Estamos cubriendo una necesidad futura que según el caso, difícilmente podríamos asumir con nuestro patrimonio y que podría incluso llegar a causar nuestra ruina económica. El goce de una póliza de seguro no está en ser indemnizados, ni en recibir un servicio, lógico si pensamos que esto se produce cuando hemos sufrido un siniestro, accidente, pérdida, etc…, sino en el estado de tranquilidad que se obtiene ante una posible expectativa de tener el siniestro.
Transmitir esto al asegurado es relativamente fácil. Seguro que si pensamos en nuestra experiencia vital, en algo que hayamos vivido en primera persona, podemos encontrar algún ejemplo que dar:
-Una mañana, al ir a buscar mi motocicleta del garaje comunitario en el que tengo una plaza, me encontré con una desagradable sorpresa: La moto no estaba. En primer lugar el susto, la angustia…. A continuación lo que se me pasó por la cabeza fue llamar a la policía para denunciarlo, no fuera que alguien delinquiera con ella y me atribuyeran a mí responsabilidades. Pasados unos minutos sentí un gran alivio….recordé que tenía asegurada la moto a TERCEROS CON ROBO. Sentí en ese momento una descarga de adrenalina, una sensación de alivio indescriptible…. Me dirigí caminando a mi casa (está a unos 200 metros del garaje) Por el camino, mi preocupación era pensar que probablemente estaría un par de semanas sin vehículo, pues la compañía de seguros no me indemnizaría hasta pasado un tiempo prudencial para ver si aparecía o no la moto (de la sensación inicial de susto, pasé a una sentirme fastidiado por el tiempo que iba a estar sin vehículo.....¿es diferente verdad?) Mientras estas ideas discurrían por mi cabeza, y al llegar a la entrada de mi casa me llevé la gran SORPRESA: Mi moto estaba aparcada en la puerta. Como la noche anterior llegué tarde a casa no me acordé de llevarla al garaje. En ese momento comprendí el verdadero valor del seguro y al mismo tiempo, aprendí a GOZAR del mismo.
Este ejemplo, TONTO Y REAL, a veces lo utilizo como argumento para explicar la necesidad de concertar una póliza.
La pérdida del vehículo, aunque sea un fastidio, no deja de ser un hecho trivial si lo comparamos con la posibilidad de sufrir un accidente, un incendio, etc...las consecuencias de estos hechos son incomparables...
Afirmo por tanto, que cuando lo que aseguramos algo realmente importante, como la vida, el hogar, la salud, estamos otorgando un estado de tranquilidad a nuestros asegurados, y que debemos esforzarnos en hacer bien nuestro trabajo ofreciendo la mejor póliza posible a esa persona que ha confiado en nosotros.