Un contrato de futuros es un contrato entre dos partes, las cuales se comprometen a intercambiar, en una fecha futura determinada y a un precio previamente establecido, un determinado activo.
Un contrato de futuros es a lo que comúnmente llamamos "futuros". En otras palabras, es un contrato que refleja un acuerdo entre dos partes, por el que se comprometen a intercambiar un determinado activo en una fecha establecida en el contrato, así como a un precio que, previamente, también ha sido establecido en dicho contrato.
De hecho, los llamamos futuros por esta misma razón. Pues la compra del activo, o el intercambio de este, se realiza en una fecha futura. En el pasado, por ejemplo, se utilizaban para asegurar la compra de ciertas materias primas a un precio razonable, cuando se preveía escasez futura y un crecimiento futuro de los precios por este motivo.
En el presente, estos contratos intercambian todo tipo de activos, como divisas, acciones, bonos, índices o bienes inmuebles.
Ejemplo de contrato de futuros
Para entender el funcionamiento de un contrato de futuros, veamos un ejemplo sencillo:
Imagina que vives en un apartamento de soltero, y tu pareja, que vivía en otra ciudad, te comunica que se muda a vivir contigo dentro de dos años. Dado que vivías en un apartamento para una sola persona, necesitas mudarte a una vivienda más grande, en la que podáis vivir cómodamente los dos.
Aunque quedan dos años para la mudanza, prevés que los precios del mercado inmobiliario van a crecer durante los próximos años. Para evitar la subida, decides no arriesgar, por lo que comienzas a buscar vivienda.
Al cabo de unas semanas, encuentra una vivienda que te gusta, te encaja en el presupuesto y cuenta con más habitaciones para vivir cómodamente con tu pareja en ella. Dado que no queremos arriesgarnos a que el precio suba, negociamos a un acuerdo con el vendedor del inmueble mediante el cual, este nos vende la casa en dos años a un precio negociado en ese mismo instante, a la vez que asumimos los riesgos que esta operación conlleva.
De esta manera, mediante un contrato de futuros, aseguramos la compra del inmueble en el momento que vamos a necesitarla, y al precio que nos interesa.
Este es un ejemplo que puede ayudarnos a entender el origen de este tipo de acuerdos, pero hemos de señalar que un contrato de futuros, por lo habitual, hace referencia a un contrato de futuros financieros. En otras palabras, un contrato mediante el cual se acuerda el intercambio de un determinado activo financiero.
Los contratos de futuros financieros en España se negocian a través del MEFF (Mercado Oficial de Opciones y Futuros Financieros de España). El MEFF es el mercado en el que se establecen este tipo de acuerdos, y se opera con este tipo de derivados financieros.
El MEFF es un mercado regulado, el cual está supervisado por la CNMV. Por esta razón, y como hemos señalado, este mercado es el que permite que estos contratos futuros puedan venderse o ejecutarse con las garantías suficientes para otorgar tranquilidad a los inversores.
Los contratos de futuros, en este mercado, se encuentran estandarizados, siendo el objetivo de esto facilitar su negociación en el mercado. Cuando un inversor adquiere un contrato de futuros, este asume la obligación de pagar la cantidad establecida por el activo subyacente cuando llegue la fecha de vencimiento. Por otro lado, el vendedor del contrato de futuros asume la obligación de entregar el activo en el momento que llegue dicho vencimiento.
Ejemplo de contrato de futuros
Para terminar, veamos un sencillo ejemplo de un contrato de futuros.
Imaginemos que creemos que las acciones de Apple, que cuestan 100 dólares, van a sufrir una revalorización en los próximos meses, situándose su cotización en 150 dólares.
Ante esa previsión, decidimos negociar un contrato de futuros con un accionista.
Mediante este acuerdo, pactamos comprar las acciones de Apple dentro de 6 meses, a un precio por acción de 110 dólares.
Con este contrato de futuros, aseguramos el precio en caso de que la acción suba, por lo que nos beneficiaremos con la revalorización. Por el contrario, si la acción cae, asumiremos la pérdida, pues este es uno de los riesgos de este tipo de operaciones.
Y como ocurre con las acciones, ocurre con las divisas, las materias primas, así como otros tipos de activo. Pues los contratos de futuros, como decía, hoy hacen referencia a todo tipo de activos, y pueden aplicarse a todos los casos.