Mentiras y adoctrinamiento masivo en Catalunya
En el colegio nos explicaban la historia de las cuatro barras, pintadas por el emperador franco con la sangre de Vilfredo el Velloso sobre un escudo o tela de color amarillo-dorado: así nació la Senyera. Los domingos por la mañana, bailaban sardanas en la plaza de la Iglesia y era una gozada ver juntos en un mismo círculo a abuelos y nietos cogidos de la mano.
En Navidad, hacíamos cagar el tió, y poníamos un caganer con barretina en el Belén. Así, disfrutábamos de una verdadera Navidad catalana como Dios manda.
En primavera, nos calzábamos las botas chirucas e íbamos al Pirineo, a disfrutar de nuestras montañas y cordilleras, de nuestra tierra.
Celebrábamos La Diada para no olvidar nuestra derrota como pueblo contra Felipe V y los españoles.
Somos un pueblo trabajador, con seny, diferente del resto. Tenemos La Caixa, el RACC, los Mossos d’Escuadra, y los Ferrocarriles Catalanes. ¿Qué más queremos? Pues volem, volem, volem… [canción-eslógan: “volem, volem, volem, volem la independència, volem, volem, volem, Països Catalans”: queremos la independencia, queremos Países Catalanes].
Pero la verdad no puede esconderse siempre. Te vas de Erasmus a Londres y descubres que existe vida más allá de nuestro pequeño planeta catalán. Que de trabajadores y con seny también hay en otras tierras. Que La Caixa no es tan importante en comparación con, por ejemplo, el Commercial Bank of China. Que sólo una ciudad como Shangai tiene 20 millones de personas (tres veces toda Cataluña).
Descubres la verdad: Que aquello de las cuatro barras de Guifé el Pilòs era sólo una leyenda, un mito, sin fundamento histórico: ni Guifé fue contemporáneo del rey franco, ni tampoco había uso de la heráldica en aquel siglo. Además, hasta la unión en Aragón, el emblema de los Condes de Barcelona fue la Cruz de Sant Jordi (la cruz roja de Gules sobre Plata).
Descubres que la sardana se la inventaron a finales del s. XIX. Fue un tal Pep Ventura, que tampoco se llamaba Pep sino José, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén, donde estaba destinado su padre, un oficial del ejército español de origen catalán (de Roses, Empurdà). Se la inventaron porque no podía ser que la jota de Lérida o del Campo de Tarragona fuera baile “nacional”. Y tampoco lo podía ser el baile denominado L’Espanyolet. Por esto se inventaron la sardana a a finales del s. XIX: para crear una identidad nacional inexistente hasta entonces. La sardana, otro mito.
Descubres que en 1714 no hubo ninguna guerra catalano-española, que Cataluña no sufrió ninguna derrota bélica. Fue una guerra entre dos candidatos a la Corona de España, vacante desde la muerte de Carlos II sin descendencia: un candidato de la dinastía de los Borbones (de Francia) y otro de la de los Austria (de tierras germánicas). En todos los territorios de la Corona de España hubo austracistas y borbónicos, por ejemplo, Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo lado que Barcelona. No fue en absoluto, como nos intentan vender, una guerra de secesión sino de sucesión: y ningún bando aspiró nunca a romper la unidad dinástica entre Castilla y Aragón, ni la separación de Cataluña. La Diada, otro mito.
Descubres que el caganer del Belén es una “tradición” que no se generaliza hasta el siglo XIX, como la sardana. Y el tió, otra milonga identitaria y absurda. La Navidad Catalana, otro mito.
Te das cuenta de que nos han tomado el pelo. No nos han educado sino adoctrinado. Que nos han alimentado sin darnos cuenta de una “ideología total”, que lo abarca todo: sirve de excusa para anteponer los derechos colectivos sobre los individuales y así pisotear los derechos de las personas, sirve de excusa para moldear la Historia al gusto de esa ideología, sirve de excusa para determinar qué está bien y qué está mal.
Te das cuenta de que nos han adoctrinado en mitos, leyendas, mentiras. Que han construido y falseado la realidad para fundamentar su ideología. En este blog intentaré, poco a poco, ir comentando estos mitos, y pido la ayuda y la colaboración de todos para ir descubriendo más mentiras. Así, podremos liberarnos de estos mitos y ser libres de verdad.