Pablo Luna y Rafael Isás
Desde hace tiempo, los pseudocientíficos tratan de convertir a la economía, en una ciencia exacta. Pero ¿han tenido éxito?
Algunos antecedentes del problema:
Todos sabemos que hay ciencias sociales, hay ciencias exactas, y pseudociencias.
Las ciencias exactas permiten determinar, mediante experimentos reproducibles, fenómenos determinísticos, o probabilísticas, de la naturaleza, sujetos a variaciones aleatorias. Las ciencias sociales más bien pretenden estudiar al ser humano y sus diferentes comportamientos, bajo diversidad de condiciones históricas, geográficas y culturales. Por su cuenta, las pseudociencias no siguen el método científico, no son demostrables, repetibles, y suelen basarse en creencias, dogmas, especulaciones y elucubraciones ideológicas, supuestos y no en hechos. A todo esto, no parece haber una ciencia social más manoseada por la pseudociencia, que la economía.
LA "DINEROLOGÍA" PSEUDOCIENTÍFICA
Las ciencia social llamada economía, definida como la administración de los recursos escasos (por parte del ser humano), ha sido objeto de deformaciones pseudocientíficas por parte de determinadas teorías, que incorporan ideología, falacia y discurso orweliano, que han degenerado en pseudociencias que podríamos denominar "dinerología", o bien, que confunden el estudio de la economía con las finanzas.
Debemos separar entonces la "dinerología" (pseudociencia financiera) de la economía (ciencia social), porque la economía es una ciencia social antropocéntrica, que debería tener como eje de estudio del comportamiento del ser humano viviendo en sociedad, y no al dinero, aunque sus conductas se vean reflejadas en términos de dinero, las que ha venido a servir, históricamente, como un medio de pago, o medio de referencia para asignar un valor de cambio a las mercancías o servicios a comercializar.
La dinerología es el estudio del dinero (no de la conducta humana, social), y como tal es posible crear complicados modelos matemáticos que omiten la acción y decisión del ser humano, y omiten la causalidad, porque el centro de estudio no es el comportamiento humano, sino simplemente el dinero. Es un análisis exclusivo de números que eliminan al ser humano, igual que la numerología de Pitágoras que buscaba las propiedades místicas de los números.
Eso sí, la dinerología estudia el efecto numérico, y no la causa (que es el ser humano), y han definido una serie de supuestos aplicables a la dinerología financiera. Los dinerólogos, con el fin de no perder su reputación, han querido hacerse llamar economistas, destruyendo la credibilidad en los verdaderos científicos sociales. Así, han venido dominando las diferentes facultades de las Universidades, formando un auténtico club exclusivo al que muy pocos tienen acceso, si no cumplen con postulados y exigencias (llámense modelos econométricos) que se ajusten al dogma defendido por ellos. Y esa dinerología financiera prevalece en las áreas de planeación estratégica, finanzas y de mercadotecnia en las empresas. Igual sucede en el sector público, donde las decisiones son basadas en modelos econométricos, que nada tienen que ver con el comportamiento humano. En otras palabras, de un plumazo borran conductas de la gente, sin importar costumbres regionales, ni preferencias sociales.
Por otro lado, si alguien realmente influye en el movimiento de los precios de las acciones en los mercados de valores, lo único que está probando es que los precios de los títulos se basan comúnmente en información errónea y en las expectativas irracionales de la gente, echando por tierra toda le letanía neoliberal de los "ajustes racionales de los mercados" y de la "asignación eficiente de los recursos" cuando a los mercados se les deja en libertad. Nada más alejado de la realidad.
Siendo la economía la administración de los recursos escasos, está claro que los economistas deberían empujar hacia la conservación y uso sostenible de los recursos. Sin embargo los dinerólogos lo que estudian es la manera de hacer más dinero, ya que el crecimiento es un requisito intrínseco de la economía neoclásica, sin tomar en cuenta que al sistema económico lo sostiene otro sistema más grande que es el sistema ecológico.
Afortunadamente para ellos, los pseudocientíficos financieros, han encontrado la manera de crear un sistema financiero que usa dinero para producir más dinero, sin necesidad de producir nada. La producción real de bienes ha dejado de ser el vehículo por excelencia para producir dinero. De hecho, cerca del 90% de la oferta monetaria no es dinero en sí, sino depósitos creados a través del mecanismo de la deuda por parte de los bancos comerciales.
Actualmente el PIB de EUA tiene cerca de un 8% que corresponde a los bancos, y un 16% de las aseguradoras, que se originan en actividades que no producen nada, porque el inventario que manejan es dinero y el dinero no puede agregar valor a sí mismo. Si pensamos en valor agregado como la transformación física de inventarios para convertirlos en algo más útil, y queremos calcular una medida de dicho valor agregado, es claro que el PIB sobreestima el valor agregado que sería alrededor del 76% del PIB. Esto significa que las medidas de deuda contra PIB podrían estar subestimadas, y que el problema de deuda de EUA es un 31% peor de lo que se maneja en los medios. Así por ejemplo, podríamos llegar al absurdo que la proliferación de casinos agregan valor al PIB, que es en realidad lo que sucede cuando se contabilizan las operaciones especulativas en los mercados de valores.
FALLAS DEL DISEÑO DE LA ECONOMÍA
Todos sabemos que riqueza y deuda son cosas diferentes, como lo apuntó el químico Frederick Soddy, premio Nobel de química en 1920, que señalaba importantes inconsistencias del diseño del sistema económico. Pero en lugar de ser recibido como se recibe la crítica hacia la teoría de la Tierra plana, los economistas amantes de la pseudociencia desestimaron sus comentarios y fue ignorado por ese club selecto de pseudocientíficos.
The Economic Thought of Frederick Soddy by Herman E Daly, Louisiana State University
Soddy apuntaba que la riqueza es un número positivo, y la deuda es un número negativo. Sin embargo, ambos hacen crecer los activos, y la creación de riqueza o deuda aumenta el PIB, algo que equivaldría a registrar las deudas como ingresos de una empresa (cosa que hizo Enron, y que se consideró fraudulenta).
Igualmente, Soddy invirtió buena parte de su tiempo en demostrar que el dinero es creado de la nada y que se presta a cambio de una renta - la tasa de interés -, descubrimiento que a mucha gente desde siempre le ha costado trabajo convencerse.
Así, EUA produce un máximo de un 76% del PIB en riqueza, y el restante 24% es creación de deuda (dinero creado por artilugios financieros). Y al dividir deuda entre PIB se divide deuda entre riqueza y deuda entre deuda a la vez, lo que lleva a un adefesio pseudocientífico como indicador de corte dinerológico, porque las unidades no calzan lógicamente.
Otro dato revelador y que no deja lugar a dudas, es que más del 95% de las transferencias que se realizan a diario entre los bancos en el mundo no tiene nada que ver con el comercio internacional de mercancías, sino son simplemente operaciones de corte financiero.
PSEUDOCIENCIA NEOCLÁSICA
A estas ya declaradas inconsistencias de diseño, los economistas neoclásicos agregaron inconsistencias pseudocientíficas. Crearon complicados modelos matemáticos y simulación para modelar la economía, asumiendo supuestos en lugar de buscar hechos, dejando, a su vez ciertas variables como fijas, y tomando como independientes variables que eran interdependientes, y de esta manera usan distribuciones de probabilidad con curvas gaussianas. Cualquiera que sepa algo de probabilidad y estadística, sabe que eso es una barbaridad, simple malpraxis estadística, como decir que 1+1 = 3 por razones de conveniencia.
Estaban creando un modelo que se apartaba de la realidad, y querían que la realidad se ajustara a su modelo, y no al revés. Pero esos modelos no fueron capaces de predecir o anticipar la crisis de 2008, como sí la anticiparon los analistas de la economía como ciencia social.
Y cuando la gente les cuestionaba, ellos volteaban despectivamente a ver, señalando que el que criticaba no conocía la teoría detrás de las complicadas y crípticas matemáticas que tenían. Decían con tonos altisonantes que la economía de mercado libre había creado sus propios mecanismos de asignación eficiente de recursos y que la crisis de 1929 no podría repetirse. A fin de cuentas tuvieron que tragarse sus palabras, pues lo que ocurrió en el 2008 les vino a dar una lección de humildad.
En un artículo, el billonario George Soros cuestiona la manera en que la ciencia social de la economía (dinerológica) se ha convertido en pseudociencia al incorporar supuestos (basados en creencias y no usando hechos) y al incorporar una especie de creencias religiosas que Soros denomina "fundamentalismo de mercado" que es una especie de religión que no se muestra alrededor de una cosmología, sino meramente alrededor del dinero.
Con el entendimiento de la diferencia entre la economía y la supersticiosa dinerología que miente con estadísticas tendenciosas, fue que Soros llegó a su condición de billonario. Para Soros, la economía es más materia de historia, que asemejarse a una ciencia exacta.
NUEVAS TENDENCIAS Y MODAS EN PSEUDOCIENCIA DINEROLÓGICA
Y como si toda esta pseudociencia dinerológica no fuera suficiente, ahora los académicos están desarrollando lo último en pseudociencia dinerológica, llamada "econofísica", otro intento de revitalizar la pseudociencia neoclásica que fue desacreditada con la crisis de 2008.
Failed Economists Are Now Developing 'Econophysics' As Our New Savior
Y de nuevo olvidan que la economía es una ciencia social, y no se han detenido a analizar los problemas que el científico Soddy apuntaba sobre el sistema económico, y tratan de crear un sistema físico donde el dinero si se crea y se destruye, y donde las deudas y el dinero pueden crecer indefinidamente, en un mundo donde los recursos son limitados, lo que lleva a regímenes insostenibles. Están en busca de la varita mágica para hacer que su pseudociencia sea reconocida como una ciencia exacta.
La cultura anglosajona siempre ha sido muy laica, pero siempre han tenido la necesidad de creer en algo, y parece que la política (como apuntaba George Orwell) o la pseudociencia, se tratan como religión, y se observan así posturas muy dogmáticas que nada tienen que ver con el espíritu crítico del científico de verdad. ¿Hasta donde llegará la pseudociencia dinerológica en el futuro? Llegará hasta donde la gente lo permita, pero la verdad no es democrática, y el hecho de que todo el mundo crea en la danza de la lluvia, no hace llover.
El problema de fondo es ¿quién sostiene a la teoría neoclásica, como ciencia exacta?
Obviamente son los intereses que desean que el dinero se reproduzca "ad infinitum", sin importar lo que suceda en el proceso. Así, se apegan a dogmas matemáticos, que pocos entienden, y que nada tienen que ver con el comportamiento humano. El engaño sobre la gente común es monumental.
Urge, entonces, el surgimiento de una teoría coherente con el comportamiento del ser humano y con el reconocimiento intrínseco de que existe un sistema ecológico, limitado, que sostiene a todo el edificio y que no permite que prevalezca la idea de crecer a toda costa hasta el infinito.
Afortunadamente, notables economistas sociales se han dado a esa ardua tarea, destacando entre otros los trabajos de Herman Daly, Joshua Farley, Douglas Booth, Lester Brown, Robert Costanza y Munasinghe-Mohan-Osvaldo Sunkel-Carlos de Miguel.