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Qué es el factoring: descubre tipos y su funcionamiento

 El factoring es una herramienta financiera que permite a las empresas obtener liquidez inmediata a partir de sus facturas pendientes de cobro. Si trabajas con clientes que te pagan a 30, 60 o incluso 90 días, el factoring te ayuda a no tener que esperar: una entidad financiera te anticipa el dinero, y tú puedes seguir operando sin tensiones de tesorería. 

A continuación te explico qué es el factoring y cómo funciona, los tipos más comunes, posibles inconvenientes, y en qué situaciones puede ser útil para tu empresa. 

¿Qué es el factoring?

La definición del factoring más común es que es un servicio financiero que te permite anticipar el cobro de tus facturas. En lugar de esperar a que el cliente pague, se las cedes a una empresa especializada (el factor), que te adelanta el dinero y se encarga del cobro.

En muchos casos, este servicio también incluye la gestión del riesgo, el análisis de solvencia de tus clientes y la contabilidad del crédito comercial. Por eso, más allá de ser solo financiación, el factoring actúa como una solución integral para el control del circulante.
que es factoring y tipos de factoring
Guía completa sobre factoring

Este modelo es habitual en sectores B2B con cobros aplazados, y forma parte de las principales opciones de financiación para empresas que quieren mejorar su flujo de caja sin recurrir a préstamos tradicionales. 

¿Cómo funciona el factoring?

 El proceso es sencillo y bastante rápido: 

  1. Tu empresa emite una factura a un cliente, con vencimiento a 30, 60 o 90 días.
  2. Esa factura se cede a una entidad de factoring.
  3. El factor analiza el riesgo del cliente y te anticipa un porcentaje (normalmente entre el 80 % y 90 %).
Cuando el cliente paga, te transfieren el resto, descontando comisiones.
Ejemplo de Factoring
 Imagina que tu empresa factura 20.000 € con vencimiento a 60 días. El factor aprueba la operación y te adelanta el 90 % (18.000 €). A los dos meses, cuando el cliente paga, recuperas el 10 % restante menos una comisión del 2 %. Es decir, habrás cobrado 19.600 € sin esperar los 60 días
Este sistema resulta especialmente útil para financiar cobros y pagos sin depender de préstamos bancarios, líneas de crédito o descubiertos.

Tipos de factoring: cuál te conviene

Existen varias modalidades de factoring que se adaptan al tipo de empresa, su estructura de clientes y sus necesidades financieras. Las diferencias más relevantes se encuentran en la asunción del riesgo, la notificación al cliente y el ámbito geográfico.

Según el riesgo:

  • Factoring con recurso:  Si el cliente no paga, tú asumes el impago. Es más barato, pero más arriesgado.
 Ideal: empresas con clientes muy solventes y bajo riesgo. 

  • Factoring sin recurso:  Es el factor quien asume el riesgo de impago. Tú no devuelves el dinero si tu cliente no paga.
 Ideal: empresas que buscan seguridad y protección ante morosidad.

La diferencia entre factoring con y sin recurso es clave para decidir si quieres liquidez simplemente, o también protección frente al impago.
Importante
 La modalidad sin recurso, que incluye la cobertura frente a impagos, es especialmente útil en operaciones con clientes poco conocidos o en mercados exteriores, donde hay más incertidumbre y necesidad de cobertura adicional. 

Según la notificación

Puede ser Notificado o no notificado:  En algunos casos, el cliente sabe que la factura ha sido cedida (notificado); en otros, no se le comunica (no notificado).
 

Según el ámbito: 

 🗺️ Factoring nacional: operaciones dentro del país.
 ✈️  Factoring internacional: para exportaciones y clientes extranjeros. El factoring internacional suele incorporar análisis de riesgo, país y cobertura en divisa. 

Ventajas para tu empresa

El factoring ofrece ventajas tanto operativas como estratégicas. La más evidente es la obtención de liquidez inmediata sin recurrir a financiación bancaria tradicional, lo que permite mejorar el circulante y afrontar pagos a proveedores o nóminas sin tensiones.

No aumenta tu deuda: en muchas ocasiones no computa como endeudamiento bancario.
Gestión del cobro incluida: La empresa puede transferir también la gestión de cobro, reduciendo su carga administrativa.
Protección ante impagos:  En el caso del factoring sin recurso, otra ventaja añadida es la posibilidad de eliminar el riesgo de impago, algo especialmente valorado por empresas que buscan proteger su balance.
Mejora de ratios financieros:  ya que en ciertas modalidades puede no computar como deuda bancaria, mejorando así la imagen ante inversores o entidades de crédito. 

Estas ventajas del factoring o financiación de facturas lo convierten en una solución muy interesante frente a otras formas de financiación, como los anticipos bancarios o las líneas de crédito. 

Inconvenientes del factoring que debes valorar

Aunque el factoring puede ser una solución eficaz, no está exento de inconvenientes. Uno de los principales es el coste, ya que las comisiones pueden ser elevadas si el cliente presenta un perfil de riesgo o si la factura tiene un vencimiento largo.

Comisiones y costes: pueden oscilar entre el 0,5 % y el 3 %, según el cliente y el volumen.
No todas las facturas se aceptan: el factor analiza el riesgo y solvencia del deudor y el historial del cedente antes de aceptar la operación. En muchos casos, los pequeños importes, los clientes nuevos o los sectores de mayor riesgo pueden quedar fuera del servicio.
Relación con el cliente: en el modelo notificado, puede influir en la percepción comercial.
Riesgo reputacional: si el cliente percibe que cedes sus facturas, puede interpretarlo como falta de liquidez. Por eso, muchas empresas comparan el factoring con otras soluciones antes de decidir.

A la hora de comparar y elegir, te resultará útil revisar alternativas como las líneas de crédito o el anticipo de facturas,  donde la empresa mantiene el control del cobro y asume directamente el riesgo. 
 

¿Cuándo te interesa usar factoring?

El factoring resulta especialmente útil para empresas que facturan a clientes con plazos largos de pago o que operan en sectores donde es habitual trabajar a crédito. También es una solución eficaz para negocios en crecimiento que necesitan liberar liquidez sin aumentar su endeudamiento bancario.

 Es ideal si:
  • Si trabajas con pagos a 60-90 días y necesitas liquidez constante.
  • Si tu cartera de clientes es solvente, pero tus márgenes son ajustados.
  • Trabajas con grandes clientes o administraciones públicas
  • Si estás creciendo rápido y no quieres frenar por falta de tesorería.
  • Buscas mejorar sus ratios financieros sin aumentar deuda.
  • Si quieres externalizar el riesgo de impago en operaciones grandes o internacionales.

Las mejores empresas de factoring en España ofrecen soluciones adaptadas por sector, volumen de facturación y tipo de cliente, lo que permite personalizar el servicio según el perfil de la empresa.
En sectores como logística, alimentación, construcción o exportación, es una herramienta muy extendida.

Ahora que ya sabes qué es el factoring y cómo funciona, puedes valorar si es una opción adecuada para tu negocio. No solo mejora el flujo de caja, sino que te libera de carga administrativa y, en su modalidad sin recurso, te protege frente a impagos.

Recuerda que existen distintas formas de financiar tus facturas y pagos, y el factoring puede ser una de las más eficientes si sabes elegir bien el tipo y la empresa con la que contratarlo.
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