Desde su lanzamiento en 2008 en Estados Unidos y en 2015 en España, los gestores automatizados (robo advisors en su desafortunada nomenclatura anglosajona – cómo evitar que nos venga a la memoria el famoso Mitsubishi Pajero, que en España fue rebautizado como Montero) han demostrado su valor como creadores de rentabilidad para los inversores.
En este tiempo hemos ocupado páginas y más páginas de la prensa salmón e incluso saltado de manera más o menos afortunada a medios generalistas, para resaltar las partes positivas de la gestión automatizada: personalización, diversificación, bajos costes, acceso a fondos de gestoras lideres… y en ocasiones para alarmar a los potenciales inversores: la desaparición de la relación humana, el potencial efecto multiplicador en los mercados de la gestión pasiva, etc.
Obviamente, el acceso del inversor medio a un modelo de inversión que antes solo estaba al alcance de los clientes de banca privada es una pequeña “revolución”, con una enorme importancia en términos de mejora de oferta, de inclusión financiera y sobre todo, de retornos para unas inversiones que en España, estaban ofreciendo muy pobres resultados, en términos absolutos y comparativos con otros países. Sin embargo, en pocas ocasiones se ha tratado una de las principales palancas de creación de valor de este modelo, que es evitar una muy generalizada forma de actuar en los mercados financieros, en formato casino o market timing, un fenómeno que paradójicamente también ha acelerado Internet y que es probablemente uno de los mayores destructores de riqueza financiera para el mediano y pequeño inversor.
Obviamente, no pretendemos resucitar ahora los Ciclos de Kondratieff (interesante reflexión teórica analizar, en todo caso, en que estación del año del ciclo estaríamos ahora), pero si señalar que los diferentes mercados financieros y su binomio volatilidad / rentabilidad, cuando se miran con perspectiva de medio y largo plazo, responden de manera muy fiable a su situación estructural y que, normalmente, se comportan según lo esperado. Esto es, los mercados son eficientes.
Cualquier inversor veterano sabe que los mensajes alarmistas de volatilidad, incertidumbre… llevan “desde siempre” en los mercados y que persiguen en la mayor parte de los casos provocar un efecto miedo, para hacernos “huir” como conejos, y llevarnos a operar de manera continuada en los mercados, en beneficio de otros y nunca en el nuestro. Las grandes macrotendencias, como el envejecimiento de la población y la globalización, impactan en ciclos temporales muy largos y lo normal, en términos coloquiales y estadísticos, es que en nuestra vida no veamos más allá de dos grandes entornos. La digitalización e Internet, que si podemos señalar como un cambio de paradigma, son un invento que lleva entre nosotros desde hace más de cuarenta años y solo empezaron a desplegar todos sus efectos en los últimos 20.
En Finanbest estamos demostrando que la vista de águila, aguda, vigilante y de amplio recorrido, esto es, el seguimiento estricto de un modelo de inversión bien construido es la forma más eficiente de obtener una buena rentabilidad para el medio y largo plazo. Hace ya 5 años que comunicamos públicamente que un modelo como éste debía permitir superar anualmente por al menos un 3% a la media de los fondos de inversión vendidos en España y nuestra predicción se ha cumplido año tras año, en mercados alcistas y bajistas.
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