Dejando de lado lo ejemplar que pueda ser el dar ejemplo personal, lo importante de una propuesta o medida es que sea sólida, razonable y adecuada, no el salario mensual/anual que se lleve el que la propone.
¿Acaso una determinada medida es más o menos acertada o razonable según si el proponedor cobra más o menos de 5.000 €/mensuales?
Yo creo que no, que si bien hay todo un juego de incentivos subjetivos, la corrección del argumento es independiente de lo salarial. Una cosa es una cierta hipocresía personal (propongo tal cosa, a sabiendas que a mi en particular ni me afecta ni me afectará), y otra la solidez técnica de lo propuesto (como dice el aserto, lo diga Agamenón o su porquero).
Además, si la bondad de una propuesta dependiese del nivel salarial de su junta directiva, creo que la conferencia episcopal sería el organismo más acertado o aceptable.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!