Hace pocos días se gestó el colectivo autodenominado "
Asamblea de Afectados por las Hipotecas" que propugna encontrar soluciones colectivas a sus situaciones personales de dificultad en el pago de sus hipotecas.
Entre otras medidas proponen, que se apruebe la dación de pago (que en caso de impago el banco se quede con el bien hipotecado y aquí paz y después gloria), que los bancos renuncien a parte de la hipoteca para poder poner la vivienda a un alquiler asequible, la paralización de los desahucios y requerir una mayor implicación del Gobierno en regular las prácticas abusivas de los bancos. Son propuestas razonables, si bien mucho me temo que con el peso que tiene la banca en este país difícilmente se llevarán a cabo.
Personalmente siempre he pensado que con el estratosférico subsidio efectivo que tiene en nuestro país la compra de la vivienda (ha llegado a situarse hasta un 2% del PIB) es ya más que suficiente. No se puede pedir más esfuerzo al resto de contribuyentes (son subsidios a cuenta del IRPF, o sea del trabajo personal) en sostener según que sueños borreguiles de unos pocos.
También es cierto que es de lamentar la precaria situación de todo este colectivo, pero que nadie se engañe, cada uno en esta vida debe ser consecuente con sus actos, y que por tanto, a los que ahora se lamentan, cabe recordarles que la decisión en su día de ponerse los grilletes de una hipoteca inasumible fue una acto libre por mucho que los bancos actuaran como auténticos sinvergüenzas (son bancos, es lo que tienen) , y que fueron ellos, los que comprando lo imposible, inflaron una burbuja que ahora se desinfla con fuerza.
Es con la perspectiva del tiempo, que resulta muy deprimente certificar como la economía cateta y parásita de nuestro país ha desquiciado y fulminado a toda una generación (la del baby boom y posteriores), sacrificando su calidad de vida y la de sus hijos por una condena de por vida consistente en ser prisioneros de activos absurdamente sobrevalorados fruto de una monumental estafa piramidal e intergeneracional ejecutada con total connivencia de la clase política. Pero en fin, es a muchos que interesa tener a la peble más dócil y sumisa, y en este sentido, la hipoteca resulta un analgésico muy eficiente contra la rebeldía