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La libertad como guía de una inversión razonable
Entre los criterios que seguimos para seleccionar fondos de inversión están los clásicos y habituales de resultados históricos, alfa, beta, sharpe, volatilidad, desempeño y compromiso de los gestores, etc y otros no tan obvios, como son sintonía con megatendencias y libertad económica. Hablemos de éste último.
Se trata de un parámetro a analizar que podríamos definir como:
Cantidad y cualidad del intervencionismo regulatorio, es decir la intromisión política en el mercado de que se trate tal que distorsione el sistema de precios y que por ello desvirtúe la optimización de las inversiones generando señales falsas que conducirán inexorablemente a malos resultados.
Para ello hay que fijarse en dos vertientes: el país o zona geopolítica y el sector económico.
La composición política e institucional que garantice mínimamente la seguridad jurídica es esencial para hacer planes de inversión a largo plazo. Por ello hay que estar atentos a eso que los políticos llaman “sectores o empresas estratégicas”. Son buenos candidatos para huir de ellos. Banca y energía son dos ejemplos por donde más alegremente pululan los tentáculos del gobierno.
En cuanto a países podemos tener una primera guía en Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage (http://www.iberglobal.com/files/2019-1/economic_freedom_index_2019.pdf), donde aparecen clasificados 180 países de mayor a menor libertad en línea con los criterios que hemos dicho. No es la panacea como guía para el inversor dada su laxitud con el intervencionismo estatal en algunos temas, pero es una primera aproximación de partida sobre la que empezar a estudiar. Aquí reproducimos los 60 primeros.
Nosotros empleamos unos criterios más restrictivos y enfocados a la inversión con lo que la puntuación de nuestra cartera de 25 fondos ahora está en 64,04 sobre 100 pero es que cualquier cifra por encima de 50, en nuestro caso, ya es suficiente libertad tal y como está el mundo actual.
En cuanto a los sectores económicos menos intervenidos ahí si que hay que bucear en cada país y mirar la composición de las carteras de los fondos en los que pretendamos invertir y establecernos unos criterios que siempre serán estimativos pero nos aproximarán a descartar inversiones que presentan el riesgo semioculto de la acción sobrerregulatoria, especialmente hay que resguardarse de los espasmos esquizofrénicos de los políticos y sus adláteres, gremios de votantes incluidos, contra cualquier innovación que amenace el estatus de su poder. Lo que nos obliga a entrar en las innovaciones disruptivas en los primeros estadios y a salir de ellas cuando aparecen las fuerzas conservadoras totalizantes prestas a intervenir.
No pretendamos medir todas estas cuestiones con una regla, o con una ecuación. Nuestras puntuaciones son estimativas, pero las tenemos presentes para ir cruzando por estas arenas movedizas de la inversión.