Mi teoría, ya delineada en un post el pasado diciembre llamado "La función social del especulador", es que los males de la economía moderna no están causados por los especuladores ni por los bancos de inversión, sino que la causa última de todos los males de la sociedad, aunque parezca paradójico #ironía off#, es la misma sociedad, y en concreto los seres que la forman: sus ciudadanos.
El documental "inside job" que ha recibido tantas buenas críticas en la blogosfera española, me parece el típico documental que lo único que hace es vender la historia de que hay unos malos y unos buenos. Por supuesto los buenos son los pobres y los malos son los ricos. Si alguien se atreve a hacer el documental que diga lo contrario o que ponga en duda las convenciones de la masa, entonces es posible que la turba le crucifique. Este tipo de historias maniqueas, están muy bien para los niños, pero para una mente adulta resulta difícil pensar que el mundo no es más complejo.
Si la sociedad tiene el voto y la posibilidad de votar a quienes les dirigen, para cambiar una situación determinada solo tienen que votar a un partido político que proponga cambios que mejoren los mecanismos económicos. Si el partido político adecuado no existe, los ciudadanos pueden crear uno nuevo. Sin embargo, si la sociedad está adormecida, con falta de reacción y de llevar a cabo un juicio critico, entonces la culpa es solo de la sociedad y su incapacidad para elegir más allá del menú del día. Admitámoslo, la mayoría de la gente no está programada para pensar por sí mismos. Su poca libertad, elegida por ellos mismos, queda reducida a alegir entre Coca-Cola y Pepsi, McDonalds y Burguer King e izquierda o derecha. Hay que reconocer que las elecciones fáciles son cómodas y por esos nos gustan. No queremos ser perturbados por la verdad que siempre exige acción y juicio crítico. Lo que queremos es líderes que nos digan el cómo, el cuándo y el qué. Deseamos seguir a alguien, que alguien de sentido a nuestras vidas.
El pensamiento maniqueo-infantil recorre nuestra sociedad de tal manera que se convierte en una auténtica lacra para ésta. Si yo en mi twitter digo que me cae mal el PSOE, el 90% de la gente pensará que soy de derechas. Es así, o blanco o negro ya que la mente necesita rellenar con explicaciones aquéllos lugares donde hay un hueco o se desconoce algo.
(¿Ve puntos grises en las intersecciones? Pues no existen, solo es producto de su estructura cerebral. Lo mismo pasa todo el tiempo con la percepción que se tiene del mundo)
Veamos una verdad: los especuladores no son malos, son buenos si los observamos en conjunto. Son un tipo de agente económico absolutamente necesario y sin los cuales no se entendería el capitalismo. El especulador es al capitalismo lo que el aceite es a un motor: es lo que permite que todas las piezas giren sin grandes fricciones. El capitalismo, no es ese sistema vil que ha hecho a la humanidad injusta. Ésta ya se apedreaba a sí misma hace 40,000 años en la sabana africana. El capitalismo en todo caso ha hecho del ser humano un ser mejor, más civilizado y que cada día lucha por tener un futuro. El capitalismo, por necesidad es antifascista ya que capitalismo es casi sinónimo de creatividad ilimitada y todo régimen fascista (de izquierda o de derecha) se basa en alienar a los seres individuales de su personalidad para favorecer el culto al tirano.
Los especuladores deberían ser admirados ya que ponen su capital en riesgo para favorecer a la sociedad: son emprendedores. Un especulador es al capitalismo, lo que un pistón es a un motor: sin ellos no hay chispa inicial que arranque el sistema. Si pierden, se les dice que se lo merecían. Si ganan se les dice que son descendientes de Shilock. Sin embargo, los especuladores son una pieza esencial que garantiza el equilibro del sistema. Sin ellos el mundo en el que vivimos no existiría y posiblemente estaríamos gobernados por fascistas de derechas o de izquierda, por un mundo gris y sin creatividad donde todos serían esclavos de un tirano.
Sin ningún tipo de duda, la sociedad en conjunto está pervertida si resulta que se piensa que los especuladores son malos. Los hechos ocurridos el pasado verano en el que José Blanco culpó a los especuladores de los males de España y tanto los votantes de izquierda como de derecha compraron ese argumento, demuestra que la perversión es real y muy profunda. Los problemas de España no los creó ningún especulador profesional o banco de inversión, sino que fue el ansia de riquezas de sus ciudadanos los que a la mínima oportunidad aprovecharon el dinero barato para comprar casas que no podían permitirse. ¿Alguien les puso una pistola en la cabeza para comprar una casa? ¿Alguien les puso en la cabeza una pistola para creer la idea de que comprar inmuebles es una buena inversión?
Cada uno ha de ser responsable de sus actos. Y esta sociedad no se ha hecho responsable de sus propios actos. Pero es de natural mucho más fácil culpar a otro, reunirse cual turba agitada para lapidar al chivo expiatorio, y finalmente volverse a sus casas con la consciencia de haber limpiado los pecados de la comunidad.
(Lapidada por "puta")
Toda curación posible de esta enfermedad propia de la turba, empieza aceptando que somos responsables de nuestros actos y que en el largo plazo la suerte juega un papel discreto, y por tanto es nuestra propia mediocridad la causa de nuestros propios resultados.
Hasta aquí todo es oratoria, verdadera, pero solo palabras. Veamos los hechos que demuestran que los especuladores son necesarios y buenos para la economía:
El pasado lunes, a través de FTAlphaville, veíamos como los futuros financieros (instrumento utilizado por los especuladores que dan contrapartida a los productores) hacen que los mercados sean más eficientes, de tal manera que aquéllas materias primas que no cuentan con un mercado de futuros presentan mayor variabilidad en precios que aquéllas materias primas que si cuentan con mercados de futuros.
Precio del petróleo (azul) y precio de las cebollas (rojo).
Como se observa, el mercado del petróleo, que por su naturaleza es muy volátil, es más estable que el mercado de cebollas, lo cual es bastante curioso porque a priori uno pensaría que el petróleo está expuesto a mayores socks externos (guerras, OPEC, huracanes, etc) que el mercado de cebollas que es algo que es muy vulgar y que se da en todos los lugares del mundo. ¿Cuándo fue la última vez que escuchó que el cartel de productores de cebollas disminuía la producción por el conflicto en palestina? Eso es, nunca. ¿Entonces cual es la explicación? ¿No será que el mercado del petróleo tiene un mercado de futuros que suaviza las subidas y las bajadas y por tanto tiene una formación de precios más eficiente y sin embargo el mercado de cebollas no tiene mercado de futuros porque está prohibido? ¿Se imaginan un mundo donde el petróleo variara de precio tanto como las cebollas?
¿Quiere verlo de otra manera? El siguiente gráfico muestra la variación porcentual mensual de los precios de ambos productos:
*cuidado que los colores están cambiado en este segundo chart
Ahora imagínese que en todos los mercados mundiales no hubiera derivados financieros ni especuladores ofreciendo contrapartida a los productores. Entonces todos los mercados mostrarían un comportamiento tan loco como la línea azul, lo que conllevaría graves efectos negativos sobre la economía. De hecho, si hubiera habido un mercado de futuros inmobiliarios españoles, se hubiera podido suavizar la burbuja creada por la sociedad y se podrían suavizar los excesos (por arriba y por abajo) de las masas desinformadas.
Por tanto, a riesgo de que me lapiden, concluyo que los especuladores son buenos, necesarios, irremplazables y les deberíamos dar las gracias todos los días por ayudarnos a tener un mundo en paz.
Por otro lado, también tengo que decir que la burbuja inmobiliaria española se produjo por falta de especuladores (sic) y por sobra de ciudadanos codiciosos. Si hubiera habido un mercado de futuros, tanto el boom como la recesión inmobiliaria hubiera sido mucho más suave y llevadera.
Los especuladores no aumentan las oscilaciones de los mercados. Las reducen.
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