clienta sobre Ferrovial. El año pasado todos vimos que ese  escenario se produjo. Las cosas cambian, incluso para empresas con mucha historia detrás. El  invertir en empresas incipientes no está reñido, para nada, con el value investing, de la misma forma  que no lo está el invertir en empresas tecnológicas. Depende del círculo de competencia de cada  inversor. Evidentemente hay que “fiarse” más en la propuesta de negocio, en el proyecto en si, y en  el equipo fundador de dicha “historia”, pero ello no es muy distinto de lo que hacemos a diario al  estimar el futuro de cualquier otra compañía… simplemente el peso que damos a unos aspectos u  otros varía. Pero, como he dicho siempre cuando me han preguntado por cómo se valora una  empresa, como si existiera una fórmula mágica, la respuesta siempre ha sido que no son los cálculos  matemáticos lo realmente importante- ni lo más difícil- sino la comprensión de la empresa en sí, o en  este caso, del proyecto en sí. Si entendemos la compañía, si entendemos lo que pretenden hacer y nos  parece razonable, realizar unas estimaciones u otras ya es cuestión de una mayor o menor prudencia  en las mismas y de ahí alcanzar un valor numérico por acción. Pero lo complicado es “entender” la  empresa. Pero es lo realmente importante. 

En cierto sentido, invertir en empresas incipientes es parecido a invertir en empresas que están  experimentando- o promoviendo- una reestructuración de sus negocios, un cambio adaptativo novedoso para su corporación, un salto estratégico… en estos casos, el pasado de la empresa va a  resultar muy, muy diferente de lo que se pretende que sea el futuro. En este caso, igual que en las  empresas incipientes, el análisis de la empresa implica comprender el proyecto y lo factible que  pueda ser, entender a las personas involucradas y, entonces como Munger, apostar por ello en el  largo plazo. 

Quisiera terminar estas reflexiones generales con la última cita. En ella se nos habla de los gloriosos  30 años desde 1945 a 1975, y fueron gloriosos – al menos en lo que a los países occidentales se  refiere- en relación a lo que supuso para las clases medias. Lo primero que quiero comentaros es que  coincide con una de las reflexiones que hacía en mi tercer libro, Value Investing: Austria vs  Salamanca, Ed. EOLAS 2019, y que comparten bastantes más pensadores con el ingeniero y político  catalán Miró i Ardevol, entre otras la profesora Amy Wax por cuyo artículo de opinión de 2017  utilicé la imagen de John Wayne para la portada del libro. 

Desde luego que, por gloriosos, no hay que entender que todo fuera perfecto: en plena guerra fría- y  algunas calientes-, con el papel de la mujer aún no reconocido del todo, con el problema de la  segregación en diferentes países de cultura anglosajona- no sólo EEUU con la segregación entre  negros y blancos, también el desprecio hacia los indios, o en Australia la discriminación hacia los  aborígenes y, por supuesto, Sudáfrica con el apartheid- y todo el proceso, más o menos interesado  políticamente, de la descolonización de los antiguos dominios de las potencias europeas que aún los  mantenían. No, no todo era para calificar esas tres décadas de gloriosas… pero quizás sí a nivel de la  situación para las clases medias y lo que para éstas y su bienestar- no sólo material- era importante. 

En esta primera gráfica, aunque no inicia desde 1945, muestra cómo el salario real mínimo en EEUU  hasta comienzos de los años 80 estuvo manteniendo el poder adquisitivo y cómo, posteriormente, ha hecho lo contrario. La fuente del gráfico indica una pregunta que, seguro, muchos os habéis hecho en  alguna otra ocasión… ¿cómo podía un único cónyuge mantener a su familia con un único sueldo, y  pagar la vivienda, vacaciones- quizás sin grandes lujos-, la educación de los hijos que no solían ser  únicos, comprarse un utilitario y electrodomésticos para el hogar e incluso ir ahorrando para su  patrimonio personal y familiar? 

La segunda gráfica es también muy interesante. 

Si vemos, en este caso el ejemplo de España y, lamentablemente, sólo desde 1965- aunque sirve para  hacernos una idea de las dos décadas anteriores-, referido al tema de los impuestos, podremos ver  que la situación también ha dado un vuelco importante. Pero no os lleve a engaños, no todos los  males han venido desde la órbita del Estado a quien, algunos, ven como paradigma de todos los  males habidos y por haber, olvidándose de que no es el Estado como institución creada por los  hombres, sino los propios hombres quienes convierten buenas ideas, buenos objetivos en malos. 

Insisto, aunque nos falten las décadas anteriores, podéis asumir que su evolución ha sido parecida a  lo que indica esa década final de los “treinta gloriosos”. Veámosla. 



La tercera gráfica, volvemos a EEUU, también es más que interesante… digamos reveladora:

En ésta, podéis ver cómo durante esos años “gloriosos” tanto el 10% de mayor renta como el 90%  restante, esto es: todos, veían su nivel de vida creciendo en poder adquisitivo real a un ritmo bastante  parejo, es decir, todos se beneficiaban “casi” lo mismo de la bonanza económica y, cómo tras esos  años gloriosos, la diferencia se hace cada vez más visible, a favor de algunos y no de todos como  venía siendo habitual en aquellas décadas tras la segunda guerra mundial. Y como explico en el  libro, no todo se debió a la desaparición del anclaje al oro en 1971. Hubo algo más, más profundo y  que ahora estamos viendo sus consecuencias. Ese algo más, al que el papa Benedicto XVI puso  como fecha 1968- y donde la profesora Amy Wax estaría no muy en desacuerdo tal y como me  comentó- es el cambio moral tan brusco que se produjo entre aquella sociedad y lo que ha venido  después. Como indica Miró i Ardevol, vivimos aún de aquellas rentas pero en gran parte han sido  derruidas (hace años que vengo oyendo que “se han perdido los valores”, precisamente por quienes  estaban haciendo lo posible por perderlos al ver las consecuencias que empezaban a insinuarse) y,  como bien dice, navegamos en sentido contrario. Aquél cambio moral no tuvo sus efectos  económicos de inicio, pero con el tiempo se están viendo por todas partes, incluso también en lo  económico. Y, desgraciadamente, de momento no parece que vayamos a poder hacerle frente. Pero la  esperanza es lo último que debemos perder, el Bien prevalecerá y sólo se nos pide mantener el  rumbo. 

Ánimo y reflexión a todos, pues son tiempos complicados los que nos han  tocado/tocada/tocade/tocad@/tocad.....$%&@#^+ vivir. O lo que sea. 

Os incluyo la cartera completa incluyendo los pesos de cada título.

Algunas Operaciones 

A lo largo de este mes hemos deshecho finalmente toda la posición en TOPPS TILES que, como  veis, ya no figura en la lista de posiciones. Aunque como os he dicho no es que tuviera muchas ganas  de deshacerme de ella, tampoco podemos quejarnos de cómo nos ha tratado pues, en esta etapa, nos  ha generado- como os dije a los argonautas (siempre “reyes, príncipes y héroes”) de quienes tengo  vuestro contacto por Telegram- una rentabilidad global del 59,83% lo que supone una rentabilidad  anualizada del 29,15%. No es por nada, pero firmaría algo así con todas las empresas en las que  invirtamos. (Tranquilos los del final de la fila que ya os veo los ojos haciendo chiribitas… no  tendremos tanta suerte. Paciencia y calma). 

Respecto a CAMBRIA Automobiles que es la otra empresa en el disparadero, finalmente el equipo  directivo nos ha lanzado la oferta de compra a los 80 peniques ofrecidos inicialmente.  Evidentemente, la empresa vale bastante más que ese precio, la cuestión es que no merece la pena  mantenerlas por varios motivos. El principal es que la sacarían de cotización y nos quedaríamos con  un patrimonio invertido en una compañía que, aunque válida y generando rentabilidad, no podría  ofrecernos una seguridad de recuperar nuestra inversión a un precio razonable ni en un tiempo  adecuado, por lo que nos supondría más problemas que otra cosa. Por tanto, cuando la oferta de  adquisición se haga efectiva, entregaremos en bloque nuestro paquete de acciones y ese dinero  entrará a formar parte de nuestra liquidez. Al momento actual supone casi un 3,40% del patrimonio  global del fondo. 

Un breve comentario sobre otra de nuestras empresas, CLARUS que ya se ha convertido en una  empresa de las que nos ha generado una rentabilidad de más del 100% sobre lo invertido y, aún  queda más por venir, y que, aparte de su evolución normal, acaba de cerrar la adquisición de la  compañía australiana Rhino-Rack de accesorios de almacenaje para el techo de los vehículos. La  empresa continuará operando de forma independiente- como las otras filiales de CLARUS- pero ya  aportará al beneficio de este mismo año. La apuesta por los deportes y actividades al aire libre siguen funcionando y la incorporación de Rhino-Rack simplemente aporta mucho sentido y  complementariedad al resto de negocios de la compañía. Os dejo únicamente el resumen de su  presentación de resultados del primer trimestre para que os hagáis una idea. 



Respecto a AUSDRILL/PERENTI GLOBAL, aunque aún está en negativo en nuestra cartera  hemos seguido incrementado posición lentamente aprovechando su precio actual. No es que la  empresa esté atravesando graves problemas ni nada parecido, al revés, está entrando en Norteamérica  con buen ímpetu mientras mantiene su nivel en sus mercados más tradicionales de Australia y  África. Cuenta con una potente cartera de pedidos para los próximos años.



La calidad de su balance sigue siendo más que razonable. Aparte de haber evitado problemas de refinanciación y de contar con suficiente efectivo en caja, ha reducido el endeudamiento y cuenta  con un más que confortable ratio de cobertura de intereses. 



En resumen, sigue siendo una compañía excelentemente gestionada, con un amplio historial de  resolver situaciones complicadas como ya sabemos de otra etapa de invertir en ella y donde su sector  estaba pasando las de Caín y que, valiendo bastante más que su cotización actual, sólo es necesario  seguir teniendo paciencia hasta que el mercado reconozca su valor real. Mientras tanto seguiremos  aprovechando las oportunidades que el mercado nos ofrezca de tener más de algo muy bueno. 

Varios 

El nivel de liquidez actual es el 21,55% y 20 empresas, aunque serían 19 si recordais lo que os he  comentado de CAMBRIA Automobiles. Contamos con unos 180 argonautas de toda España y unos  8.100.000 euros bajo gestión. 

El valor liquidativo de este Argos respecto al valor intrínseco que hemos calculado y tenéis en la última gráfica es equivalente a comprar un billete de cien euros por 63,08€, lo que supone adquirir  las participaciones del Argos (recordad, a partir del 11 de Diciembre de 2019 GESTIÓN  BOUTIQUE VI ARGOS) con un significativo margen de seguridad. Por cierto, he preferido ajustar  la rentabilidad al valor liquidativo anterior -para seguir con el histórico tradicional de largo plazo-,  pero el valor liquidativo oficial del GESTIÓN BOUTIQUE VI ARGOS es diferente como podéis  comprobar al ver vuestra posición. 

El valor liquidativo en este mes se ha incrementado y al hacerlo algo menos que el valor intrínseco,  el margen de seguridad se ha incrementado ligeramente como podéis comprobar en la gráfica final. 

Para aquellos de vosotros que tenéis curiosidad en ver cómo nos estamos comportando desde que  estamos en el fondo actual, la comparativa con los índices- y siempre con dividendos brutos reinvertidos, obviamente- es la siguiente:

Por cierto, algunos de vosotros me pedís información sobre cómo daros de alta en el nuevo fondo en  Andbank/MyInvestor; hasta que no me faciliten un enlace para poderos dar de alta ligados a mí, es  preferible que contactéis conmigo en la dirección de correo electrónico que tenéis abajo. 

Como siempre agradeceros nuevamente vuestra confianza y apoyo continuado. 

PD: Cada cierto tiempo tendréis mi artículo en http://www.fundspeople.com/gente/miguel-de-juan 57607/blog/ o en https://www.finect.com/blogs-financieros/mdejuan/ o en http://www.rankia.com/blog/a bordo-del-argos 

 

Miguel de Juan Fernández 

ARGOS VALUE FUND 

[email protected]

 

 

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