El Ibex-35, índice selectivo del mercado de valores español, no levanta cabeza. Desde Enero de 2010, cuando parecía que estaba retomando niveles de esperanza, junto a otros índices mundiales, comenzó su andadura a la baja, de forma determinada y con movimientos volátiles que lanzaban falsas señales técnicas. Son ya más de dos años de caída y lo que es peor sin atisbos de recuperación. Las noticias son malas y las circunstancias algo adversas.
Así hoy nos encontramos en un nuevo episodio de crisis de deuda, donde España está siendo más protagonista que Italia, a pesar de tener mejores parámetros relativos que esta.
Mario Monti, por un lado, Sarkozy por otro y Mario Draghi desde su atalaya, cada uno por motivos diferentes e interesados, lanzan mensajes poco adecuados y más que imprudentes contra España. Como si quisieran distraer a los inversores hacia España y evitar que se fijen en Italia o Francia. Sin olvidar a nuestros amigos británicos, que siempre encuentran el momento de hacer sus críticas también interesadas.
La situación está difícil y complicada. Por lo que hay que cuidar en extremo cualquier declaración o gesto, que pueda malinterpretarse por los mercados. La solución inmediata no parece fácil. Políticamente, el partido gobernante está ensimismado en sus reformas que anuncia un viernes sí y al otro también. En una carrera desenfrenada para encontrar la respuesta que satisfaga a los mercados, que al parecer esperan una intervención o un eufemístico rescate. Los CDS (crédit default swaps) en niveles de 500 puntos básicos, el nivel más caro conocido para asegurar las posiciones de la deuda pública española a cinco años.
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