El pasado mes de mayo, sin apenas hacer ruido y sin que la noticia acaparase grandes titulares, el Gobierno introdujo una pequeña pero muy relevante modificación en la ley de sociedades. La modificación -apenas una palabra del texto– facilita el cambio de domicilio social de las empresas dentro del territorio español sin necesidad que el mismo pase por la junta de accionistas. El cambio, justificado por el Gobierno para agilizar la toma de decisiones empresariales, se leyó desde el nacionalismo catalán como un intento de fomentar la "fuga" de sociedades de Cataluña, aunque se especula precisamente con que la modificación fue a petición de destacadas empresas catalanas.
Resulta difícil conocer qué impacto real ha tenido esta medida en el proceso de deslocalización de empresas, pero en cualquier caso el proceso de atracción que tiene la comunidad de Madrid a la hora de captar firmas del resto del país, principalmente de Cataluña, no se ha detenido.
Madrid, Andalucía y Valencia
Consideraciones políticas al margen, lo cierto es que la realidad de las cifras constata que sí se está produciendo un trasvase de empresas catalanas, principalmente a Madrid, pero también a otras comunidades autónomas o al extranjero. También se produce el proceso inverso, aunque en menor proporción. Los datos más actualizados, a fecha de 15 de noviembre, los ha recopilado Axesor, la agencia de "rating" española, que constata que en lo que va de 2015, 681 firmas salieron de Cataluña hacia el resto de España, 306 de las cuales hacia Madrid, 94 a Andalucía y 93 a Valencia. La facturación global de las citadas empresas (datos de 2014) es de 1.533 millones. En 2014, las empresas fugadas fueron 940, con una facturación global de 2.936 millones. En el proceso inverso, y durante 2015, Cataluña ha sido capaz de captar 388 empresas del resto de España (facturación de 986 millones), mientras que en 2014 fueron 526 (5.001 millones)
El proceso no es nuevo, y de hecho, según los datos de Axesor, desde 2008, 36.742 empresas han cambiado su domicilio en España, de las cuales Madrid ha sido el destino del 35,9% de ellas. Cataluña ha sido durante este periodo el lugar elegido por 4.308 empresas. En el mismo plazo de tiempo, unas 9.274 sociedades se han marchado de Madrid, lo que arroja para esta comunidad un saldo positivo de 3.747 firmas. En Cataluña se han marchado 6.405 empresas, lo que arroja un saldo negativo de 2.097 sociedades.
Alerta de las instituciones
Frente a estas cifras, la Generalitat asegura que el proceso no ha frenado inversiones, no ha provocado más deslocalizaciones que las habituales y que estas se producen también en otras regiones sin "proceso", incluso en mayor proporción. Por contra, otras voces sí alertan de que la política está lastrando ya la economía catalana.
La incertidumbre política en Cataluña y una fiscalidad más atractiva en Madrid explicarían un trasvase del que el muy influyente Círculo de Economía alertaba en una durísima nota emitida el pasado viernes.
La nota, que exigía a Artur Mas ceñirse a la legalidad o convocar nuevas elecciones, se producía un día después de conocerse que la cadena Derby Hotels trasladaba su sede social a Madrid pese a mantener la mayoría de sus establecimientos en Barcelona (nueve en la Ciudad Condal frente a dos en al capital española). La noticia ha causado un profundo impacto entre el empresariado catalán en tanto que el propietario de Derby, Jordi Clos, no es un personaje cualquiera sino alguien muy imbricado en la sociedad barcelonesa, tanto como mecenas como miembro del consejo de administración de Fira de Barcelona, entre otros cargos.
Aunque el impuesto de sociedades es el mismo en todo el territorio español, la capacidad autonómica para modificar el tramo autonómico del IRPF así como los impuestos de sucesiones y de patrimonio han llevado a Madrid a la parte más baja de los territorios con menor presión fiscal y Cataluña a la más alta. "La diferencia no es menor", señala a ABC el principal accionista de una firma radicada en Barcelona que, por cuestiones operativas, no contempla sin embargo dar el salto a la capital de España.
Coca-Cola y Suez
Por contra, otras, además de Derby Hotels, sí decidieron abandonar su territorio de origen en busca de un entorno más cómodo y con menos sobresaltos: aunque controlada por la catalana Cobega, la nueva unión de las embotelladoras españolas de Coca-Cola (Coca-Cola Iberian Partners), presidida por Sol Daurella, se estableció en Madrid. Del mismo modo, la sede española de Suez, la firma francesa que controla Aguas de Barcelona (Agbar) ha decidido saltar de la capital catalana a Madrid, lo mismo que ha hecho Vall Companys, el gigante del sector porcino.
Anteriormente lo hizo la alimentaria Mondélez y la multinacional farmacéutica Grifols, por su parte, ha trasladado parte de su actividad a Irlanda buscando mejor fiscalidad.
Todas las firmas citadas no han querido relacionar en ningún caso esta decisión con el momento político, pero sí han coincidido cronológicamente con el mismo.