El dividendo viene a hacer la función del cupón de intereses en renta fija. Ofrecer una rentabilidad fijada (que no fija) independientemente del comportamiento del título (ya sea acción o bono).
No soy yo un fanático de los dividendos, pero sí sé que cuando se pagan con el remanente del beneficio una vez cubierto todos los costes (CAPEX incluido) no tiene nada de malo y de hecho es absolutamente sano. Tanto para el accionista como para la compañía.
Otra cosa, que se ha hecho mucho y se sigue haciendo, es endeudarse para pagar dividendos. Esto, a pesar de que sea perfectamente legal, es una muestra de debilidad del negocio, que no puede obtener el excedente suficiente para cubrir costes y además repartir dividendos.
Y sin ninguna duda, en un escenario de tipos cero, con emisiones de RF en mínimos históricos (no solo para deuda pública sino también deuda corporativa -alguien puso el ejemplo de Nestlé emitiendo a tipos negativos-) más el BCE a punto de ejecutar su programa de easing para inundar el mercado de liquidez; todo este contexto incita a ello, a endeudarse para mantener (incluso subir) el dividendo.