En todos los ámbitos de la vida existen dichos populares que no siempre coinciden con la realidad de los acontecimientos, pero están ahí para admirarlos o defenestrarlos. El mundo de las finanzas no es diferente y con la llegada del mes de mayo llega también al mundo de los Mercados Financieros una de las pautas estacionales más famosas: “Sell in May and go away”. Esa pauta se caracteriza porque divide al ejercicio bursátil en dos periodos: uno que va desde noviembre a abril y el otro desde mayo a octubre. Este dicho, a modo de consejo, invita al ahorrador-inversor a vender sus activos bursátiles en mayo y retirarse del Mercado hasta noviembre.
El dicho original, algo más largo, nació a raíz de una popular carrera de caballos -St. Leger Stakes- que se celebra en septiembre y es: “Sell in May and go away, don’t come back till St. Leger’s Day” (vende en mayo y vete, no regreses hasta el día de san Leger). Para nosotros, ahora, esto puede resultar un poco extraño, pero en Londres, cuando aún no estaban informatizadas las transacciones, eran los antiguos brókeres los que marcaban la pauta a seguir en los Mercados, dejándolos casi paralizados a partir de mayo para asistir a los eventos deportivos de la época y disfrutar de las vacaciones estivales. En ese periodo, eran tan insignificantes las operaciones de compraventa de acciones que se producían con demasiada frecuencia escenarios de gran volatilidad. Pasado el periodo vacacional, la citada carrera de caballos marcaba el final del verano volviendo la City a su normalidad, regresando los grandes inversores a las Bolsas aumentando así el volumen de negociación.
Si se echa un vistazo al retrovisor, obviando el reciente “crash” producido por el COVID-19, la mayoría de las capitulaciones bursátiles se han producido en el periodo comprendido entre mayo y octubre. Por citar algunas: la Gran Depresión tuvo su origen en octubre de 1929, en octubre fue también el famoso lunes negro de 1987, la caída de Lehman Brothers coincidió en el otoño de 2008, el Brexit en junio de 2016 y la crisis de la bolsa de China en agosto de 2015.
Los expertos se encuentran divididos en opiniones. Repasando la historia de la evolución de los diferentes Mercados mundiales en ambos periodos hay de todo: por una parte, los resultados dicen que la expresión no va del todo desencaminada en Wall Street, pues los rendimientos entre mayo y octubre han sido peores que las del otro semestre. Para nuestro selectivo, este dicho no se cumple. En cualquier caso, no se le debería hacer demasiado caso, ya que el comportamiento de los Mercados Financieros varía, y mucho, dependiendo de las regiones, del periodo a estudiar y de acontecimientos muy puntuales.
Si la cita se cumpliese porque sí, sería muy fácil convertirse en un exitoso inversor de Bolsa y todos sabemos que no es así porque no es ningún dogma de fe, se necesita algo más que simplemente seguir una pauta estacional.
Desde el punto de vista empírico, el dicho se encuentra con que alguna evidencia histórica se ha puesto de su parte y ha hecho que se cumpla, es más, damos por sabido que los meses de verano son los más débiles del año, teniéndolo en cuenta los inversores a la hora de tomar las decisiones de entrada y salida del Mercado.
Una cartera siempre hay que adaptarla al momento realizando ajustes tácticos y técnicos para, entre otras cosas, mejorar la ratio de rentabilidad-riesgo. Los ajustes de rebalanceo de carteras se realizan en cualquier periodo del año, siguiendo la propia estrategia del inversor y sin dejarse llevar por motivos estacionales. Entre los meses de mayo y octubre también es posible crear una estrategia ganadora, eso sí, ciñéndose a las reglas de la propia estrategia para saber diferenciar cuándo es óptimo invertir y cuándo no.