El balance de situación es uno de los principales estados financieros de una empresa. Se caracteriza por reflejar la situación económica de una compañía al corte en una fecha determinada.
Es decir, el balance de situación nos muestra cuál es el estado patrimonial de una empresa. Para explicarlo con una metáfora, podríamos decir que es como la fotografía del momento.
Al balance de situación también se le conoce como balance general y está compuesto por tres grandes partes: activo, pasivo y patrimonio. Estos serán detallados a lo largo del artículo.
A diferencia de la
cuenta de resultados, el balance de situación no registra flujos, sino el acumulado en ciertas partidas. Por ejemplo, en los fondos propios (que son parte del patrimonio), se incluyen las ganancias que la empresa ha ido acumulando a lo largo del tiempo. En cambio, en la cuenta de resultados, solo se muestra la utilidad o
beneficio neto de un periodo específico, por ejemplo, julio de 2022.
Otra pregunta que puede surgir es, ¿para qué elaborar un balance de situación? Pues este documento se prepara para un uso interno, para analizar la situación financiera y saber qué puede mejorarse. Asimismo, el balance sirve a agentes externos, como accionistas, potenciales inversores y reguladores del mercado. De ese modo, estos agentes se harán una idea de la sostenibilidad del negocio.
Otro punto importante a tener en cuenta es que el balance no se puede elaborar de manera discrecional, es decir, se deben seguir ciertas reglas. Estas son las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) dictaminadas por la Junta de Normas Internacionales de Contabilidad (IASB por sus siglas en inglés).
Por último, es valioso recalcar que las empresas que cotizan en la
bolsa de valores están obligadas a hacer público su balance de situación.
Estructura del balance de situación
La estructura del balance de situación es la siguiente:
A continuación, veremos el desglose para cada parte.
Activo
El activo corresponde a los bienes, derechos y otros recursos que requiere la compañía para poder desarrollar su actividad. Además, consideramos aquellos bienes que pueden venderse y, de esa manera, obtener un beneficio.
Los activos pueden clasificarse a su vez en:
Activo corriente: se esperan vender o consumir en el corto plazo (menos de un año). En otras palabras, cuentan con alta liquidez. En esta categoría, podemos encontrar las siguientes cuentas:
- Efectivo y equivalentes: efectivo y depósitos en cuentas bancarias.
- Existencias: mercancía que aún no ha sido vendida.
- Cuentas a cobrar: dinero que los clientes deben a la empresa por ventas a crédito.
- Activos no corrientes mantenidos para la venta: activos que la empresa espera vender en el corto plazo.
- Activos financieros corrientes: instrumentos financieros a corto plazo que posee la empresa, por ejemplo, letras del tesoro a seis meses.
Activo no corriente: son aquellos que se espera mantener a largo plazo. Podemos encontrar:
- Inmovilizado material: activos relacionados con la producción, distribución y gestión de la empresa (activos necesarios para llevar a cabo la actividad económica: maquinaria, plantas de producción, etc.).
- Inversiones inmobiliarias: inmuebles de los que se espera obtener rentas o ganancias (salvo que la empresa sea una inmobiliaria, pues en este caso el alquiler y venta de inmuebles forma parte de su negocio principal).
- Inversiones financieras a largo plazo: activos financieros de largo plazo mantenidos por la firma, tales como créditos concedidos, acciones, bonos, etc.
- Inmovilizado intangible: son activos no físicos que pueden valorarse económicamente (derechos, patentes, concesiones, aplicaciones informáticas, etc.).
Pasivo
El pasivo es, en términos simples, las obligaciones que tiene la empresa con terceros. Al igual que el activo, puede clasificarse en corriente (de corto plazo) y no corriente (de largo plazo).
Pasivo corriente: podemos distinguir las siguientes partidas:
- Cuentas a pagar: deuda con proveedores por la compra de materias primas, por ejemplo.
- Pasivos financieros corrientes: obligaciones con entidades de crédito u otro tipo de entidad en el que se deba reponer efectivo durante el año en curso (emisiones de deuda y préstamos principalmente).
- Provisiones corrientes: obligaciones de la empresa, pero inciertas en su cuantía final o en el momento de su pago, aunque con la certeza de ser a corto plazo (gastos de personal, impuestos, etc.).
Pasivo no corriente: en esta categoría podemos encontrar las siguientes principales cuentas:
- Pasivos financieros no corrientes: obligaciones con entidades de crédito u otro tipo de entidad en el que se debe reponer efectivo durante un periodo largo de tiempo (emisiones de deuda y préstamos principalmente).
- Provisiones no corrientes: obligaciones de la empresa, pero inciertas en su cuantía final o en el momento de su pago, aunque con la certeza de ser a largo plazo (gastos de personal, impuestos, etc.).
- Pasivo por impuesto diferido: son un impuesto realizado, pero diferido en el tiempo consecuencia de la tributación del beneficio. Por tanto, es un impuesto que debemos y será pagado en el futuro.
Patrimonio neto
Está formado mayormente por los recursos aportados por los accionistas y los beneficios acumulados por la empresa durante ejercicios anteriores. Podemos distinguir:
Fondos propios: aportes de los accionistas y acumulación de las ganancias de años previos.
Ajustes de cambio de valor: variaciones de valor de los activos financieros (otras divisas, derivados financieros, etc.).
Intereses minoritarios: esta partida es relevante para un
grupo de empresas con una empresa grande (matriz) que controla a otras firmas dependientes. En este caso, la matriz no posee el 100% de las acciones de las compañías dependientes. Entonces, el porcentaje de acciones que no son de propiedad de la matriz corresponde a los intereses minoritarios.
Ejemplo de balance de situación
Veamos el siguiente ejemplo de balance de situación de la empresa Inditex:
*Artículo redactado en colaboración con Lorena González.