En este país hay instalada una cultura, desde tiempos ancestrales, de intervención en los mercados y en la sociedad por parte del Estado (no podría ser de otro), como tal cosa, ya sea vía subvención, fijación de precios, protección, etc. canonjías en definitiva. Cultura que ha incentivado y sustentado el propio Estado interviniendo permanentemente en los mercados por doquier y si no ha ido a más, ha sido por la incorporación de España a la UE, que en muchos asuntos le ha parado los pies y no ha tenido más remedio que recular, aunque también, esta Europa nuestra deja mucho que desear en cuanto a intervencionismo se refiere.
No hay día que pase, que un ciudadano, desde que se levanta por la mañana, no mire al Estado de reojo cada vez que va a poner los pies en el suelo, ¿Estará prohibido?, ¿Me pedirán papeles?, ¿Me inspeccionarán?, ¿Estaré incumpliendo alguna normativa?, ¿Tendré derecho a ayudas?, ¿Me subirán los impuestos?, ¿Tiene el trigo mucha subvención o quizás mejor producir maíz? y así un largo etcétera inabarcable. Yo lo llamo la cultura estatista, cultura que tienen que soportar y sostener diariamente las clases medias, esas que se levantan a las 7 de la mañana, dejan a su hijo en la guardería, vuelven a su casa de noche, pagan casi el 50% de su salario en impuestos (IRPF, IVA, IBI.......), para sostener y alimentar a la maquinaria burocrática, advenedizos, espabilados, cazadores de subvenciones y demás canonjías, porque los pobres no pagan, no tienen, y los ricos ni aparecen. A estas clases medias sustentadoras de todo el entramado estatista, jamás les toca ni becas ni pisos de protección social, no son lo suficientemente pobres para optar a ello, son, en cambio, las familias sufridoras de hipotecas, aquellas que se van a la sanidad privada, pagando claro, porque en la pública la cola da dos vueltas a la manzana, aquellas que llevan a sus hijos a un colegio concertado o privado porque ya no creen en el público, son en fin, el motor que hace andar a este país, y el Estado, cada vez más, apretándoles más las tuercas porque sostener la red ineficiente que se ha tejido alrededor de este país es carísimo, quizás algún día las pasen de rosca.
De lo que debería hacer el Estado y no hace
Ser garante de la seguridad, la libertad y la justicia. El Estado nos debe dar seguridad física, ya que hemos decidido dar al Estado el monopolio de la violencia, y como tal es el único que puede ejercerla y siempre en aras del individuo que sea agredido. Nos debe garantizar la libertad, absteniéndose el poder de inmiscuirse en las vidas y propiedades de las gentes y nos debe garantizar la justicia, consistente en que a cada uno debería dársele lo que es suyo.Y yo me pregunto: ¿Nos sentimos protegidos por el Estado?, ¿Nos sentimos libres cuando notamos al Estado a nuestro lado? o, por el contrario, ¿Nos sentimos vigilados por él?, ¿Los individuos notan que la justicia funciona con eficacia?
Estos tres elementos que son pilares de la función de todo Estado, es en realidad, donde realmente deja mucho que desear nuestra querida España.
Por poner un ejemplo, al hilo del título de este articulo, los transportistas han cogido como rehenes a los ciudadanos, no tengo nada en contra de ellos, ellos sólo han sido los primeros en iniciar las peticiones al Estado, pero vendrán más, y si no, al tiempo. ¿Y el Estado que ha hecho? simplemente mirar para otro lado, resulta que los transportistas y demás, piden canonjías que serán pagadas por esas clases medias y la vez esas clases medias son rehenes de ellos, ¿Dónde está el Estado? ¡Qué país!
De lo que no debería hacer el Estado y hace
El Estado no debería dar ni un solo duro en subvenciones a ninguna empresa, ¿Qué clase de empresa se es, si necesita subvenciones?, subvenciones, claro está, que salen de los bolsillos de las famosas clases medias. Las empresas que tienen iniciativa, son competitivas, emprendedoras, que producen bienes que los consumidores desean con un buen precio, florecen, se enriquecen, no necesitan de subvenciones, las empresas, en cambio, ineficientes mueren, alargar la muerte de una empresa ineficiente mediante subvenciones no tiene ninguna razón de ser, son carísimas y seguirán aún más ineficientes al olor de la subvención y son los ciudadanos mediante el voto en euros en el mercado los que deciden qué empresas merecen estar y que empresa tiene que desaparecer, son ellos, los ciudadanos, los que ya han dictaminado la empresa que tiene que sobrevivir, si esto es así, ¿qué razón le asiste a un Gobierno para dilapidar nuestros dineros en subvenciones?El Estado no debe proteger a nuestros mercados de la competencia internacional, cualquier medida tomada en este sentido tiene un precio, que sale, otra vez, del bolsillo de los ciudadanos. Impedir que los tomates marroquíes, por ejemplo, lleguen a España para proteger a los agricultores españoles, significa que tenemos que pagar un precio más alto por los tomates autóctonos ya que evitamos la competencia, ¿por qué los ciudadanos tenemos que pagar esa protección con dinero de nuestro bolsillo para transferírselo a los agricultores?
El Estado no debe limitar los mercados, ¿Por qué no puedo abrir una farmacia si me place?, ¿Por qué no puedo tener un taxi?, ¿Para qué sirven los notarios?, estas limitaciones en los servicios, hacen que los precios sean más altos al estar dicho mercados exentos de competencia, adivinen quien paga ese precio más alto. ¿Por qué se protege al farmacéutico de la competencia? y ¿Por qué no al panadero? o al ferretero, que tiene de especial el farmacéutico que no lo tenga el panadero, ¿y los notarios? ¿Alguien sabe para qué sirve un notario?, aparte de hacer facturas.
En fin, todo un elenco de canonjías de prebendas, dentro del entramado mundo que gira alrededor del Estado, el cual, los alimenta permanentemente para no sufrir sus iras y todo a costa de esa, ya muy famosa, clase media que se levanta cansada, muy cansada a las 7 de la mañana. ¡Qué país!