Tipos de impuestos para las empresas en España

En España, cualquier negocio, sin importar su tamaño o el sector al que pertenezca, tiene que cumplir con sus obligaciones tributarias. En ese sentido, una gestión adecuada de la fiscalidad se antoja fundamental, pero también es un proceso que puede resultar algo complicado.

A pesar de que no es su función principal, las cuentas de empresa ofrecen diversas herramientas y servicios orientados a simplificar este proceso. Utilizar estas herramientas correctamente puede facilitarte mucho las cosas a la hora de pagar los impuestos de tu negocio.

Por lo general, existen cinco tipos de impuestos obligatorios para las empresas españolas, aunque esto puede variar en función de las características del negocio. 

El impuesto de actividades económicas, abreviado IAE por sus iniciales, se aplica a empresarios y profesionales autónomos por igual, sin distinción de sectores.

Su objetivo es gravar las distintas actividades económicas llevadas a cabo por personas físicas y jurídicas, aunque solo están obligados a pagarlo aquellas empresas o profesionales cuyo volumen de negocio neto supere el millón de euros.

El famoso IVA se encarga de gravar el consumo de bienes y servicios, por lo que afecta a todos los ciudadanos, y no solo a los empresarios. Aunque se trata de un impuesto indirecto estatal, su aplicación se limita a los territorios peninsulares y a las Islas Baleares. Canarias, por su parte, dispone de su propio impuesto, el IGIC (Impuesto General Indirecto Canario). 

Este impuesto afecta a cualquier empresa creada o establecida en España. Se trata de un impuesto directo cuyo pago es obligatorio para cualquier sociedad, ya sea limitada o anónima, y que también afecta a las cooperativas. 

Si bien debe declararse con cadencia anual, su pago se prorratea en tres plazos distribuidos a lo largo del ejercicio fiscal. 

Al contrario que los impuestos estatales, que dependen del Gobierno del país, la gestión y recaudación de los impuestos locales dependen de las distintas administraciones regionales, por lo que varían de forma notoria en función del territorio en el que nos encontremos. 

En este conjunto de impuestos se enmarcan, por ejemplo, el impuesto sobre bienes inmuebles, los impuestos sobre vehículos o las distintas tasas municipales. 

Sirven para gravar aquellas actividades que implican la producción o utilización de recursos que pueden afectar directamente al medioambiente, como el almacenamiento y producción de residuos radiactivos, la extracción de petróleo y determinados gases o la producción de energía eléctrica.

Adicionalmente, merece la pena mencionar otros impuestos especiales destinados a gravar determinadas actividades, como la producción y distribución de bebidas alcohólicas.

Los bancos ofrecen multitud de posibilidades a la hora de pagar los impuestos a través de tu cuenta de empresa.

Puedes optar por domiciliar los pagos para que se realicen de forma automática en la fecha de vencimiento, o puedes abonarlos directamente a través de la aplicación o el servicio de banca digital de tu entidad bancaria y confirmarlos después en la Agencia Tributaria a través del NRC (Número de Referencia Completo).

También tienes la posibilidad de pagarlos a través de una tarjeta de crédito o débito y, por último, algunas entidades bancarias, como Caixabank, Santander o BBVA ofrecen opciones específicas para gestionar el pago de impuestos de empresas y negocios.

Si estás buscando abrirte una cuenta de empresa, te recomendamos que veas nuestro artículo sobre las Mejores cuentas para negocios y empresas en 2024.