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Por qué la decisión de Bankia no será suficiente

Permitidme que en esta ocasión os haga llegar una reflexión de un amigo que comparto totalmente… en este caso y aun siendo un representante de un partido político, pequeñito pero que defiende cosas que otros grandes ya no defienden, creo que merece la pena que le echéis un vistazo y, si os parece adecuado, lo hagáis seguir entre vuestros conocidos. Os paso directamente con su reflexión. Por supuesto, no veáis en sus referencias al partido VOX una indicación de que les votéis… no es ésa la intención del artículo, sino simplemente dar cauce a unas reflexiones que en ningún medio les han aceptado publicar. Yo les cedo gustoso mi espacio porque, entre otras cosas y como ya he dicho, coincido plenamente con este planteamiento.
 
Seguramente muchos españoles hayan recibido con alegría- más bien alivio- la decisión de Bankia de devolver íntegramente, junto con un interés del 1% anual, el importe que los inversores minoristas hubieran comprado en las acciones de Bankia en el momento de su salida a bolsa. 
 
Partiendo de la base de que la decisión corresponde a una entidad privada libremente tomada- podrían haber intentado luchar judicialmente por lo contrario- VOX, como partido que defiende el libremercado y la menor intromisión posible en las decisiones de los ciudadanos y empresas (siempre que se ajusten a las normas legales que han de fomentar el bien común y el juego limpio para todos) no tenemos que decir nada al respecto de dicha decisión.
 
Entiéndanme los lectores: estamos de acuerdo con dicha decisión, nos parece correcta y justa; sobre lo que no tenemos nada que decir es respecto a si la entidad debe o no tomar esa decisión u otra… ahí está el respeto a la libertad de empresa y a la libertad de acertar o equivocarse de las entidades y ciudadanos; les corresponde a ellos.

 
Sin embargo, sí pensamos que la decisión de Bankia no será suficiente si de lo que se trata es de evitar o minimizar los escándalos financieros en el futuro. Y ahí, creo que VOX sí tiene algo que aportar y en las próximas líneas intentaré explicar lo que proponemos a los españoles en general. Para ello, citaré a un inversor leonés que a través de sus cartas a sus inversores como a través de diferentes artículos ha mantenido esta misma postura desde hace tiempo. 
 
La cuestión principal para evitar nuevos escándalos (mejor dicho, para minimizarlos ya que es imposible que no haya errores o delitos pero al menos hay que dar los pasos necesarios para que éstos sean los menos posible y que los que surjan sufran todo el peso de la ley… sin distinción) es conocer cuál es el engranaje que subyace a estos escándalos financieros que hemos visto en los últimos años. El principal, a nuestro modo de ver, es el conflicto de intereses entre las entidades y sus clientes, principalmente minoristas, y que se muestra claramente en el sistema de retribución de los asesores financieros, empleados o banqueros privados. Expliquémoslo con algo más de detalle.
 
En líneas generales, las entidades financieras retribuyen a sus empleados con una parte fija y otra parte variable. Dicha parte variable, en lo relativo a aquellos empleados que atienden a los clientes como asesores financieros, empleados de banca personal o banqueros privados, suele establecerse en base a diferentes parámetros y en determinados casos puede llegar a suponer una parte mucho más sustancial que la retribución fija. Esta parte variable- el bonus, aunque éste puede constar de otros aspectos añadidos dependiendo de objetivos a más largo plazo- suele tener diferentes componentes, por ejemplo: por captación de clientes o unidades familiares, por consecución de las campañas que marca la entidad, por ingresos generados por ese cliente para la entidad, por vinculación con la entidad, etc. Aunque puede haber baremos diferentes de esos objetivos, los principales suelen ser los tres últimos: campañas, ingresos y vinculación.
 
La vinculación supone no lo contento y feliz que un cliente está con su entidad, sino más bien cuán “amarrado” está con la misma en relación al número de productos que puede tener con ésta, a la dificultad de salirse de la entidad en un determinado periodo, etc… dicho de otra forma, cuanto más “vinculado” esté con una entidad, más puntos a favor del asesor financiero para alcanzar sus objetivos.
 
Los objetivos de ingresos y campañas suelen ir muy de la mano. Teniendo en cuenta que los productos que se lanzan en campaña suelen ser productos que generan, por regla general, muchos ingresos para la entidad- piensen en los fondos garantizados o los productos estructurados o las carteras gestionadas de acciones o de fondos- son productos que “vienen” muy bien para alcanzar los objetivos de ingresos que la entidad marca a cada asesor o banquero privado.
 
Tenga en cuenta el lector que en este sistema de retribución no se está hablando en ningún caso de lo que pueda ganar el cliente- que es el que paga. Si el cliente gana dinero estupendo; si lo pierde o no lo gana, la entidad habrá cubierto sus objetivos y el asesor/banquero también y ambos se verán beneficiados con un más o menos suculento bonus y, por supuesto, con la tranquilidad de que su puesto de trabajo no peligra. Imaginemos sin embargo otra alternativa. Que el asesor/banquero cobre su parte variable si su cliente gana dinero- sea en el año natural o sea a lo largo de un periodo de cinco años, por ejemplo, para evitar situaciones especialmente desventajosas y puntuales-… ¿habría algún conflicto de intereses? Quizás puede que aún así lo hubiera, pero parece lógico pensar que el profesional (que por conocimientos y experiencia no necesita de una entidad que le diga qué productos ofrecer a sus clientes) plantearía a su cliente aquellos productos que fueran más ventajosos para éste y no tanto para la entidad. Si fuera así, alineando los intereses de retribución del profesional (y de sus jefes directos… hacia arriba) con los del cliente el grueso principal de los escándalos tipo salida a bolsa de Bankia se habrían eliminado directamente. No existiría presión hacia el profesional por “colocar” productos a sus clientes si él no entiende que les favorece.
 
Quizás el profesional se equivoque y les proponga a sus clientes unas alternativas equivocadas, pero ya no será por un posible conflicto de intereses sino, simplemente, el error humano del que nadie está exento.
 
En este sentido, VOX propone a los españoles que se modifique la legislación para que las entidades financieras que operan en España o que atiendan a inversores españoles modifiquen sus sistemas retributivos de aquellos empleados que tienen trato directo con el inversor final de forma que se alineen en la forma descrita en estas líneas con los intereses de rentabilidad de los clientes. Y habrá de mostrarse de forma transparente las pruebas de que ello es así.
 
El planteamiento de la directiva comunitaria MiFid (I y II) es laudable, pero entre el buenismo de la misma y la realidad a veces hay un trecho y un trecho largo; parecido al buenismo de la Constitución de Cádiz de 1812 cuando se planteaba que los españoles “serán justos y benéficos”… y luego, en fin, ya nos conocemos… Mientras MiFid proponga la independencia en el asesoramiento (sobre esto y la “comercialización” habría mucho que decir pero no es éste el momento) y a los asesores (y a sus jefes) se les pague, no por esa independencia sino por el cumplimiento de los objetivos que marca la entidad… será complicado, mucho, que no siga habiendo escándalos financieros.
 
Bankia ha dado un paso importante y a nuestro modo de ver, favorable a los inversores y, esperemos, a los accionistas en el largo plazo; sin embargo aún hay muchas cosas y más importantes que caminar. Pensamos que la propuesta de VOX debe ser valorada por los españoles y creemos que verán que para resolver el Nudo Gordiano, la mejor forma era cortarlo de raíz.
 
Gracias a todos por haber seguido leyendo hasta el final. Un abrazo
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