Los dos gigantes de la banca española BBVA y BSCH han hecho pública su decisión de vender casi todo su patrimonio inmobiliario durante los próximos meses. Por supuesto, esta estrategia la han vestido y maquillado para que sea políticamente correcta. De un lado el BBVA habla de la centralización de recursos en un campus o parque empresarial propio; y de otro BSCH liquida activos para sufragar la adquisición del 27'9% de ABN Amro. Esta corrección política intenta justificar ante la opinión pública unas decisiones estratégicas que saltan a la vista, al menos a la nuestra. BBVA centraliza sus instalaciones en un parque empresarial que será absolutamente versátil, es decir que a diferencia de lo que ocurre en Boadilla del Monte podrá comercializarse y rentabilizarse en alquiler o venta a cualquier futuro interesado. Por eso se habla de "espacio abierto" con edificaciones horizontales con formatos independientes y de fácil comercialización al detalle. Por su parte BSCH "necesita" reunir unos 19.000 millones de € para la adquisición de su proporción en ABN, aunque en realidad se ha reconocido en petit comité que dicha macro-venta inmobiliaria se llevará a cabo tanto si la adquisición de ABN llega a buen puerto como si se aborta por cualquier motivo. Evidentemente la compra de el grupo holandés puede aportar su proporción de inmuebles al grupo, pero la realidad es que la decisión de venta inmobiliaria de BSCH va más allá y más acá de esta operación.
Recogida de beneficios procedentes de las plusvalías inmobiliarias, obtención de liquidez para optimizar activos, balances y capacidad de préstamo, reestructuración interna, centralización de recursos, etc... Todos estos argumentos y frases mediáticas no son más que un camuflaje para el cambio de destino de los activos en los gigantes de la banca. También otros grandes como Telefónica se apuntan al carro, tonto el último. La inversió inmobiliaria ya ha dejado de ser negocio y las grandes empresa toman grandes decisiones que maquillan convenientemente, pero la esencia nos resulta muy clarita: Giro de 180 grados en la estrategia de inversión. Además nos resulta obvio, el ciclo no sólo se ha terminado sino que se ha exprimido espectacularmente. Los alquileres que estos bancos aseguran a los posibles compradores de sus inmuebles son ni más ni menos que los del mercado. Y aunque la mayoría de propietarios se hayan acostumbrado a obtener rentabilidades netas del 2 o 3% del valor en plena burbuja inmobiliaria, estas cifras son fácilmente superables para cualquier actividad bancaria que se precie. Es decir, para un banco resulta mucho más beneficioso pagar alquileres a este nivel y poder así rentabilizar mejor sus activos líquidos en operaciones bancarias alternativas. Además el riesgo de que el valor de sus inmuebles disminuya en un futuro próximo, también se evita con este golpe de timón. Es tiempo de efectivo y no nos cansaremos de repetirlo mientras así lo creamos.Es fácil, lógico y simple, pero las inercias del inversor medio son sorprendentemente brutales. El ciclo de plusvalías inmobiliarias toca a su fin (con el permiso de las propiedades prime), la renta variable lo confirma maliciosamente. ¿Hay alguien que dude todavía de la estrategia a seguir con los inmuebles? Lamentablemente los pequeños, medios e incluso algún gran capital siguen con aquello de que el ladrillo siempre valdrá más, aunque los más "avispados" y faltos de memoria vuelven a confiar en la bolsa como sustituto de sus pelotazos inmobiliarios. Pero ¿hay alguien más?