Corinna zu Sayn-Wittgenstein -Corinna Larsen de soltera-, de 46 años, dos veces divorciada y madre de dos hijos, adquirió el título de princesa tras su matrimonio en 2000 con el príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein Berleburg, del que se separó en 2005.
Volcada a sus negocios, impulsora de campañas solidarias, con una intensa vida social y muy aficionada a la vela y la caza -dos pasiones que comparte con Juan Carlos I de Borgón-, la princesa Corinna, pasa largas temporadas en España, y ha sido vinculada sentimentalmente con el Rey de forma reiterada en los últimos años.
José L. Lobo, en El Confidencial madrileño:
"La princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga del Rey, organiza cacerías en África para nobles y multimillonarios a través de la empresa Boss&Company Sporting Agency, de la que llegó a ser consejera delegada, y que ofrece "únicamente los mejores disparos", según asegura la propia firma, creada en el año 2000 por uno de los principales fabricantes de armas de fuego del Reino Unido.
Don Juan Carlos, que fue operado de la cadera en la madrugada del sábado en el hospital San José de Madrid tras sufrir una caída el día anterior en Botsuana, viajó el pasado lunes a esa república centroafricana para participar en una cacería de elefantes. Según diversas fuentes consultadas por El Confidencial, la princesa Sayn-Wittgenstein y varios empresarios españoles acompañaron al monarca a Botsuana en un jet privado.
Sayn-Wittgenstein, que pasa largas temporadas en España, ha sido vinculada sentimentalmente con el Rey de forma reiterada en los últimos años.
La princesa, de 46 años, divorciada y madre de dos hijos, es una gran aficionada a la caza y la vela, dos pasiones que comparte con Don Juan Carlos. También ha actuado como "representante" del monarca ante el príncipe Alwaleed bin Talal, que posee una de las mayores fortunas de Arabia Saudí y ocupa el puesto 29 en la lista Forbes de los personajes más ricos del mundo.
Boss&Company Sporting Agency se encarga de todas las gestiones necesarias para que sus acaudalados clientes disfruten de safaris y cacerías en el continente africano y cualquier otro rincón del mundo.
La firma británica impulsada por la princesa Sayn-Wittgenstein se compromete a "satisfacer todas las necesidades", desde el transporte en vuelos charter o comerciales al alquiler de rifles, pasando por la munición, las licencias de caza, los permisos en el país de destino, el alojamiento y la manutención.
Un portavoz oficial de la Casa del Rey señaló ayer a este periódico que Don Juan Carlos se trasladó a Botsuana el pasado domingo con "un grupo de acompañantes", pero rehusó revelar su identidad con el argumento de que se trataba de un "viaje privado" del monarca.
El mismo portavoz aseguró que la cacería fue "una invitación" al jefe del Estado que "no ha tenido coste alguno", pero tampoco desveló de quién partió esa invitación. Durante su estancia en África, el Rey estuvo siempre acompañado por un médico de su equipo habitual y tres escoltas de su dispositivo de seguridad, todos ellos pagados con fondos públicos.
El pasado viernes, cuando la Reina aterrizó en Atenas para reunirse con su hermano Constantino, el monarca ya se había fracturado la cadera en el campamento de caza de Botsuana.
Doña Sofía recibió la noticia en la capital griega, pero decidió seguir adelante con sus planes y no regresará a Madrid hasta mañana lunes.
La Reina, que no siente el menor apego por las cacerías, ha viajado a su país de origen para celebrar la Pascua ortodoxa.
El accidente del Rey también le ha impedido a éste visitar a su nieto Felipe Juan Froilán en el hospital de Madrid donde se recupera de las heridas sufridas en un pie tras disparársele una escopeta mientras cazaba en Soria. Cuando el primogénito de la infanta Elena de Borbón fue intervenido quirúrgicamente en la clínica Quirón de la capital, el pasado lunes, Don Juan Carlos ya estaba de safari en Botsuana."
Otras consecuencias tiene el asunto. José Antonio Zarzalejos, desde Madrid:
"El Rey ha hecho que el vaso de muchas paciencias haya rebosado. La opinión pública -y publicada- recibió ayer con perplejidad la noticia de que Don Juan Carlos había sido operado en la Clínica San José de Madrid durante la madrugada del sábado de una fractura múltiple de cadera a consecuencia de una caída en Botsuana (África central) mientras participaba en una cacería de elefantes.
Se desvelaba así la razón por la que el Jefe del Estado no había aparecido en público desde el pasado domingo de Resurrección, ni siquiera para visitar a su nieto mayor, Felipe Juan Froilán, primer hijo de la infanta Elena, ingresado en la clínica Quirón de la capital tras propinarse accidentalmente un disparo en el pie cuando pasaba en Soria sus vacaciones de Semana Santa con su padre, Jaime de Marichalar.
El entorno del Rey había lanzado la especie de que estaba “muy afectado” por el accidente que le evocaba el que protagonizó él mismo y que acabó accidentalmente con la vida de su hermano, el infante Don Alfonso en Estoril en 1956. La realidad era muy otra: el Jefe del Estado -al parecer, invitado- se había trasladado a Botsuana, país al que se desplazó también en 2005, para practicar la caza mayor -de elefantes- ocultando el viaje bajo el eufemismo de su “carácter privado”.
El desplazamiento del Rey al país africano -en el que España no tiene representación diplomática y con un sistema de comunicaciones precario- se producía después de que el 3 de abril viajase a Kuwait para “impulsar las relaciones políticas y económicas con aquel país”, sin que tampoco este desplazamiento constase en su agenda oficial ni se diese noticia previa del mismo.
Lo más llamativo es que el Don Juan Carlos viajó al pequeño Estado árabe sin la compañía de un ministro de jornada, como manda no sólo la tradición, sino como también exige el refrendo -a efectos de cualquier tipo de responsabilidad- de los actos y palabras del Jefe del Estado según el artículo 64 de la Constitución.
La agenda del Rey tampoco fue desvelada por su Casa para saber con exactitud cuántos días de la Semana Santa pasó Don Juan Carlos en Palma de Mallorca. Según entornos próximos al monarca, el Rey parece sumamente renuente a dar conocimiento de sus actividades. Así sucedió cuando, a petición suya, se reunió en la sede de Telefónica el pasado 20 de marzo, con dieciséis de los diecisiete miembros del Consejo Empresarial de la Competitividad, que agrupa a los principales dirigentes de las grandes compañías españolas.
El almuerzo se conoció por una filtración a El País y El Mundo que publicaron el domingo 25 de marzo en primera página una fotografía del acto a cinco columnas. A lo largo de la mañana de ese día, y ante el revuelo causado por la inédita exclusiva, la Casa del Rey -que asumió el error de considerar privado el encuentro pero que negó la autoría de la filtración- distribuyó a través de la agencia EFE las imágenes del monarca y los empresarios pero ya pasadas las 11 horas de la mañana.
Estos comportamientos del monarca se producen, además, después de la exclusión de la Casa del Rey -y por lo tanto, de las actividades del Jefe del Estado- del anteproyecto de Ley de Transparencia que aprobó el Consejo de Ministros el pasado mes de marzo. (...)".
El ya mencionado José L. Lobo también arrojó otra 'bomba' entre el Rey y la tal Corinna:
"La princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amiga del Rey, negoció al menos en una ocasión en nombre de Don Juan Carlos ante el príncipe saudí Alwaleed bin Talal Alsaud, que posee una de las mayores fortunas de su país y ocupa el puesto 29 en la lista Forbes de los personajes más ricos del mundo.
El multimillonario es sobrino del rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdelaziz, y conoce desde hace más de un lustro al monarca español. El pasado domingo, precisamente, Don Juan Carlos le envió una carta de felicitación tras el archivo en la Audiencia de Palma de una denuncia por violación presentada contra él en Ibiza por una joven modelo en el verano de 2008.
El príncipe Alwaleed bin Talal, presidente de Kingdom Holding Company, un gigantesco conglomerado empresarial con inversiones en bancos, hoteles, compañías informáticas y medios de comunicación, recibió en 2007 a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein en su cuartel general de Riad, la capital de Arabia Saudí, en su calidad de "representante de Su Majestad el Rey Juan Carlos de España".
El Rey y el príncipe saudí Alwaleed bin Talal.Así lo reconoce la propia Kingdom Holding Company en una nota oficial emitida en 2010 con motivo del primer encuentro que Bin Talal y el embajador español en Arabia Saudí, Pablo Bravo, celebraron en Riad. El comunicado recuerda que tres años antes, en 2007, el presidente de la compañía se reunió con Sayn-Wittgenstein, "representante" del Rey, en su oficina de la capital saudí, y posteriormente "ofreció un almuerzo en honor de su invitada". (...)".
Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Patrick Mavros, Juan Carlos I de Borbón y Alexander Mavros.
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Aqui todo es gatis los tres escoltas, el medico, su compañera sentimental Corina etc. gratis para el Monarca claro, vayase Ud ya Sr. Borbon y con su gran fortuna haga lo que quiera pero lejos de la institucion a la que deshonra.