Internet es un arma de doble filo, que las compañías utilizan en su propio beneficio, y me explico:
¿Por qué las compañías ceden o renuncian a parte de sus beneficios, sacando productos de consumo generalizado y masificado (Autos y Hogar sobre todo) por canales libres de intermediarios, a los que el cliente accede por propia iniciativa y riesgo?. Simplemente, porque les trae cuenta y ganan dinero con ello.
Pero no lo ganan ahorrándose la comisión del Mediador, ni hablar de eso; lo ganan ofreciendo productos sesgados en coberturas y atención al cliente.
Las compañías ya saben que el cliente no va a leer el condicionado, y si lo hace raramente lo va a entender, debido a la ambigüedad de la forma en que está redactado.
Ya saben que en caso de siniestro grave el cliente se va a ver desorientado, desbordado e incapaz de contactar con la compañía, salvo por el teléfono o burofax (que recuerdo que es el único medio con garantías legales de envío y entrega de una comunicación), y ahí es donde la compañía tiene la de ganar, porque si algo le sobrea es TIEMPO Y PACIENCIA; total, ya han cobrado.
Conocen perfectamente el perfil del cliente que contrata este tipo de seguros y juega a lo mismo que él, a decir sólo parte de la verdad y a contratar la póliza sí o sí.
Es el cliente el que introduce los datos, el que hace la póliza siguiendo su propio criterio y conocimiento, muchas de las veces inconscientemente equivocado, con una compañía que no conoce y de la que no tiene ni idea de sus normas de contratación, y eso a la postre puede resultar nefasto y un grave problema, que la compañía utiliza en su propio beneficio para desestimar y no dar cobertura al siniestro.
Cuentan con sistemas informáticos y telefónicos centralizados, que operan casi las 24 horas dando al cliente lo que busca: precio, precio y precio, quitando cobertura tras cobertura, añadiendo exclusión tras exclusión, hasta conseguir igualar la oferta o incluso bajarla, todo ello con el único objetivo de ganar un ASEGURADO MÁS, que no cliente.
Todos estos aspectos y alguno más, hacen que las compañías vean en internet una herramienta extraordinaria para captar a todos aquellos INCAUTOS indecisos que pululan de flor en flor, esperando encontrar el chollo del siglo, sin pedir nada a cambio, salvo precio, precio y precio. Pues bien, al final, precio tienen, pero nada más.