Las cosas que tienen todos estos productos en común son:
1 – La gran mayoría de ellos se emiten en el momento menos propicio para el comprador. (Todavía me acuerdo del año 2000 de los productos que enmascaradamente hacían vender PUTS de Terra al cliente, no hace falta que os cuente el desenlace).
2 – En todos ellos sin excepción la entidad emisora y la que los comercializa tienen que ganar dinero seguro, y además cobrable en el momento de la venta.
3 – Todos se parecen en su presentación a las chucherías que hacen el deleite de los niños, pero que luego producen trastornos en la salud debido a la nocividad de sus ingredientes. A primera vista parece un chollo suscribirlos, pero no resisten un análisis pormenorizado (afortunadamente para las entidades una gran parte del público no profundiza mucho y se queda con la primera impresión)
Bono sobre Telefónica y France Telecom a 7 años
Importe mínimo 50.000 euros
Fecha de desembolso 12 de mayo del 2.008
Fecha del Precio inicial 29 de abril de 2.008
Si al primer año o cualquiera de los siguientes el precio de ambas empresas están por encima del 80% del valor inicial, se cobra el 18% anual y se cancela el bono.
Si llega al vencimiento a los 7 años por debajo del 80% del valor inicial el cliente pierde el porcentaje que haya bajado la acción con el peor comportamiento de las dos por debajo del 80% del valor inicial, pero ahora viene lo grave .....NO COBRA ABSOLUTAMENTE NADA, sólo obtiene las pérdidas.
Como a pesar de lo anterior se que muchos van a seguir cegados por la resplandeciente luz del 18%, voy a detallar los motivos por los cuales ese 18% no es ningún regalo:
1 – Lo primero que hay que restarle a ese 18% es el interés del dinero que si no se invierte aquí puede estar en renta fija. Vamos a ser prudentes y lo vamos a valorar en un 7%, que a ese plazo es bastante fácil de sacar (ya se han comprado bonos de autopistas en este blog y se volverán a comprar en breve con una rentabilidad mayor). 18-7= 11
2 – En realidad este bono supone simple y llanamente una venta de PUTS por parte del cliente, pero si el cliente quisiera vender PUTS no estaría obligado a desembolsar el 100% del dinero, sino una pequeña parte en concepto de garantía. Debido a ello, cobraría la prima de los PUTS vendidos y seguiría cobrando los intereses de la renta fija. Para valorar la prima de los PUTS de un 20% por debajo del precio actual vamos al mercado y obtenemos aproximadamente un 6% en un año. 11 – 6 = 5% que queda todavía.
3 – Valorar el hecho de que siempre afrontaré las pérdidas de la peor acción de las dos es difícil, pero teniendo en cuenta que si vendiera PUTS y una no bajara nada sólo perdería la bajada de la peor en un 50% de mi dinero, en cambio en este caso perderé sobre el 100% del capital. Lo lógico sería cobrar un 50% más de prima por la venta PUTS, o sea un 3%. 5% que va quedando menos 3%= 2%.
4 – Hay que tener en cuenta que ese 18% anual me lo juego todo a cara o cruz y que puedo quedarme sin cobrar nada los 7 años. Cosa que no me pasaría en ningún caso si comprara renta fija y vendiera PUTS, pues en ese caso pagaría la bajada, pero me quedaría con los intereses de la renta fija y las primas de los PUTS. Aplicaré modestamente el 6% que valen las PUTS que miden el riesgo del que hablamos sobre la mitad del dinero que estoy arriesgando, ya que lo cobraría anualmente y tendría todo el dinero sólo la mitad del tiempo. La mitad de 18*7=63 que al 6% da 3.78. Arrastramos el 2% anterior y le restamos 3.78 = -1.78.
5 – Haciendo la misma operación con el dinero que cobraríamos anualmente en concepto de primas y de intereses y que no vamos a cobrar hasta el final en caso de que se llegue a cobrar, pero sin aplicar interés compuesto. 63 que al 7% da 4.41. Suma y sigue –1.78 menos 4.41 =-6.19.
6 - Y por último algo imposible de valorar. Si sale bien solo se cobra un año o dos, si sale mal se pierde la bajada de 7 años con sus correspondientes intereses. Hay que tener en cuenta que si suben en el próximo año es debido a que habrá fallado la primaria bajista, y se saldrán de rositas pagando un sólo año, en cambio, si la cosa se complica, el cliente se tragará las pérdidas de los 7 años de vacas flacas.
Los que piensen que en siete años ninguna de las dos empresas puede estar por debajo del precio actual es que no han mirado el gráfico de la francesa, que después de ese plazo sigue perdiendo el 90% del valor que hizo en sus máximos del año 2.000. Lógicamente sin contar la pérdida de rentabilidad del dinero durante esos años.
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