Aporto un granito de arena al post de cabecera de Petersen a través de las siguientes ideas.
:: Aspectos religisos y otras costumbres. Siempre viene bien, para evitar peleas familiares entre conyuge viudo y suegros, dejar clara la última voluntad del finado respecto a los ritos funerarios. En los testamentos de hace 100 y 400 años, el testador indicaba en qué parroquia quería ser enterrado, vestido con determinado hábito, y dejaba cierta cantidad para misas y responsos. ¿Queremos ser enterrados o incinerados? ¿En cementerios católicos o civiles? Son muchos los que estamos casados y son nuestros padres quienes pagan los seguros de decesos. Dejar clara nuestra voluntad en este caso evita peleas con cuerpo presente incluido.
:: Aspectos tecnológicos. ¿A cuántas cuentas de correo y servicios electrónicos en internet estamos suscritos? ¿Deberían conocer nuestros herederos las contraseñas en caso de nuestra inesperada marcha al más allá? ¿Es útil? Si nos paramos un rato, veremos la cantidad de páginas a las que estamos apuntados: Facebook, twiter, banca electrónica, correo, páginas web, discos duros virtuales....
:: Aspectos genealógicos. Quizás merece la pena pillar un rato con nuestros ascendentes (padres, abuelos, tíos...) y trazar un árbol genealógico. Al menos de un par de generaciones hacia atrás en el tiempo, que incluya nuestros padres, abuelos, bisabuelos, hermanos, primos, primos segundos, tíos carnales.... Puede parecer una tontería, pero si alguno de nuestros herederos se tropieza con algunos nombres o apellidos desconocidos en escrituras de propiedad (por ser copropietarios o por los linderos del campo o la vivienda), el tener a mano ese árbol siempre le vendrá bien. Así, si heredamos un campo tal vez averigüemos enseguida leyendo la escritura de propiedad que los dueños de los campos colindantes son familiares nuestros. Lo cual viene bien saberlo para posibles compra/ventas o interminables disputas. Además, aunque es algo muy estadounidense, nunca viene mal saber de dónde venimos ya que no sabemos realmente dónde iremos a parar.
Perdón por el tostón.
Saludos!