Iridio
07/04/10 04:57
Ha comentado en el artículo Por sus defectos los conoceréis
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Sr. Llinares:
Le felicito por el comentario y me adhiero a su pensamiento de quien nos dirige es una pequeña minoría a la que no le place su inclusión en la lista de Forbes. A dichos personajes, como otrora ya comentamos, no les interesa tanto el dinero como el control social revestido de tintes mesiánicos y la limitación del conocimiento de lo que realmente acaece a unos pocos.
No obstante, me gustaría incidir sobre dos puntos de su post:
- Madoff es un timador en toda regla que utilizando el sistema de Ponzi supo granjearse la confianza de unos clientes forrados y ávidos por obtener altas rentabilidades y que VOLUNTARIAMENTE depositaron en él su confianza y su capital.
El sistema de prestaciones de la Seguridad Social se rige por el mismo sistema de Ponzi, por el que los nuevos cotizantes han de asumir el pago de prestaciones para los que actualmente son pensionistas...sin ninguna garantía de que sus aportaciones tendrán contraprestación pecuniaria acorde con la aportación actual en términos de preservación del capital aportado.
La enorme diferencia es que el pago es COERCITIVO y afecta a TODO el espectro social, incluso a los pobres y/o a los inframileuristas. Luego Madoff fue un timador con clase que propició unos estragos financieros afectaron a una minoría habitualmente pudiente.
Los ministros de los distintos Gobiernos de España, lo que son es una pléyade de vulgares choricillos aprovechados, que por el mero hecho de haber sido investidos como tales, aunque sólo ejerzan su cargo durante un día, gozarán de la máxima pensión de la Seguridad Social cuando se jubilen.
Cuando el dinero no es propio se pueden hacer dichos desmanes, o vivir a cuerpo de rey como el judío Madoff , o brindar unas prestaciones sociales desmedidas a gran parte de la población que nunca cotizó equiparablemente a lo que actualmente recibe -pensiones infladas por el cargo, prejubilaciones, pensiones no contributivas, o sin más, pensiones ordinarias que reciben una contraprestación muy superior a lo aportado-, a costa de hipotecar obscenamente el porvenir de las futuras generaciones, para que así los políticos de turno puedan optar a ser reelegidos aunque no les importe la deuda futura del Estado.
- El timo de la estampita sigue vigente y todos somos víctimas de él, independientemente de la honestidad de los sujetos.
En el pasado lo protagonizaron Lina Morgan y sus compinches en una película de aquellas que se proyectaban en Cine de Barrio.
Ahora se hace de forma harto más sofisticada y con luz y taquígrafos ante una población idiotizada que no reacciona ante el timo económico más grande en la historia de la humanidad. Hoy en día se hace desde los Bancos Centrales, emitir el papel -o los bits- a discreción y prestárselo a un tipo de interés ridículamente bajo a quienes a ellos les dé la real gana.
Cuando ustedes cambian euros por dólares para contratar sus derivados financieros o comprar acciones cotizadas en dicha divisa, han de saber que el sistema de Bancos Centrales de la Reserva Federal (FED) nunca ha sido auditada...luego, ¿qué garantía puede brindar una divisa emitida por una entidad privada como la FED que no está obligada a mostrar su contabilidad desde su fundación en 1913?
Cuando el BCE realiza créditos extraordinarios a la banca europea para que tapen sus pufos y este capital no llegue al público en general es un despropósito obsceno que a la larga puede incrementar enormemente la masa monetaria y generar altas inflaciones, con el evidente desplazamiento de la riqueza desde las clases medias hacia las elites financieras.
Y lo curioso es que todavía haya gente en Occidente que se sorprenda que los magnates árabes y rusos, y los Bancos centrales de India y China se vayan deshaciendo paulatinamente de los dólares y estén acumulando de forma física una reliquia bárbara como el oro, mientras ellos tienen estampitas de papel a plazo fijo que generan intereses, pero pocos son conocedores de que mientras la producción mundial de oro ha llegado a su pico con tendencia ligeramente decreciente pese a las ingentes inversiones, la emisión de dinero y deuda pública de los estados a nivel mundial sigue creciendo de forma exponencial.