Buenos tiempos para las hipotecas de interes variable. ¿Hasta cuando?
El sentido común no es siempre el más común entre los sentidos, pero suponiendo que sí lo fuera, se podría llegar a la conclusión de que cuando un ciudadano se involucra en la contratación de una hipoteca, teniendo en cuenta que tendrá que vivir con ella por unos treinta años, analizará minuciosamente todos los detalles de la operación.
Siguiendo con la suposición, habría que analizar cuál es el aspecto más importante a la hora de adquirir una hipoteca. El plazo, las mensualidades, los gastos, el tipo de interés,… Y la mejor forma de decidirse por ese aspecto que marca la diferencia entre unas hipotecas y otras es comprobar en qué se basan las campañas promocionales de las entidades de crédito.
La respuesta parece entonces clara: El aspecto más importante de una hipoteca es el tipo de interés. Y aceptando que el interés marca la decisión de los ciudadanos, una segunda pregunta surge en la mente de los aspirantes a obtener una hipoteca, ¿interés fijo o interés variable?, ¿hipoteca de interés fijo o hipoteca de interés variable?
Viviendo en la España del Euro, con unos tipos de interés a mínimos históricos, la hipoteca de interés variable se presenta (al menos por el momento) como la más ventajosa para el contratante. Pero, ¿en qué consiste exactamente una hipoteca de interés variable?
En este tipo de hipotecas, se fija un tipo de interés inicial, generalmente promocional, y un plazo para la revisión del mismo. Ese plazo se cumple, de manera habitual, a los doce meses.
Finalizado ese plazo inicial, se fija un tipo base de referencia (por ejemplo, el Euribor ), un diferencial a añadir a ese interés referencial y un plazo para la revisión del índice de referencia, que viene a ser seis meses o un año. De ese modo, los cambios experimentados por el índice de referencia acaban reflejándose directamente en nuestra hipoteca.
Así, por ejemplo, si resulta que al hacer la revisión el índice Euribor hubiera bajado algún punto, el tipo de interés a aplicar en la hipoteca se vería reducido también. De la misma forma, si ese índice hubiera subido algún punto, el tipo de interés de la hipoteca reflejaría ese incremento.
Una de las ventajas pocas veces mencionada de las hipotecas de interés variable es que la comisión por cancelación, ya sea parcial o total, rara vez supera el uno por ciento del importe cancelado, lo que abarata, a través de una vía alternativa y menos conocida, la hipoteca.
Desde un punto de vista más crítico, se podría decir que los tipos de interés de la zona Euro han llegado a un mínimo absoluto, y que la posibilidad de un mayor decremento parece muy improbable.