Nos llegan más opiniones acerca de la situación de la banca italiana. Paul Gurzal, responsable de estrategias de crédito de La Française y Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM nos dan su punto de vista sobre el sector financiero italiano.
Paul Gurzal, La Française. La actual presión sobre Monte dei Paschi es preocupante, ya que Renzi está actualmente incapacitado para ayudar a recapitalizar el banco o rebajar la carga de sus créditos impagados (NPLs, por sus siglas en inglés) sin provocar un “rescate” en sus acciones y en su deuda subordinada. Un rescate de la deuda subordinada –incluso si se protege a los inversores minoristas- tendría un fuerte impacto negativo en todo el segmento de deuda subordinada del banco, que podría desestabilizar otros bancos TIER II, como B. Carige, Cr. Valtellinese o BP dell’Emilia Romagna, cuyos ratios de morosidad son también significativas.
Adrien Pichoud, SYZ AM. Los bancos italianos cuentan aún con grandes tasas de morosidad y están claramente subcapitalizados. Dado que el nuevo marco de la banca europea prohíbe la intervención directa del gobierno para rescatar a los bancos, no se ha encontrado aún una solución a una situación que empeoró por el shock del Brexit en los mercados financieros. El miedo a una crisis bancaria que se inicie en Italia es un fuerte viento en contra para la actividad económica.
Aunque pueda parecer preocupante, esta situación podría ser como un deja vu; si no fuera por el factor político. Y, desde ese punto de vista, la situación es muy diferente a la de los anteriores episodios de crisis de la zona euro: después de varios años de austeridad fiscal, elevado desempleo y un débil crecimiento, una parte creciente de la opinión pública ha desarrollado un resentimiento hacia los partidos políticos tradicionales y la sobreprotección percibida de los bancos. Las preocupaciones sobre la inmigración han aumentado alimentadaspor el resentimiento y el referéndum de Reino Unido establece un precedente para laposibilidad de una campaña anti-europea / anti- sistema que reúna una mayoría absoluta.
Con las elecciones que se celebrarán en todos los principales países de la zona euro en los próximos 15 meses, el riesgo de que los partidos anti-UE accedan al poder no debe ser pasada por alto e Italia se encuentra en primera línea. Su sector bancario está bajo una intensa presión, dentro de un contexto de crecimiento de por sí frágil. Bruselas está negando al gobierno italiano la posibilidad de ofrecer una solución rápida. El primer ministro Renzi ha prometido renunciar si la reforma del Senado es rechazada en el referéndum de octubre, lo que podría desencadenar nuevas elecciones. Y el movimiento 5-Star, a favor de un referéndum sobre la adhesión al euro, está ganando terreno en las encuestas. ¿Puede ser el cóctel más explosivo? A menos que la UE se las arregle para dar una respuesta convincente no sólo a las cuestiones financieras, sino también a las preocupaciones de la gente, las secuelas para la Europa continental del Brexit podrían escaparse de control. Y, a diferencia de episodios anteriores, este capítulo de la crisis no se cerrará con un acuerdo europeo a última hora de la noche o un truco de magia del BCE. Afortunadamente, los regímenes europeos son democracias. La gente tiene la última palabra en las elecciones. Y, como demuestra Reino Unido, en última instancia, la gente puede optar por un salto a lo desconocido.