Primera edición 1 de mayo de 2010.
Este post es viejo, de mayo de 2010, pero la noticia que salió ayer en la prensa en la que se anuncia que la Kutxa, Bankinter y el banco Sabadell ponen a la venta la empresa Eolia, junto con otras noticias relativas a las primas de las energías renovables lo ponen de actualidad. He estado buscando información sobre los fondos de inversión de la Caixa, Bancaja y Banca March que se comentan al final del post pero no la he encontrado. Tal vez algún lector pueda aportar información sobre los mismos.
Seguramente todos conocemos la expresión “los felices años veinte”, o también llamados “los locos años veinte”. Se utilizan estas expresiones para referirse a la época de prosperidad económica sin parangón que vivió Estados Unidos entre 1.922 y 1929. Fueron unos años de crecimiento casi sin límite que originaron una brutal burbuja económica. Bien, pues la misma expresión podemos utilizar para referirnos a estos últimos años que hemos vivido en España. “Los felices años 2000”.
Fueron años de burbuja económica en los que la entrada en la Comunidad Europea y los tipos de interés reales negativos permitieron que el dinero corriera con una alegría jamás antes vista. Había dinero para todo lo que a uno le apeteciera, solo tenías que ir al banco y pedirlo, el banco te lo prestaba encantado y a un tipos de interés irrisorio. Claro, si el dinero corría sin límites, la consecuencia era que el consumo de cualquier clase de bien también lo hacia y por lo tanto la recaudación de impuestos por IVA, transmisiones patrimoniales, o cualquier otro concepto también crecía a un ritmo impresionante. Eran años de superávit fiscal, el Estado ingresaba más dinero del que gastaba. Nuestros gobernantes se sintieron pletóricos, esto era... ¡la leche!, y en lugar de pensar que esta situación era algo puntual, fuera de lo normal, ocasionada por las altas cotas de endeudamiento que estaban alcanzando las familias y empresas y que algo habría que hacer para corregirla, se sintieron los reyes del mambo y dieron rienda suelta a sus aires de grandeza.
Nuestros gobernantes pensaron que dados los altos precios que estaban alcanzando el barril de petroleo y el gas natural un buen sector en el que invertir parte de este superávit era en el de la generación de energía eléctrica por métodos renovables. Y la idea no era mala, lo que ha resultado insostenible fue su aplicación, sobre todo la de la energía fotovoltaica y termosolar.
Era el año 2004 cuando pensaron que sería bueno tener en el año 2012 instalados en España unos 100 Mw de generación mediante métodos fotovoltaicos, para lo cual pensaron en ayudar a los emprendedores que decidieran invertir parte de su capital en este sistema mediante el pago de una prima por kwh generado. En concreto se dispuso que por cada Kwh generado se pagarían 40 céntimos de euro, cuando el coste de generación por los métodos convencionales era de unos 7,50 céntimos, y así durante 25 años. Pero no se pensó en poner ningún mecanismo o sistema que permitiera controlar que no se sobrepasase este objetivo de 100 Mw.
La propuesta fue tan apetecible que en poco tiempo se convirtió en un objetivo de inversión segura y con alta rentabilidad apetecible para toda la comunidad inversora del país. Se acuñó la expresión “huerto solar” y comenzaron a proliferar por todas partes los promotores de los famosos “huertos”. Se organizaban presentaciones en los salones de convenciones de los mejores hoteles para captar a futuros inversores. El dinero no era problema, solo había que desembolsar el 10 % de la inversión el resto lo financiaba algún banco mediante un préstamo a devolver en 25 años, y la rentabilidad que se garantizaba era superior al 12 %. Un verdadero chollo que no se podía dejar pasar, un plan de pensiones ideal comentaban algunos.
La acogida fue tan buena que se agotaron en poco tiempo las existencias en España de paneles fotovoltaicos, había lista de espera para el suministro, se montaron nuevas fábricas para ensamblar aquí en España las células que se importaban de Alemania, Israel o China. Todo el mundo estaba contento, los inversores porque cobraban unas primas con las que se obtenían unas rentabilidades impensables de otra forma y los gobernantes, encantados consigo mismo, se sentían los mejores del mundo mundial porque eramos los reyes del i+D+i en renovables, cuando en realidad lo único que ponemos es la carpintería metálica y poco más.
En pocos meses se alcanzó el objetivo de 100 Mw instalados que se preveía para el año 2012 sin que a ningún gobernante le preocupase lo más mínimo las primas a pagar, daba lo mismo, había dinero para eso y para mucho más. La bola de nieve siguió creciendo, se alcanzaron los 200 Mw., los 500 Mw., los 1.000 Mw., los 2.000 Mw., y estalló la crisis financiera. Entonces comenzaron a darse cuenta de la burbuja que habían generado y que el sobrecoste que se estaba generando en el recibo de la luz no se iba a poder pagar. Cuando quisieron nuestros gobernantes deshacer el lío en el que se habían metido ya era demasiado tarde, y aunque modificaron la regulación y las primas a pagar , superados como estaban por los acontecimientos, no fueron capaces de cortar por lo sano. Así nos hemos plantado a día de hoy, que ya tenemos instalados 3.200 Mw. y creciendo.
Ahora que ya no hay superávit fiscal sino déficit y de los gordos, después de haber pagado el año pasado 6.125 millones en primas, de los cuales 2.688 millones corresponden a la energía solar que aporta menos del 3 % de la energía generada, se dan cuenta que esto es insostenible, que de alguna forma hay que poner límite a esta sangría que va a representar un pago de 126.000 millones de euros en los próximos 25 años solo con lo ya instalado
Ahora quieren recortar las primas, y se comenta que incluso a las instalaciones ya en funcionamiento, y los bancos, financieros como han sido también de esta burbuja, comienzan a verle las orejas al lobo. Tienen miedo de que todos estos famosos “huertos” se conviertan en inversiones no rentables, con el riesgo de que les pase lo mismo que con la burbuja inmobiliaria y acaben siendo los máximos propietarios de “huertos”. Así que seguramente anticipándose a los acontecimiento han decidido ponerse en marcha. Esta semana ya son tres los bancos que han anunciado la creación de fondos de inversión especializados en las energías renovables, La Caixa, Bancaja y la Banca March, con el objeto de comprar instalaciones ya en funcionamiento. Llama la atención que ahora que se habla de recortar las primas se acuerden del españolito de a pié como si de un "pase" se tratase.
Si deciden invertir en alguno de esos fondos no olviden aquello de: “Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”.
Saludos.
Nota: Para ver el indice de las empresas publicadas pinche aqui