Es una idea muy inteligente tener una parte de la cartera invertida a largo plazo en un índice como el S&P500. Voy a explicar cómo estar invertido mediante acciones, ETFs, futuros y opciones, para ver las diferencias y ver qué es lo mejor para cada tipo de inversor.
Acciones
El S&P500 al final no es más que una cartera de empresas en una determinada proporción. Así que solo con replicar esa cartera de empresas en esas proporciones estamos replicando el índice. Lo malo es que son 500 empresas, y es inviable gestionar esa réplica para un inversor particular. Pero si vemos la composición comprobamos que las 10 empresas más grandes son las que mandan en el comportamiento del índice. Si en vez de las 500 empresas compramos las 10 mayores del índice estaremos prácticamente replicando el índice y la gestión será muy manejable, y además tampoco es tan importante replicar al detalle la proporción.
Ventajas: tenemos las acciones de las empresas en propiedad.
Inconvenientes: tenemos que preocuparnos de ir balanceando la proporción de las empresas para replicar el índice, y de vez en cuando deberemos cambiar la lista de esas 10 empresas si alguna pierde peso.
ETFs
Un paso que podemos dar es delegar esa gestión en un tercero. Un ETF es un fondo cotizado, una bolsa de acciones seleccionados con algún criterio particular que cotiza en bolsa, y hay ETFs que replican el comportamiento del S&P500. Así que simplemente comprando acciones de un ETF de este tipo estamos invirtiendo en el S&P500. Si además buscamos un ETF que replica el S&P500 de forma física, tendremos bastante seguridad de no arriesgar nuestro patrimonio.
Ventajas: comodidad y réplica más eficiente que la que podemos hacer nosotros; además necesitamos muy poco capital.
Inconvenientes: pagamos comisiones al gestor del ETF aunque sean encubiertas.
Futuros
Cuando compramos un contrato de futuros del S&P500 lo que estamos haciendo es lo siguiente; estamos acordando con una tercera parte la compra de una determinada cantidad de acciones en una fecha futura a un determinado precio. Si en esa fecha futura el precio del S&P500 es mayor al acordado ganamos dinero, si es menor entonces perdemos dinero. Escogiendo fechas de vencimiento lejanas podemos invertir a largo plazo. Lo bueno del contrato de futuros es que no compramos ni vendemos nada hasta la fecha de ejecución, simplemente hemos hecho un trato que estamos obligados a cumplir. Esa es la idea, la realidad es que los beneficios o pérdidas se calculan y se pagan/cobran en cada sesión, y además se nos piden garantías para poder hacer frente a ese pago, pero es una cantidad muy inferior al precio del contrato futuro. ¿Y qué gracia tiene este tipo de contrato? Lo que tiene es que nos permite apalancarnos si lo deseamos, es decir, podemos amplificar el beneficio o la pérdida respecto al que tendríamos con las acciones. ¿Y cómo funciona? Hay diferentes formas de verlo, pero yo lo veo así: amplificar el beneficio se consigue poniendo un precio al S&P500 en el cual perdemos todo el capital invertido, ese es el precio que pagamos por amplificar el beneficio, el riesgo de perderlo todo en un determinado nivel, y decidir ese nivel de precio como base de la estrategia es lo que a mí me parece lo más inteligente.
Imaginemos que adquirimos un contrato de futuro del S&P500 en 3000. Si el multiplicador del contrato es 50, estamos comprometiéndonos a una operación de 3000x50=150,000$. Si solo disponemos de por ejemplo 50,000$, perderemos todo el capital si el S&P500 baja a 2000, y en ese momento el bróker cerrará el contrato y perderemos los 50,000$ sin posibilidad de recuperarlos, aunque después suba a 4000. Pero podemos dedicar un mayor capital a la estrategia, por ejemplo 75,000$, con lo que el nivel de pérdida total sería de 1500, una bajada del 50%; y en ese caso la rentabilidad por cada 100 puntos del S&P500 sería de 50x100/75000 = 6.7% frente a 100/3000 = 3.3% que tendríamos comprando acciones; es decir, doblamos el beneficio, pero asumiendo el riesgo de perderlo todo si se da una bajada del 50%. Y decidiendo qué nivel de pérdida queremos asumir conocemos qué capital debemos dedicar y qué rentabilidad vamos a obtener.
Ventajas: posibilidad de multiplicar el beneficio, posibilidad de invertir a la baja.
Inconvenientes: tenemos riesgo de pérdida total del capital dedicado a la estrategia, y la gestión de la estrategia es más compleja.
Opciones
Los contratos de opciones también se pueden utilizar para invertir a largo plazo en el S&P500, simplemente tenemos que comprar opciones CALL al strike más bajo que podamos y a fecha de vencimiento lejana. Cuando compramos una opción CALL lo que estamos haciendo es lo siguiente; estamos adquiriendo el derecho de comprar el S&P500 a un determinado precio en una determinada fecha y a cambio de ese derecho pagamos una prima a la parte contraria como compensación a la obligación que adquiere. ¿Y qué gracia tiene este tipo de contrato? Al igual que con los futuros, lo que tiene es que también nos permite apalancarnos si lo deseamos. ¿Y cómo funciona? De la misma forma que con los futuros, a mí me gusta definir la estrategia basada en el nivel del S&P500 en el que voy a asumir pérdida total del capital de la estrategia, es el riesgo que asumimos a cambio de amplificar el beneficio.
Imaginemos que hoy el S&P500 está en 3000 y compramos una opción CALL de strike 1500 a 75,000$, con multiplicador 50. Al comprar la opción pagamos 75,000$ y adquirimos el derecho de comprar el S&P500 a 1500 en la fecha de vencimiento. La pagamos en ese mismo momento, nos deshacemos de los 75,000$, pero tenemos en cartera el contrato. Si en la fecha de vencimiento el S&P500 está por debajo de 1500 perdemos el dinero ya pagado ya que nuestro contrato no vale nada. Si al vencimiento el S&P500 está en 3000 la ganancia que tenemos es de (3000-1500)x50-75000 = 0, es decir que nos quedamos igual porque en realidad hemos hecho la operación en el momento en el que el S&P500 estaba en 3000 y el precio de la opción estaba acorde a eso. Si al vencimiento el S&P500 está en 3100 la ganancia que tenemos es de (3100-1500)x50-75000 = 5000, es decir, 5000/75000=6.7% frente a 100/3000 = 3.3% que tendríamos comprando acciones; es decir, doblamos el beneficio, pero asumiendo el riesgo de perderlo todo si se da una bajada del 50%. Decidiendo qué nivel de pérdida queremos asumir conocemos qué capital debemos dedicar, que strike comprar y qué rentabilidad vamos a obtener.
Ventajas: posibilidad de multiplicar el beneficio, posibilidad de invertir con posiciones cortas.
Inconvenientes: tenemos riesgo de pérdida total del capital dedicado a la estrategia, y la gestión de la estrategia es más compleja.
Nota: habrás visto que con opciones y con futuros la estrategia da la misma rentabilidad, no es casualidad, si no fuese así sería muy fácil ganar dinero operando en un sentido con futuros y en sentido contrario con opciones.
Conclusión
Si tenemos poca experiencia o poco capital, lo más sensato es elegir un ETF con pocas comisiones de gestión.
Si tenemos un poco más de experiencia y algo más de capital, podemos valorar si nos compensa la molestia de gestionar nuestra propia cartera de las 10 empresas más grandes del S&P500 y a cambio tenerlas en propiedad y ahorrarnos esa comisión de gestión.
Si tenemos más experiencia y sabemos operar con opciones y futuros podemos valorar si queremos asumir riesgo a cambio de amplificar el beneficio. Si es así tenemos que ver si nos sentimos más cómodos trabajando con futuros o con opciones y planificar la estrategia detalladamente. Operando con futuros tenemos el capital disponible y las liquidaciones son diarias, pero por la contra debemos estar atentos a las garantías. Operando con opciones compramos el contrato y nos olvidamos hasta la fecha de vencimiento, pero por la contra quizás sea más difícil deshacer el contrato si por cualquier circunstancia deseamos hacerlo rápidamente.