El anuncio ha provocado acampadas en la calle para ser los primeros en comprar semejante “chollo”.
Estos eufóricos compradores deberían meditar mientras acampan los siguientes puntos:
1 – Deberían informarse (seguro que no lo harán) si la entrada que van a dar de entre 9.000 y 15.000 euros está avalada por alguna entidad financiera (hay que tener en cuenta que este señor proclama que es una O.N.G. con piernas y no se puede esperar que tenga un patrimonio con el que avalar el coste de 2.000 viviendas).
2 – Deberían preguntar antes de pagar si por donde se van a construir los pisos pasará algún día algún autobús o cualquier otro vehículo de transporte colectivo.
3 – Otro dato muy a tener en cuenta es que probablemente dentro de dos años y medio que está prevista la entrega de llaves se puedan comprar pisos terminados algo mejores que esos y quizá mejor situados por el mismo precio o algo menos.
4 – Se debería calcular el coste de los intereses del dinero que se va a desembolsar durante todo el tiempo que no se va a poder habitar la vivienda en cuestión. Luego añadirle la prima de riesgo de que por cualquier motivo imprevisto o previsto no se llegue a construir esas viviendas y haya problemas en la recuperación del dinero adelantado en todo o en parte. (No sería el primer dinero entregado sobre el boceto de un plano – porque no creo que haya plano todavía- que se evapora).
5 – Se deberían informar si podrán recuperar el dinero de la entrada en el caso de que llegado el momento ningún banco les conceda la hipoteca y no puedan vender o traspasar su piso a nadie debido a que entonces todo el mundo sabrá que esos precios son caros.
6 – Aquellos que estén a la cola para comprar un piso con idea de venderlo y pegar el pelotazo deberían mirarse al espejo para ver si se les está quedando cara de tonto y no lo habían notado todavía.
He visto tantas veces en mi vida montones de gente eufórica peleándose para comprar algo que no les convenía, que cada vez que lo vuelvo a ver se me disparan las alarmas.
El señor pocero ha dicho repetidas veces que su beneficio es el 3.60%, y que si vende muchos pisos lo bajará al 2.50%. La gente cree que es un santo por ganar tan poco, pero habría que meditar un poco cual es su cometido exacto en la promoción de esas viviendas. Como ese beneficio no es suficiente para asumir ningún riesgo, es probable que su función sea la de ensamblador: cobrar el dinero de los compradores, apalabrar los terrenos y adjudicar las subcontratas para edificar, cargar su 3.60% de beneficio y calcular el precio.
Como se puede imaginar cualquier persona que no quiera creerse sus fantasías, si falla cualquier eslabón de esa cadena, (incumplimiento de las subcontratas, modificaciones en la adjudicación de los permisos para construir, emisión de nuevos impuestos, suspensión de pagos de alguna de las partes implicadas, etc.) las pérdidas las soportarán los únicos que han desembolsado el dinero: los compradores. Si todos esos riesgos los asumiera el pocero, ni podría asumirlos porque no tiene la suficiente capacidad, ni sería posible empresarialmente hacerlo cargando un margen del 3.60%.
Un consejo para el resto de promotores de viviendas:
Señores promotores, aprovechen la euforia de los acampados y pongan un chiringuito de venta de pisos en ese sitio, pero el viernes para ganar al pocero por la mano. Mejor será bajar los precios y vender los pisos que tienen terminados que perderlo todo queriendo mantener el tipo. Piensen que no van a tener muchas oportunidades de endilgarle sus viviendas a alguien, y estos compradores acampados tienen su voluntad ya quebrantada debido a que llevan varios días durmiendo mal.
No se preocupen si ganan poco, consideren la operación como una venta a la baja (venden esas viviendas que tienen terminadas, con la intención de generar liquidez para recomprarlas en un par de años más baratas). Dentro de dos años el que tenga un duro en metálico marcará el precio de las casas y de las cosas.
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