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Érase una vez...a finales del siglo XX.

"Érase una vez... a finales del s.XX, había un mundo en el que los conflictos armados mayoritariamente no tenían un origen religioso, en el que las tasas de crecimiento de la Economía de gran parte de paises eran más que aceptables. Los sectores económicos pujantes: El inmobiliario, el corporativo, el bursátil... Por supuesto existía un tercer mundo con serios problemas de pobreza y sanitarios, pero el llamado primer e incluso segundo mundo gozaba de una época de esplendor global importante. Se vislumbraba un futuro espectacular para algunos países emergentes que despertaban ante un sistema económico de mercado global que iba a revolucionar las vidas de miles de millones de personas. Muy atrás quedaba, ya casi ni en la memoria, la crisis energética de los años 70, el telón de acero con su Checkpoint Charlie o la guerra fría entre bloques con un dedo permanentemente nervioso sobre el botón nuclear. Pero aún habiendo dejado atrás este tormentoso pasado, los habitantes de ese planeta se sentían preocupados y discutían para encontrar soluciones imposibles a lo que desde sus perspectivas parecian grandes problemas mundiales.

Curiosamente los habitantes de aquel entonces no eran conscientes de la excepcionalidad del bienestar general que su mundo estaba viviendo en esos años. Seguían preocupados y quejosos por la posibilidad de que la estación espacial MIR pudiera caer sobre sus cabezas convertida en chatarra por culpa de la crisis económica rusa, les preocupaba la cierta ralentización de la economía mundial respecto a años anteriores.


Por otro lado se discutía si la fiscalidad podría ser una herramienta más eficaz que la simple política monetaria para controlar los previsibles excesos de la demanda de consumo global. También era objeto de discusión la alta volatilidad de los flujos financieros de los paises más ricos hacia los paises emergentes. Si además estos flujos se apoyaban en cambios de divisas especulativos, la volatilidad de la economía global se podía multiplicar. Y eso no gustaba a los analistas de la economía de aquel mundo. Se instaba a los paises en desarrollo a promover medidas de control de los riesgos que las voraces instituciones financieras obviaban a cambio del desenfreno inversor que generaban estos emerging markets.

Nadie pensó jamás que el peligro pudiera venir por los flujos de inversiones financieras entre países del primer mundo y mucho menos con las divisas más fuertes: US$, GBP y Deutsche Mark.

Era un mundo cuyo mayor problema era discutir internacionalmente acerca de cuáles eran los principales problemas que sufría la economía mundial. Un Babel macroeconómico que navegaba globalmente viento en popa semi-consciente de su propio dulce y viejo conocido caos, pero inconsciente de su rumbo. ¿Qué podía haber peor que sus problemas económicos de aquel entonces?"
"...Y pasaron los años, digamos una década. El escenario de ese mundo había cambiado por completo. Comparativamente el presente era desolador. El fundamentalismo islámico estaba sembrando terror y guerra en muchos países. Occidente (Israel y Vaticano incluido) intentaba torpemente minimizar sus efectos. En muchas ciudades se instalaron centenares de miles de cámaras para fiscalizar a los ciudadanos potencialmente peligrosos de atentar contra la población. También subirse a cualquier avión comercial era una práctica propia del mundo Orwelliano de 1984. La energía escaseaba para los bolsillos pequeños. La gran demanda de los paises emergentes que empezaban a ridiculizar las cifras del selecto G8, y también la especulación y la inestabilidad, habían elevado el precio del barril de crudo a niveles récord. Las divisas se cruzaban con cambios nunca vistos y la moneda "refugio" era una de nueva implantación llamada €. El precio del oro batía cualquier histórico jamás visto. El sistema financiero se estremecía cuando los bancos desconfiaban unos de otros y los préstamos interbancarios se secaban, obligando a los bancos centrales de todo el mundo a inyectar liquidez para evitar averías irreversibles en la maquinaria financiera. Las cotizaciones en bolsa de las entidades financieras mayores del planeta se desplomaban, así como las cotizaciones de la deuda emitida por las empresas financieras y no financieras. La burbuja inmobiliaria habida en el primer mundo desde los inicios del nuevo siglo, y los excesos crediticios durante la última década, habían dañado la línea de flotación de la banca mundial. La volatilidad y nerviosismo, no sólo de las bolsas, sino de todo lo relacionado con el dinero era palpable.

Se hablaba de recesión releyéndo (que no recordando) la sufrida 80 años atrás. Pero difícilmente podía proyectarse lo sucedido entonces, a un mundo en constante cambio durante casi un siglo, el más convulso de la Historia. La situación actual ¿soportaría mejor o peor una recesión como aquella? es más, ¿porque la recesión prevista debía ser ni siquiera parecida a la de 80 años atrás?"
Un nuevo Orden (todavía desorden) Mundial se había instaurado y la mayoría de población ni siquiera era consciente del nuevo escenario. ¿Cómo podían haber cambiado tantas cosas en tan pocos años?"
SHOW YOUR BOARDING PASS!... SHOW YOUR BOARDING PASS!...

Se interrumpió bruscamente mi lectura. Pensé que visto lo que les sucedió en la década siguiente, los problemas de esa civilización de finales de ese siglo XX no eran más que mariconadas (con perdón de quien se sienta ofendido). Bueno, después de este primer capítulo pensé que quizás esta novelucha de ciencia-ficción de tres al cuarto que había comprado por 9'99 $ en el quiosco del duty-free del aeropuerto, podría entretenerme lo suficiente. Tenía que matar las horas de espera a las puertas de los fingers de la terminal de turno durante los próximos tres días.

Volviendo a la relidad, ahora tenía que guardar el librejo en mi maletín porque me acercaba a la zona de control. Miré por encima de las cabezas y observé el panorama al que soprendentemente todos parecíamos ya acostumbrados: Varias filas de personas descalzas aguantandose sus pantalones faltos de cinturón. En silencio. Resignados. Rodeados de alambres espinosos reconvertidos en modernas barreras inoxidables. Uniformes y perros, ambos malhumorados y adiestrados vociferando consignas. Registros exahustivos. Confiscaciones de neceseres. Rayos X. Con todas nuestras pertenencias en una bandeja de plástico que deberemos retornar y apilar convenientemente después del control, en la zona de recuperación de enseres.

No sé porqué me vinieron a la mente imágenes de Auschwitz o Birkenau que todos habremos visto alguna vez.... Demasiada imaginación, quizás debería dejar de leer noveluchas baratas de ciencia-ficción y centrarme más en el mundo real.
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  1. #7
    Anonimo
    11/02/08 13:08

    Gurus Mundi, puede que peque de optimista, pero desde la madurez de una vida intensa, que he estado a punto de perder en dos ocasiones (la última hace tres años), procuro ver la luz al principio, en el medio, y al final del tunel.

    Es cierto que en algunos momentos es difícil mantener integra la salud y el patrimonio, pero soy de los que consideran que no siempre se puede ganar... Sería bastante aburrido, ¿no?

    Creo que es mejor considerar que los integristas, religiosos o financieros, son tan sólo baches en un camino, que encontraremos perfectamente asfaltado dentro de unos pocos kilómetros.

    Ha sido, como siempre, un placer poder disfrutar de la lectura de tus artículos.

  2. #6
    11/02/08 12:53

    Solo nos falta el código de barras encima de la piel o un chip para ser detectados y por cierto ser desconectado cuando al sistema le moleste el portador en cuestión.

    A parte de la libertad financiera y económica está claro que este siglo deberemos trabajar , arduamente por nuestra libertad más personal ; pués sin ella desaparecen las otras libertades.

    Cuando hablo de libertades no hablo desde luego ni de garzonadas ni actuaciones judiciales en plena contienda de elecciones.A eso le llamo chiquilladas de patio.

    Mantengamos y mejoremos el sistema , conservando todas y cada una de las libertades personlaes.

    Pués queramos o no somos parte del sistema.

  3. #5
    11/02/08 12:12

    Lamento Alfonso que te haya dado una imágen de pesimismo "íntegro" con este artículo un tanto Orwelliano. Como he dicho en mi anterior comentario, sigo viendo la luz al final del tunel.

    Quizás tu salud esté íntegra. Te felicito y envidio sanamente. En cuanto el patrimonio, lamentablemente en nuestra profesión vemos muchos casos en que se malogran grandes cantidades. Especialmente en épocas complicadas como éstas. Si el tuyo sigue íntegro, te vuelvo a felicitar.

    Como sabes yo también soy cuarentón y espero llegar a cincuentón, sesentón, etc. Pero sobre todo me preocupa la evolución del mundo del s. XXI, ya que será el que vivirán mis hijos que nacieron prácticamente con el siglo.

    El mundo no "se inventa", sino que lo creamos las generaciones que en él vivimos. Y por lo tanto es en parte también nuestra responsabilidad. También la tuya.

    Te agradezco, como siempre, tu comentario y te deseo más salud y más €. También a tus descendientes.

  4. #4
    Anonimo
    10/02/08 23:14

    Bla, bla, bla...

    El mundo en que vivimos se inventó hace "algún tiempo" mi querido Gurus Mundi, y me temo que ni el integrismo islámico con sus bombas y sus antiestéticos burkas, ni el integrismo económico con sus subprimes, burbujas tecnológicas o inmobiliarias, ni ningún otro tipo de integrismo acabará con él.

    Además... ya hemos cumplido los 40, con lo cual tampoco nos queda tanto, ¿no?

    Disfrutemos de nuestra aún integra salud, nuestro aún integro patrimonio, y dejemos las angustias y el pesimismo integro para los integristas de generaciones venideras.

  5. #3
    10/02/08 19:08

    Por cierto, en tu último post de Putabolsa: Realmente asombroso el parecido del gráfico del artículo de elsabado.es. Pero el escenario a mi entender es muy pero que muy distinto. Desgraciadamente hay infinitas variables e imponderables además del análisis técnico (que ya es complicado). Te recomiendo este otro de Xavier Sala-i-Martin, para mí y para muchos un verdadero crack de la Economía. (Quizás le dí alguna idea un mes antes...;)
    En cualquier caso sigo viendo la luz al final del tunel como en septiembre. Qué triste sería no verla, ¿verdad?

    Salud y €.

  6. #2
    10/02/08 17:31

    Es que los dos deberíamos dejar de leer noveluchas baratas de ciencia-ficción e irnos a Hawaii a bailar Hula con tremendas señoritas con flores en el pelo...;)

    Salud y €.

  7. #1
    10/02/08 17:19

    Que "yu-yu" me has dado,yo solo me sirvo y me basto para imaginarme la peor situación posible,solo me falta leerte a ti ya,para que me de el yu-yu definitivo,ese que algun dia acabara enterrandome.


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