Ahora que debemos estar en casa y tenemos más tiempo para disfrutar de la familia, pensar, reflexionar… podemos aprovechar también para poner en orden nuestros pensamientos, y, por qué no, nuestras finanzas… es muy importante “afilar el hacha” así que aprovechemos este “tiempo” para “parar y tomar impulso”
Yo, al igual que tú, también tengo miedo… miedo a lo “desconocido”, a no saber cuánto tiempo va a durar esto, a cuándo se va a recuperar mi cartera que está en rojo, a si va a haber “papel higiénico para todos…” (esto último es broma)
Mis inversiones también están en negativo
Da igual que haya leído más o menos sobre finanzas, mercados, inversión… esto me afecta igual que a ti, lo único que me puede diferenciar y lo que quiero transmitirte con este post es que tengo un plan financiero, y mi plan me permite estar tranquila…
Invierto a largo plazo en fondos indexados, mediante aportaciones mensuales automáticas, independientemente de cómo estén los mercados, si las participaciones están más baratas compro más y si están más caras compro menos… por poner un ejemplo, es como el que siempre le echa 50 € a su coche de gasolina independientemente del precio al que esté el litro.
Y si la bolsa ha caído… ¿por qué estoy tranquila? Por varios motivos…
He hecho los deberes antes
Mis finanzas están ordenadas y tengo un colchón para imprevistos. Uno que me permite dormir tranquila. Así, si surge una emergencia puedo utilizarlo y no tengo que rescatar mis inversiones o endeudarme.
Invierto el dinero que no necesito a corto plazo
Solo he invertido el dinero que no necesito a corto plazo, si surgen imprevistos fuera del presupuesto, puedo utilizar el colchón financiero. Cuando comencé a invertir, me hice a la idea que el dinero destinado a inversión, se metía en una caja fuerte en la que no me darían la combinación correcta para abrirla hasta pasados al menos 10 años. Si lo piensas bien, es algo parecido a lo que ocurría con los planes de pensiones, ahora puedes rescatarlos a los 10 años de la aportación, pero antes no podías hacerlo hasta los 65 años a no ser que se tratará de casos especiales.
Contrato con mi yo futuro
En 2019 cuando mi cartera acumulaba una rentabilidad superior al 20%, firmé un contrato con mi YO FUTURO para esos “momentos de pánico” en los que muchos inversores acaban vendiendo sus inversiones tras una caída de mercado y perdiéndose los repuntes de la bolsa (algo así ocurrió en el último trimestre de 2018 y los que salieron se perdieron un 2019 verde).
“Para evitar este comportamiento en el futuro, “MI YO FUTURO” se compromete con “MI YO PRESENTE” a lo siguiente:
Mi cartera podrá sufrir caídas, pero aun así seguiré con mi plan y seguiré aportando dinero. Solo retiraré en forma de renta cuando sea financieramente libre.”
Después del invierno siempre viene la primavera.
Hace muy poco he leído el libro “Imbatible” de Tony Robbins. A continuación os resumo, lo que él llama, hechos liberadores para no tenerle miedo a las crisis:
- En promedio, las correcciones han tenido lugar una vez al año desde 1900 (se llama corrección del mercado cuando éste sufre una caída del 10% y mercado bajista si esta caída es de al menos un 20%). El mayor peligro no es una corrección o un mercado bajista, es estar fuera del mercado. Históricamente, las correcciones duran en promedio, 54 días (menos de 2 meses)
- Menos del 20% de las correcciones acaban convirtiéndose en un mercado a la baja. O lo que es mismo, el 80% de las correcciones no se transforman en mercados bajista. Mucha gente es incapaz de aguantar la presión y vender por miedo a que la bolsa entre en barrena… ¿Ahora te estás conociendo a ti mismo? Si el pánico te supera y retiras tu inversión durante una corrección, puedes perderte la recuperación del mercado. Esto es lo que les ocurrió a muchos inversores en el último trimestre de 2018, perdiéndose un 2019 estupendo en lo que a mercados se refiere. Así que fuera miedos, las correcciones ocurren regularmente, nadie puede predecir cuándo y el mercado suele recuperarse rápido retomando su trayectoria general ascendente.
- Nadie acierta constantemente lo que va a ocurrir en los mercados. ¿Market timing? No por favor. Nadie tiene la bola de cristal, así que por favor, huye de los vendedores de humo que, en un intento de ser Nostradamus o “mercaderes de catástrofes” quieren “venderte” su sabiduría empaquetada en formato cursos.
- El mercado bursátil se revaloriza con el tiempo. El mercado tiende al alza a largo plazo, aunque las noticias a corto plazo sean deprimentes y el mercado esté siendo duramente golpeado. No a todas las empresas le irá bien, pero la ventaja de poseer un fondo indexado que replica una cesta de acciones, es que recurrentemente se eliminan las empresas más débiles y se reemplazan por otras más fuertes. Os recomiendo esta entrevista a Inversobrio en la que nos explica, entre otras cosas el “mecanismo de reciclado y sustitución automático” que implementan gratuitamente los índices permite acumular rentabilidad sin necesidad de saber cuáles serán esas empresas ganadoras.
- Históricamente los mercados bajistas se repiten cada tres o cinco años. De ahí la importancia de invertir a largo plazo y no estar pendiente del resultado diario de tus inversiones. ¿Qué ocurre con los mercados bajistas? No todo el mundo está preparado para una caída que supere el 30 o 40 %.
“¿Cómo me siento cuando el mercado pierde un 50 por ciento? Sinceramente, me siento fatal. Se me forma un nudo en la boca del estómago. ¿Qué es lo que hago entonces? Cojo un par de libros que tratan sobre “no tirar nunca la toalla” y me los vuelvo a leer” Jack Bogle.
Desde 1946 hasta 2016 ha habido 14 merados bajistas en EE.UU., que han durado de promedio un año (desde 45 días hasta 694). Por lo tanto, los mercados bajistas no duran siempre, PERMANECE INVERTIDO.
- El mercado bajista se vuelve alcista, y el pesimismo se torna optimismo. ¿Recuerdas la crisis de 2008? ¿Cómo te imaginabas que sería el futuro? Sólo 12 meses después del 9 marzo de 2009 (momento en que el mercado tocó fondo) el S&P 500 repuntó hasta el 69,5%. Momento de recordar al gran Warren Buffet: “La bolsa es un mecanismo por el cual se transfiere dinero del impaciente al paciente“
- El mayor peligro es estar fuera del mercado. Por todos es conocido, que la estrategia de entrar y salir continuamente del mercado está abocada al fracaso, y mantenerse al margen, aunque sea por un corto período de tiempo, puede ser el error más caro de todos. “El índice S&P 500 cosechó entre los años 1996 y 2015 una rentabilidad media anual del 8,2%. Pero, si durante estos veinte años, te hubieses perdido las 10 mejores sesiones bursátiles, tus ganancias se habrían reducido a un 4,5% anual. ¿No te parece increíble? ¡Tus ingresos se reducen a la mitad aunque sólo faltes 10 jornadas en un período de 20 años”
Conclusión
Después del invierno siempre llega la primavera, y esto también pasará. Si aún no lo has hecho, aprovecha estos días para poner en orden tus finanzas, diseña tu plan financiero y síguelo. Analiza tus gastos e ingresos, realiza un presupuesto, calcula el montante para tu colchón de emergencias, ordena una transferencia a tu banco para preahorrar si aún no lo haces, lee y sigue formándote…
Y en cuanto al tema personal, te dejo con esta bellísima reflexión del psicólogo F. Morelli, que circula entre nuestros queridos vecinos italianos:
“Creo que el universo tiene su manera de devolver el equilibro a las cosas según sus propias leyes, cuando estas se ven alteradas. Los tiempos que estamos viviendo, llenos de paradojas, dan que pensar…
En una era en la que el cambio climático está llegando a niveles preocupantes por los desastres naturales que se están sucediendo, a China en primer lugar y a otros tantos países a continuación, se les obliga al bloqueo; la economía se colapsa, pero la contaminación baja de manera considerable. La calidad del aire que respiramos mejora, usamos mascarillas, pero no obstante seguimos respirando…
En un momento histórico en el que ciertas políticas e ideologías discriminatorias, con fuertes reclamos a un pasado vergonzoso, están resurgiendo en todo el mundo, aparece un virus que nos hace experimentar que, en un cerrar de ojos, podemos convertirnos en los discriminados, aquéllos a los que no se les permite cruzar la frontera, aquéllos que transmiten enfermedades. Aún no teniendo ninguna culpa, aún siendo de raza blanca, occidentales y con todo tipo de lujos económicos a nuestro alcance.
En una sociedad que se basa en la productividad y el consumo, en la que todos corremos 14 horas al día persiguiendo no se sabe muy bien qué, sin descanso, sin pausa, de repente se nos impone un parón forzado. Quietecitos, en casa, día tras día. A contar las horas de un tiempo al que le hemos perdido el valor, si acaso éste no se mide en retribución de algún tipo o en dinero. ¿Acaso sabemos todavía cómo usar nuestro tiempo sin un fin específico?
En una época en la que la crianza de los hijos, por razones mayores, se delega a menudo a otras figuras e instituciones, el Coronavirus obliga a cerrar escuelas y nos fuerza a buscar soluciones alternativas, a volver a poner a papá y mamá junto a los propios hijos. Nos obliga a volver a ser familia.
En una dimensión en la que las relaciones interpersonales, la comunicación, la socialización, se realiza en el (no)espacio virtual, de las redes sociales, dándonos la falsa ilusión de cercanía, este virus nos quita la verdadera cercanía, la real: que nadie se toque, se bese, se abrace, todo se debe de hacer a distancia, en la frialdad de la ausencia de contacto. ¿Cuánto hemos dado por descontado estos gestos y su significado?
En una fase social en la que pensar en uno mismo se ha vuelto la norma, este virus nos manda un mensaje claro: la única manera de salir de esta es hacer piña, hacer resurgir en nosotros el sentimiento de ayuda al prójimo, de pertenencia a un colectivo, de ser parte de algo mayor sobre lo que ser responsables y que ello a su vez se responsabilice para con nosotros. La corresponsabilidad: sentir que de tus acciones depende la suerte de los que te rodean, y que tú dependes de ellos.
Dejemos de buscar culpables o de preguntarnos por qué ha pasado esto, y empecemos a pensar en qué podemos aprender de todos ello. Todos tenemos mucho sobre lo que reflexionar y esforzarnos. Con el universo y sus leyes parece que la humanidad ya esté bastante en deuda y que nos lo esté viniendo a explicar esta epidemia, a caro precio.
(Cit. F. MORELLI, traducido al español)