La CNMV ha terminado creyéndose sus propias mentiras, al convertir a parte de sus clientes en malvados especuladores que, desde sus doradas mansiones en paraísos fiscales, disfrutan generando pánicos y crisis. Como si fuéramos los bears quienes dilapidamos el dinero público, quienes abusamos del crédito fácil para malinvertir invertir en proyectos verdaderamente especulativos empresariales absurdos, quienes despreciamos el dinero de nuestros accionistas con gastos corporativos de naturaleza dudosa, quienes con impunidad rompemos nuestros programas electorales, quienes invertimos el dinero de nuestros inversores sin preocuparnos por la preservación del capital... Tendré que sumarme a la tristemente larga lista de indignados de este país.
Lo triste es la ignorancia que demuestra la CNMV sobre el funcionamiento de su propio mercado al prohibir los cortos. Un regular de un mercado desarrollado no debería plantear medidas tan populistas y, en lugar de ello, tendría que platearse qué nuevos riesgos podrían generar las segundas derivadas no deseadas de estas medidas.
Como gestor, mis posiciones cortas en compañías españolas como Abengoa, OHL, ACS, Acciona, FCC... no sólo buscan retornos positivos (generados no por mí, sino por la ineptitud y la irresponsabilidad de los equipos directivos de estas empresas), sino que principalmente pretenden proteger el dinero que tienen mis inversores en posiciones largas como Nestlé, Barón de Ley y otras. La primera obligación de un gestor es la responsabilidad fiduciaria. Debemos proteger el dinero de nuestros inversores por encima de todo. Sin embargo, nuestro regulador nos impide cumplir con esta obligación tan básica. Patético.
Muchos inversores (bulls) que acumulan fuertes minusvalías celebrarán estas medidas, siendo víctimas de su propia ineptitud e ignorancia. Tanto ellos como la CNMV no se dan cuenta o, peor aun, no se quieren enterar de que este tipo de medidas sólo sirven para beneficiar a aquellos gestores de fondos, que cargados de riesgo, sólo pretenden engordar su bonus y su ego a costa del dinero ajeno. “Si sale con barba San Antón y si no... palma el cliente”. Son estos los gestores verdaderamente peligrosos para el sistema financiero y para la seguridad del capital de los ahorradores.
La prohibición de posiciones cortas, además de restar liquidez al mercado (con el consiguiente incremento de costes de transacción y de volatilidad), tienen un impacto inmediato en mi labor como gestor:
1. RENTA VARIABLE. Si debo cerrar (o no puedo incrementar) mis cortos, como mi responsabilidad máxima es la de proteger el capital de mis inversores, tendré que cerrar (o reducir) mis posiciones largas. Esto quiere decir que no sería raro ver incremento de volatilidades y downside risk en valores seguros, de alta calidad, que se habían comportado maravillosamente hasta el momento. No voy a exponer el capital de mis inversores a los riesgos de la renta variable sólo por el que el regulador lo desee.
2. RENTA FIJA. Con esta medida ya no podremos hacer short en equity para cubrir longs en crédito. Hace poco hablamos de Pescanova. Según se comenta, alguno de los hedge funds que están cortos en la acción están largos del convertible. Si se ven obligados a cerrar el corto en el equity, es probable que cierren su largo en el convertible. Esto generaría un mayor spread y, por tanto, un incremento del coste financiero en sucesivas emisiones. Extrapolen esto al resto del mercado. Personalmente creo que hace mucho más daño a una compañía el soportar costes financieros elevados y dificultades en la refinanciación de créditos, que tener un % del capital corto.
Naturalmente tendré que buscar nuevos cortos fuera de España para poder proteger el capital de mis inversores. Pero, si no soy capaz de encontrar ideas de tanta convicción como mis cortos españoles, me veré obligado a reducir parcial o totalmente mis posiciones largas y, con ello, abandonar toda mi exposición a la renta variable.
Como dice Jean-Marie Eveillard, “prefiero perder el 50% de mis clientes antes que el 50% del dinero de mis clientes”. Lástima que la CNMV y los inversores minoristas (tan permabulls como los gestores de fondos en los que confían) primen a los gestores que opinan de manera opuesta a la de J-ME y un servidor.
Ningún inversor particular debe confiar en que medidas como estas reducirán sus pérdidas en bolsa. No, amigos. Vuestras pérdidas no se deben a que hay gestores cortos sino a que vuestros gestores (largos) son tan incompetentes e irresponsables como vosotros a la hora de gestionar vuestro dinero. Naturalmente ellos nos culpan a nosotros para aliviar su nivel de responsabilidad, que no tus pérdidas. Pero el responsable último de esta falta de gestión eres tú, inversor particular, que sigues confiando en la ineptitud de tu actual gestor. Si tú no tienes cuidado de tu propio dinero, si tú mismo aplaudes medidas que nos impiden proteger tu capital, no esperes que tu gestor se preocupe por ti. Dicho de otra forma, mis clientes, preocupados por la conservación de su capital, ahora tienen un riesgo abierto y esto no debería ser así. Esto no es bueno.
Si los inversores particulares demandaran una gestión profesional y responsable, las gestoras de fondos se buscarían la vida para satisfacer estas demandas. El exceso de capacidad en el sector de la gestión se purgaría, quedando sólo los mejores profesionales para gestionar el ahorro del retail. Hay algunos gestores long-only en este país preocupados con la conservación del patrimonio de sus clientes que, por folleto o por presiones de sus jefes, no pueden cumplir con su labor. Son gestores tan buenos como frustrados. Frustrados por tu culpa, por despreciar tu dinero, por no exigir un servicio mejor, por premiar la mediocridad y no exigir que estos buenos gestores puedan trabajar como ellos creen que deben hacerlo. Es esta responsabilidad compartida por el cliente y su gestora la culpable de que la mayor parte de fondos sean incapaces de batir al benchmark, e incapaces de hacer una labor digna en mercados bajistas, convirtiendo a sus inversores en verdaderos peleles del equity.
Hace poco, en uno de los comentarios de este blog, un lector decía con cierto cachondeo que estaba largo en una compañía española en la que estoy corto. Ojalá la haya tradeado bien y haya podido evitar pérdidas adicionales. Pero, en el fondo, irresponsabilidades de este tipo no me dan ninguna pena. Si él (o su gestor) desprecia tanto su dinero, no seré yo quien lamente sus pérdidas. De hecho, para proteger de manera efectiva el dinero de mis inversores necesito gente así como contrapartida. Así es el capitalismo y, si no eres capitalista, si no crees en esta forma de ver el mundo, no deberías ser tan hipócrita de invertir en bolsa y de aplaudir estas medidas.
Me parece triste que este tipo de inversores sean los que más celebren la prohibición de cortos. Lo que tendrían que hacer (hace ya tiempo) es cambiar de gestor y aposar por aquellos profesionales comprometidos con sus clientes que utilizan los shorts como herramienta de control de riesgos o que, siendo long-only, son conscientes de que la obligación principal de un gestor es la de proteger el capital de su cliente. No se enteran de que cuando quieran hacer este movimiento, ya no dispondremos de herramientas de gestión. En ese momento sus pérdidas serán cuantiosas. Pero, repito, la culpa no será de los bears sino de los bulls.
Los inversores particulares son las víctimas y culpables de este tipo de medidas ya que, en vez de velar por la protección del capital, sólo sirven para incrementar sus riesgos. Al mismo tiempo, los inversores ya no podrán invertir en fondos long/short sino que se verán obligados a invertir en long-only españoles que, excepto en honrosas excepciones (algunos de ellos fáciles de encontrar porque acumulan numerosos premios por su labor profesional tanto durante el bull market como durante el bear market), no suelen ni acercarse a la rentabilidad de los benchmarks. Por su parte, los capitalistas de verdad, sólo podemos ver este tipo de noticias con tristeza, ya que retrasan el proceso de loss recognition y, por tanto, el final de la crisis. En definitiva, con estas medidas perdemos todos, menos los gestores de fondos más incompetentes y los equipos de gestión más irresponsables de las empresas del IBEX35. Esto ni es capitalismo ni es nada. RISK-OFF.
PD: si estás largo en alguna compañía donde hay muchos cortos, ten cuidado porque después del flujo comprador de los shorts, lo podrido se podrirá. Y esta vez, como ya no habrá cortos a los que culpar, tendrás que buscar a los verdaderos culpables (por facilitarte el trabajo ya te advierto que sois tu gestor y tú – especialmente tú).