A mediados del año pasado, el 23 de junio de 2016, Europa sufrió una convulsión con el resultado del referéndum sobre el Brexit en que Reino Unido (UK) decidió separarse de la Unión Europea (UE).
Independientemente de las posibles discusiones sobre si la mayoría obtenida y el modo de llevarlo a cabo es éticamente suficiente como para tomar una decisión tan importante, la realidad es que, salvo imprevistos, se consumará la salida de UK de la UE después de la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa por la Primera Ministra Británica Theresa May el 29 de marzo de 2017, mostrándose a continuación la cronología prevista del proceso.
Figura.- Comisión Europea. Artículo 50 del Tratado de la Unión Europea. Preguntas y Respuestas.
El análisis del Brexit permite distintos abordajes, tanto en el valor que se puede dar a dicho referendum, como los motivos que condujeron a su resultado o sus consecuencias, tanto para UK como para la UE.
Valor, legalidad y ética del proceso
En cuanto a la valoración del resultado, es sorprendente que decisiones de la importancia de la tomada no requieran de cierta mayoría cualificada y estable en el tiempo, ya que dado que el nivel de participación en el Brexit fue del 72,2%, votando el 51,9% abandonar (leave) y el 48,1% permanecer (remain) (figura siguiente), implica que la decisión la han respaldado únicamente el 37% de los posibles votantes, lo que plantea en primer lugar la cuestión de hasta qué punto la decisión es democrática y no supone una perversión del término, ya que cuanto más importante es una decisión, en mayor medida deberían actuar los sistemas de control en que las distintas instituciones del sistema velasen por la legalidad y ética del proceso, debiendo ser los impedimentos para modificar la situación del statu quo mayores.
Figura.- Kenneth Rogoff Brexit is an example of democratic failure.
Pese a ello, la mayoría obtenida se ha considerado suficiente para respaldar la decisión de separarse de la UE.
Motivos
En cuanto a los motivos que han desembocado en este resultado, cabe distinguir el descontento por la evolución de los ingresos de parte de la población y el deseo de recuperar la soberanía, en forma de control de la inmigración, independencia legislativa y no sometimiento al Tribunal de Justicia Europeo.
El descontento social, que tiene su origen en la menor calidad de vida, ha estado sustentado por el voto del segmento de población de mayor edad y menor nivel educativo , que ha apuntalado uno de los motivos bandera del Brexit, el rechazo a la globalización y el control la inmigración.
La inmigración no es responsable de la situación de los trabajadores en UK, ya que el proceso de desindustrialización relacionado con la reducción de salarios e inestabilidad laboral es fruto sobre todo del desarrollo tecnológico y la automatización, y secundariamente de la globalización, y parece que independiente de los niveles de inmigración.
De hecho, la tasa de paro en UK es prácticamente estructural, concretamente en enero de 2017 el 4,7% y los niveles de desigualdad se han reducido elevándose los ingresos de los más desfavorecidos. Aunque este hecho, requiere cierta matización, ya que es consecuencia de un incremento en las pensiones provocando tensiones intergeneracionales al incrementar la diferencia de ingresos en este segmento de ingresos entre pensionistas y trabajadores (figura siguiente). Situación que debería ser paliada a través de políticas económicas y sociales en cada país y no poniendo palos en las ruedas del desarrollo.
Figura.- UK inequality narrows but many working people are worse off
De hecho, el proceso de desindustrialización, que se remonta a finales de la década de 1950, es anterior al de la reciente globalización. A partir de dicha fecha, aunque la producción manufacturera se ha ido incrementando como consecuencia de los elevados niveles de productividad, se ha llevado a cabo en paralelo con una reducción del empleo, de tal forma que si en 1957 el empleo en la industria de Reino Unido suponía el 48% del total, en el año 2016 suponía únicamente el 16%. VOXEU Brexit globalisation and deindustrialization Jim Tomlinson 21 April 2017.
Elecciones y política de Reino Unido
Para afrontar las negociaciones con la UE con mayor respaldo, la Primera Ministra Theresa May ha convocado nuevas elecciones. Existen varios motivos para ello, entre ellas podríamos destacar el lograr una mayor legitimidad en su cargo, ya que lo ocupa por dimisión del anterior ministro Cameron, y por tanto no ha sido elegida en las urnas; y en segundo lugar, obtener una mayor legitimidad del proceso de Brexit dada la exigua mayoría obtenida en el referéndum.
Este hecho da lugar a que estas elecciones puedan considerarse un segundo plebiscito, haciendo de este hecho la base de la campaña electoral, lo que tiene sentido, ya que el Brexit representa un cambio radical que condicionará el futuro de la vida social y económica del país.
Para reforzar su posición, May ha aprovechado la coyuntura actual del país, propicia para el partido conservador, dada la debilidad del partido laborista y la falta de alternativas, ya que los partidarios de la permanencia en la UE, los liberales y los verdes, además de los escoceses, no tienen un apoyo decisivo.
De hecho, las primeras encuestas, que como todas las encuestas siempre hay que tomar con mucha cautela, muestran que los liberales alcanzarían únicamente el 11% de los votos y los verdes el 4%, mientras que los conservadores pasarían del 36,9% al 42% (figura siguiente), por lo que darle la vuelta al Brexit es muy poco probable, dando lugar a que las elecciones anticipadas constituyan una maniobra política para afianzarse en el poder ante la falta de alternativas.
Figura.- STATISTA. Qué partido ganará las elecciones de Reino Unido?
Sin embargo, tampoco debemos olvidar que el 48% de los ciudadanos votaron “remain”, y su decisión podría dar lugar a una sorpresa el 8 de junio. Aunque también debemos recordar que una vez activado el proceso de separación no se puede cancelar de forma unilateral y la reincorporación a la UE debería seguir el proceso de adhesión establecido.
Theresa May se apoya en las ventajas que le dan las encuestas. Sin embargo, la estrategia de la Primera Ministra también presenta su lado oscuro, que es su indefinición con respecto a los objetivos concretos que persigue y cómo lograrlos, haciéndose referencia a posibles Brexit duro o blando, incluyéndose en el primer caso un posible “no acuerdo”, de tal forma que lo que pide es un voto en blanco de cara a afrontar las negociones del Brexit.
Consecuencias del Brexit
La indefinición de la Primera Ministra levanta mucha incertidumbre sobre el resultado de las negociaciones y sus consecuencias dentro de los ámbitos político, económico y social. Políticamente en cuanto que países integrantes del Reino Unido han votado “no” al Brexit y han amenazado con referéndum independentistas poniendo en riesgo la integridad de Reino Unido o por lo menos la estabilidad interna. Y desde el punto de vista económico y social, porque el proceso se puede tener su repercusión sobre el tipo de cambio de la libra, la inflación, tipos de interés, la evolución del sector exterior, la inversión extranjera directa y el sector financiero, lo que sin duda afectará a la evolución del PIB y a la calidad de vida de los ciudadanos.
Uno de los aspectos más importantes es que el Brexit implicará simultáneamente la salida del mercado único y afectará a la libertad de movimiento de personas, capital, bienes y servicios, motivo por el cual Theresa May tratará de alcanzar un acuerdo de libre comercio con la UE.
Sin embargo, un acuerdo de este tipo puede ser difícil de alcanzar, ya que aunque UK presenta un déficit comercial con la mayoría de los miembros de la UE , en esta existen también factores políticos importantes que pueden condicionar las negociaciones.
El acuerdo comercial puede estar subordinado al resultado de las condiciones de separación de la UE, cuando además, el acuerdo final estará sometido al derecho de veto de cualquiera de los 27 países de la UE y puede además verse dificultado por el hecho de que a la UE le interesa penalizar a UK e incrementar el coste del Brexit, ya que una situación favorable a los intereses de UK en el proceso puede animar las tendencias euroescépticas ya existentes en algunos países debilitando desde dentro a la propia UE.