Muy de acuerdo. No siempre pueden cambiar las cosas. Añadiría que aunque cambien pueden ser más rápidas, pero también más lentas de lo que esperamos.Sobre el pronóstico de la oficina sin papeles que data de los tiempos de Edison y que tardó más tiempo de lo previsto:...algunos dicen que los días del papel están contados y que el ordenador precipitará la era de las «oficinas sin papeles». El problema es que la oficina sin papeles se viene augurando desde los tiempos de Thomas Edison, a finales del siglo XIX. ¿Recordamos aquellos cilindros de cera, la tecnología que permitió la aparición de la música grabada y dio pie a una era de gran desigualdad en los ingresos de los músicos? Edison pensaba que se utilizarían para sustituir el papel: los informes ya no se escribirían, sino que se grabarían en estos cilindros. Ni siquiera Edison tenía razón en todo y, en lo que respecta a la muerte del papel, el tiempo ha demostrado que muchos otros pronosticadores estaban equivocados. La idea de la oficina sin papel empezó a arraigar de verdad cuando aparecieron los ordenadores, en la década de 1970, y se repitió en los apasionantes informes de los futurólogos durante el siguiente cuarto de siglo. Mientras tanto, las ventas de papel siguieron aumentando sin descanso: sí, los ordenadores facilitaban la distribución de documentos sin usar papel, pero las impresoras también propiciaron que los receptores los imprimieran de todas maneras. Las fotocopiadoras, las máquinas de fax y las impresoras han seguido empleando suficiente papel de oficina para cubrir todo el Reino Unido cada cinco años. Después de un tiempo, la idea de la oficina sin papel ha dejado de ser una predicción para convertirse más bien en una broma. Tal vez ahora por fin estén cambiando las cosas: en 2013, el mundo llegó al punto culminante en la producción de papel, y a partir de ahí el consumo ha empezado a declinar. Muchos de nosotros seguimos prefiriendo el tacto de un libro o de un diario físico a tener que pulsar una pantalla, pero el coste de la distribución digital es tan bajo que nos decantamos por la opción más barata. Al final, lo digital le está haciendo al papel lo que el papel le hizo al pergamino con ayuda de la imprenta de Gutenberg: no lo está superando por la calidad, sino por el precio. Puede que el papel esté en declive, pero es difícil imaginar que vaya a desaparecer, de la misma forma que es difícil imaginar que vaya a desaparecer la rueda. Sobrevivirán no solo en las estanterías de los supermercados o en los lavabos, sino también en las oficinas. Las viejas tecnologías tienen la costumbre de ser duraderas: seguimos utilizando lápices y velas, y en el mundo se siguen produciendo más bicicletas que coches...Harford, Tim. Cincuenta innovaciones que han cambiado el mundo (Spanish Edition) (pp. 276-277). Penguin Random House Grupo Editorial España. Edición de Kindle.