La magia del interés compuesto y la red de seguridad de los stops.
Imaginaos la situación de alguien que tiene un capital ahorrado respetable y decide moverlo en bolsa.
Por simplificar, supongamos que dispone de 100.000 euros.
Su estrategia será la siguiente: hace análisis técnico de su futura cartera de valores, y cuando lo tiene claro entra. Lanza un "cañonazo" de 100.000 euros en cada operación esperando que el precio suba si va largo, claro. Se protege con stops ajustadísimos que le impiden perder más de 100 ó 200 euros por operación. Si el valor responde a su análisis técnico y sube, cada 1% hacia arriba se traduce en 1000 euros de plusvalía. Ahora protegerá sus ganancias con un stop dinámico. Cuando lo crea oportuno o si salta el stop, se retira con los beneficios.
Ahora dispondrá de 100.000 euros más beneficios. En su siguiente operación reinvertirá todo ese dinero.
Se comporta así día tras día, durante meses y años. Lo más probable es que acabe ganando mucho dinero.
Si todo el mundo pensase esto, ¿quien trabajaría, quién se esforzaría en formarse, más allá de la propia satisfacción personal? El dinero ya no sería un problema.