En nuestra última entrada introdujimos la temática del blog de manera somera, con objeto de evitar la pérdida de tiempo a aquellos no interesados. Los que han decidido seguirnos ya saben que trataremos únicamente de inversión tranquila y meditada basada en el value investing, pero tal vez se pregunten el porqué de esta apuesta firme.
Seguramente hasta el menos iniciado ha oído hablar de inversores value de éxito. Sin salir de España, Bestinver es el caso más conocido, pero también existen otros fondos y gestoras value con resultados a largo plazo nada despreciables, como el SIA Long Term Investment Fund del valenciano José Carlos Jarillo y el catalán Walter Scherk (en su última y excelente carta puede apreciarse con claridad su orientación value).
Fuera de España abundan los casos de value investors y fondos value de renombre, entre otros:
- El propio padre de la criatura, Ben Graham (y su Graham-Newman Partnership).
- Sus discípulos directos, incluyendo Warren Buffett (con sus propias partnerships y posteriormente Berkshire Hathaway), Bill Ruane (Sequoia Fund) y el recientemente fallecido Walter Schloss (imprescindibles sus 16 “Factores necesarios para ganar dinero en bolsa”).
- Charlie Munger (“socio” de Warren en Berkshire Hathaway y con una interesantísima manera de afrontar la selección de valores).
- Bill Miller (el hombre que batió al S&P500 15 veces seguidas con Legg Mason Value Trust, retirado a finales del año pasado).
- Mohnish Pabrai (Pabrai Funds, seguidor de Buffett partidario de una proceso de inversión sistemático basado en “checklists”).
- Seth Klarman (Baupost Group, autor de “Margin of Safety”, reliquia del value investing con sólo 1000 copias editadas).
- Todd Combs y Ted Weschler (ex-hedge fund managers, reclutados recientemente por Berkshire como futuros CIOs).
- La estrella emergente Allan Mecham (Arlington Value).
De éstos y algunos otros esperamos seguir hablando en el futuro, pero adelantamos que todos ellos han conseguido excelentes resultados actuando en base a una filosofía similar. Algunos priman más los aspectos cuantitativos a la hora de valorar las empresas (en ocasiones practicando “cigar-butt investing”), otros en cambio dan más importancia a los factores cualitativos (fijándose fundamentalmente en empresas con ventajas competitivas sostenibles). Los hay también que intentan combinar ambas cosas. Pero todos se emocionan y compran al ver que los precios han caído, y venden cuando han subido, con un modus-operandi consistente en comparar de manera continua precio con valor. Un analista técnico, en cambio, buscando tendencias y actuando en base a eventos como la “subida libre/caída libre” o los “stop loss”, reacciona de manera opuesta al value investing y al sentido común: compra cuando los precios han subido y sólo porque han subido, y vende cuando los precios han bajado y sólo porque han bajado.
Buffett dice en su última carta anual, recién salida del horno, “en mi juventud yo también me alegraba cuando el mercado subía, hasta que leí el capítulo ocho de The Intelligent Investor”. Ese capítulo es fundamental para todo value investor. Es donde se introduce el concepto de Mr.Market, un ser maniaco-depresivo que nos ofrece acciones a precios bajos cuando está asustado, y nos las recompra a precios altos cuando está eufórico. El mercado debe servir al inversor, no guiarlo. Es preferible no hacerle caso, dejarlo apartado con su enfermedad, y como mencionamos en nuestro anterior artículo: sólo visitarlo de vez en cuando para ver si alguien está dispuesto a hacer alguna tontería (vender algo muy barato o comprarlo caro).
Mientras el mercado actúa como un loco, el inversor, en cambio, debe conservar la racionalidad y la sangre fría. No todo el mundo está capacitado para actuar así, pero es fundamental para obtener buenos resultados. Un 50% del éxito del value investor son conocimientos y buen juicio para discernir precio de valor. El otro 50% es psicología, para no dejarse llevar por el miedo y la euforia de terceros (ver regla 13 de Walter Schloss, arriba).
Un inversor value debe recordar siempre, como decía Graham, que “a corto plazo el mercado es una máquina de votar, a largo plazo es una máquina de pesar”. La irracionalidad que permite comprar a precios bajos y vender a precios altos puede imperar durante cierto tiempo. Un inversor value debe confiar en sus propios razonamientos y ser capaz de mantener la calma, a pesar de que una temporada de cotizaciones absurdas alejadas del verdadero valor intrínseco de los activos puedan hacerle entrar en serias minusvalías. A largo plazo, precio y valor siempre acaban confluyendo.
Hemos mencionado inversores de éxito, y hemos comentado su forma de actuar. Pero el lector todavía puede preguntarse si dichos casos pueden haber sido producto de la mera suerte. La respuesta a esta pregunta la encontramos en el artículo de Buffett, “The Superinvestors of Graham and Doddsville”, uno de los mejores ensayos sobre value investing jamás escritos.
Si realmente los mercados fuesen eficientes, y pudiesen por tanto compararse a un concurso de lanzamiento monedas, no podría nunca explicarse cómo los habitantes de un pequeño lugar llamado “Graham and Doddsville”, seguidores de Benjamin Graham y David Dodd (autores de Security Analysis), operando en base a los mismos principios pero invirtiendo en activos diferentes, han conseguido todos ellos destacar en ese concurso.
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