Pero como suele ocurrir con todo en la vida, eso no sería para siempre. Así, el pasado 15 de junio sería un día histórico para la economía mundial y los mercados. La Reserva Federal (Fed) aprobó un alza en los tipos de interés de 75 puntos básicos. La decisión fue trascendental por dos motivos: el primero, porque era la mayor desde 1994. El segundo, porque fue la prueba definitiva de que la era del dinero gratis había acabado.
¿Qué implica la agresiva subida de tipos de Estados Unidos?
Y así, casi de la noche a la mañana, la eterna pregunta de inversores y ahorradores volvía a tener sentido. Al fin y al cabo, a medida que la Fed sube los tipos de interés, pone un mayor precio a sus dólares, se produce un efecto cascada en el resto del mundo. La razón es que a medida que la moneda estadounidense tiene mayor precio, el resto de las divisas del mundo se deprecian, porque el resto de bancos centrales del mundo se ven obligados también a subir los tipos.
Aunque es todavía peor, ya que no solo se ha producido una subida, la de junio, sino que en los meses siguientes ha habido más, lo que ha presionado más a los banqueros centrales. Así, por ejemplo, hasta 33 de los 38 bancos centrales más importantes han subido los tipos de interés en los últimos meses. En Europa, sin ir más lejos, el Banco Central Europeo (BCE) los ha incrementado en dos ocasiones.
Las consecuencias de esa secuencia de acciones son bastante visibles: en primer lugar, el coste del endeudamiento y de los créditos, se ha disparado. En segundo lugar, los bancos han empezado a remunerar, aunque de manera tímida, los depósitos de los ahorradores. Por último, los mercados de renta variable y bonos han caído con fuerza. Por ello, eso de que el eterno dilema acerca de ¿ahorrar o invertir mi dinero? Ha vuelto con fuerza.
¿Ahorrar o invertir mi dinero?
Pero en realidad ese dilema viene viciado. En especial, porque los mercados están revueltos (por el miedo a la inflación y a una posible recesión), lo que les convierte en un territorio peligroso en el que colocar las inversiones. Aunque nada más lejos de la realidad.
De hecho, en esa disyuntiva el ahorro, entendido como dinero apartado en una cuenta corriente o un depósito durante años (en el largo plazo), siempre es la opción menos atractiva, por varias razones.
La rentabilidad de la renta variable a largo plazo es imbatible
Para cualquier inversor avezado, esto es, que no se deja amedrentar por las caídas, la pregunta nunca es si invertir o no (o donde invertir mi dinero), sino cuánto tiempo debería conservar una inversión para asegurarse ganancias; la razón es la increíble rentabilidad que ofrece.
Así, los datos hechos públicos por el premio Nobel de Economía Robert Shiller, que abarcan desde 1870 hasta la actualidad, demuestran que la rentabilidad anual media ha sido del 8,4%. Eso implica que una inversión de 1.000 dólares en 1949 ahora equivaldría a 143.000 dólares. Mientras, los depósitos apenas llegan a ofrecer un 2% o 3% a cambio de dejar el dinero inmovilizado cerca de diez años.
Los mercados bajistas, el mejor momento para invertir
Los datos son concluyentes, pero se pueden matizar. Y es que si a esas cifras le añadimos que durante los mercados bajistas incrementamos la inversión los rendimientos pueden ser mucho mayores. Al fin y al cabo, se pueden encontrar activos a precios mucho más baratos.
Por ello, hay un viejo dicho en bolsa que dice lo siguiente: cuando el mercado sube aporta dinero, pero cuando el mercado cae invierte el doble.
La importancia de invertir periódicamente
Además, como inversores podemos beneficiarnos de lo que Albert Einstein llamó la octava maravilla del mundo: el interés compuesto. Tomemos un ejemplo para verlo más claro. Si decidimos invertir 10.000 euros y le asumimos una rentabilidad del 5% anual, cerca a la del mercado descontado, algunos puntos por pago de comisiones, durante 15 años. Entonces:
- Con una inversión de 10.000 euros al inicio, acumularíamos 20.789 euros al final de los 15 años.
- Combinando esa inversión inicial (10.000 euros) con una aportación de 250 euros mensuales, acumularíamos el máximo de 87.265 euros.
Plataformas como inbestMe te ayudan a maximizar tus inversiones
Por último, hay una ventaja más que apuntar al bando de la inversión: la proliferación de plataformas de inversión con comisiones reducidas y una amplia gama de productos. Una de ellas, es la de inbestMe que reúne algunos de los mejores fondos indexados o ETFs, fondos cotizados, a precios realmente bajos.
Así, por ejemplo, para esa inversión inicial de 10.000 euros de la que hablaba anteriormente, la plataforma cuenta con algunos paquetes especiales (como los que puede ver en su cartera de ETFs) con una de las comisiones más bajas del sector y muchos productos atractivos: uno de ellos es el ETF iShares China CNY Bond en dólares que renta más de un 8% anualizado a tres años. Otro es el fondo Vanguard SRI European Stock Fund que renta hasta un 6,2% anualizado en los últimos 10 años.
En definitiva, la inversión siempre es la decisión correcta cuando uno piensa en el largo plazo; y esas decisiones son incluso mejores en momentos como este. Por ello, si quieres empezar a hacer crecer tu dinero, pásate por inbestMe y empieza a invertir a muy bajo coste.