Antes de entrar en materia quiero comunicar a los lectores que este blog ha ganado el III Premio Rankia al mejor blog de finanzas de 2008. Gracias por vuestros votos y por haber elegido este blog entre los demás concursantes, muchos de ellos con un alto nivel acreditado durante largo tiempo en la blogosfera hispana sobre finanzas.
PRODUCTOS ESTRUCTURADOS
Hace seis meses hubo una eclosión exponencial de productos estructurados. Raro era el día que no escribían los lectores un comentario en este blog pidiendo mi opinión sobre ellos. Otros me mandaban los folletos al correo electrónico y algunos amigos me preguntaban personalmente.
En todos los casos ocurría algo similar: cuando yo les decía que eran basura con un bonito envoltorio no les hacía nada felices, hubieran preferido que les hubiera aconsejado encarecidamente que los compraran, pero para ese trabajo ya estaban los intermediarios.
A pesar de haber analizado varios productos bastante diferentes entre si, cuando salía uno nuevo todos pensaban que ese en particular era bueno de verdad. Lógicamente yo les remitía a los productos ya analizados, pero seguía sin hacerlos felices.
Con seis meses de envejecer en la bodega todos estos vinos se han agriado, y muchos de ellos se han evaporado para siempre produciendo graves y cuantiosas pérdidas a sus suscriptores debido a la quiebra de Lehman, a pesar de que muchos tenían el capital garantizado.
Con el paso de estos pocos meses, ahora comprendo mejor a los que escribían el guión de estos productos, y también comprendo mejor la fuerte presión que ejercían los intermediarios sobre sus clientes de banca privada para colocar este papel.
Los acontecimientos vistos por dentro
Una gran parte de los emisores de los productos eran bancos de inversión que en ese momento ya tenían el agua al cuello. A pesar de que sus amigos de las agencias de rating miraban hacia otro lado y no les bajaban el rating porque jugaban juntos al golf y está feo bajarse el rating entre compañeros de juergas, nadie les prestaba dinero a un interés medio decente.
¿Qué podían hacer para que pasara el tiempo y no quebrara el banco hasta el momento de cobrar el bonus?
La solución era sencilla: se diseñaron productos respaldados por los bancos de inversión pero que no habría que devolver el capital durante unos años. Se pusieron unas condiciones que aunque parecían muy atractivas y hablaban de porcentajes del 18% anual nunca se pagarían por dos motivos:
1 – Porque todos los productos cobrarían si la renta variable subía, y ellos sabían con una seguridad absoluta que la bolsa no iba a subir cuando sacaran los cadáveres que tenían guardados en la nevera.
2 – Porque al vencimiento de esos productos ya se habría descubierto el agujero y no cobraría nadie. Únicamente se llevarían la pasta los altos ejecutivos con sueldos blindados.
Una forma de financiar los agujeros de las subprime perfecta.
Todavía quedaba un problema grave: había que recaudar ingentes cantidades de dinero y el público no tenía el nivel financiero para entender la complejidad de esos productos. Afortunadamente para el banco el público no entendía esos productos, si los hubieran entendido no hubieran vendido ni uno. La mayoría no los entendía ni siquiera después de leer mi explicación y de haberlos destripado.
La solución para recaudar muchos millones era sencilla: se pagarían unas exageradas comisiones a los colocadores y ellos ya buscarían clientes hasta debajo de las piedras. Los intermediarios deberían de haberse mosqueado ante tanta generosidad en el pago de comisiones sobre esos productos, pero nadie que trabaja a comisión y además no va a invertir ni un duro de su dinero se preocupa por esos pequeños detalles.
Recomiendo la lectura del análisis de estos productos referenciados en el momento de su emisión
Producto referenciado a Telefónica y France Telecom
Destripando productos referenciados
Alternativas que mejoran la compra de cuotas participativas de la CAM