Desde el principio de los tiempos, el ser humano no es motivado por una mayor calidad de vida, sino por la ambiciosa proyección de verse a sí mismo, gobernando sobre ella.
Cumplir una visión mayor, la inquietud de no ser conformista con su destino.
Durante la revolución industrial, las personas dejaban el campo en búsqueda de grandes ciudades, dejando tras de sí a los suyos, aire limpio, casa digna, y una buena alimentación.
Que les movía a la ciudad? Por qué sustituir un entorno familiar, para vivir hacinados en humildes moradas, trabajando en condiciones pésimas e insalubres, y por un sueldo miserable?
No era pues la calidad de vida, sino la expectativa de un futuro alternativo.
Incentivados por las noticias del éxito de unos pocos, los sueños que emanaban de sus mentes, pretendían comprar con el sueldo de una fábrica, el billete hacía un posible ascenso, un nuevo trabajo en la gran ciudad, un negocio propio, un hogar de clase media.....sueños que acababan mayoritariamente frustrados, y relegados al olvido.
Abandonar la rutina rural, donde se nacía, trabajaba y moría en el campo, era sustituida por una vida mucho más impredecible, un sacrificio porcentualmente superior a lo que imaginaban, y que tal vez incluso superaba con creces, lo que el campo les exigía.
No en vano, esa época creo el comunismo como respuesta social.
Hoy en día, los trabajos físicos son poco aceptados, y es díficil encontrar un buen profesional de cualquier sector de la construcción.
Sin embargo, se encuentran con relativa facilidad, ingenieros, informáticos, abogados… dispuestos a trabajar gratis, o por un sueldo ínfimo como becarios.
A cambio de expectativas, a cambio de promesas, a cambio de proyección, a cambio de recibir cualquier tipo de oxígeno, que permita mantener vivo, ese sueño de convertirse en los nuevos fundadores de una app, acaban regalando horas infinitas de su vida, en detrimento de poder ganar un sueldo aceptable como fontanero.
He presenciado lleno de asombro, con que facilidad startups seducen con cantos de sirena, a recién licenciados muy predispuestos, a acabar trabajando gratis dos años, a cambio de una referencia y una promesa.
Promesas que no eran mentira, simplemente eran medias verdades…
Las parejas cuando piensan en tener un hijo, desoyen aquel famoso "Cuando tengas un hijo, se acabará tu vida" , para suplirlo por la experiencia, de dejar un legado de su existencia, a pesar del sacrificio físico, económico y emocional que ello conlleva.
Si bien es verdad que este caso, otorga una recompensa mucho mayor en el plano espiritual, y al contrario de los ejemplos anteriores, mayoritariamente se cumple.
Y el autónomo, empresario e inversor, que espera?
Espera rentabilizar y gestionar sus negocios o ahorros, de una manera mucho más optima que la media, a pesar de que las estadísticas nos recriminan mediante claros porcentajes, que nuestras posibilidades son mínimas, y que la inversión pasiva es mucho más razonable.
Este empeño en la búsqueda de El Dorado, nos va a repercutir una peor calidad de vida, y un tortuoso camino a seguir, hasta llegar a una improbable meta, de obtener mayores beneficios.
Y es que no hay mayor preocupación en el mundo, que la obligación autoimpuesta.
Pues como decía el Marqués de Salamanca:
"El hombre siempre es esclavo de lo que se cree dueño. El marido de su esposa,
la mujer de su belleza, el avaro de su dinero, y yo cómo no, de mis negocios"
Llegada del ferrocarril a Aranjuez. Representados Isabel II y el Marqués de Salamanca.
Impulsor del proyecto.
PD.- Inicio este blog como recopilación a una vida plena de enmiendas y propósitos, donde tras mucho intentarlo, no ha hay un resultado final, sólo un camino.
Rechacé un "cómodo" inicio profesional en mis inicios, para sustituirlo por un largo viaje de aventuras empresariales. Hubo más problemas, incertidumbres y adversidades, que alegrías, pero si hay algo de lo que más aprendí, es a cuidarme de las medias verdades..
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