Pillines. Que después de cuatro entradas mentando al cooperativismo ya os imagináis que tengo algo que decir sobre lo de las aportaciones subordinadas. Por si el foro sobre la cuestión no echaba ya bastante humo, ahora se nos ha presentado ADICAE para echar más leña al fuego. Pues bien, siento deciros que en este post no me voy a posicionar ni por los buenos, ni por los malos, ni por los malísimos. Aburrido que soy. Sólo pretendo introducir algún elemento informativo para el debate, un poco de culturilla financiera cooperativa, por si os sirve. Y agradeceré que en los comentarios no me saquéis la mitología vasca, porfa. Esto no va de simpatías ni de fobias.
Bien, lo primero que hay que entender es que la cooperativa es el único formato de nuestro ordenamiento jurídico que mira por la empresa en lugar de por el empresario. Lo que importa es que la organización sobreviva y no tanto el beneficio del que pone el dinero. Lo colectivo por encima de lo individual, ya sabéis. Además, al movimiento cooperativo lo que le mola de verdad es movilizar personas, cuantas más mejor, para ganar tamaño, bien incluyendo socios o bien tejiendo redes. Ejemplos hay por el mundo: Credit Agricole, Groupama o el Circo del Sol. Y también Mondragón. Las cosas se hacen a lo grande y con mayor razón en sectores como el industrial, el financiero o la distribución. No, no son manías de los vascos, va en los genes del cooperativismo.
Lo cierto es que a medida que crece el monstruo, más necesidades financieras hay, y los socios no dan para tanto. Hay que salir al mercado a buscar pasta. Lo que ocurre es que las cooperativas, al menos en España, tienen dos problemas: no se entienden con los bancos –salvo con los de su formato, claro- y no emiten acciones, luego no pueden captar capital en Bolsa. El problema que las cooperativas tienen con la banca convencional es de fondo y de forma. Por un lado, los socios aportan capital a la organización, pero al tener plena libertad para salirse, el dinero tiene que estar preparado para ser devuelto a su dueño, de modo que el patrimonio neto de la empresa es inestable. Por otro lado, y derivado de lo anterior, la contabilidad cooperativa tiene ciertas peculiaridades que los bancos no saben o no les interesa leer. Las autonomías con más tradición cooperativa se las han tenido que ingeniar para facilitar la captación de capital sin romper con las proporciones que mantienen la empresa en manos de los socios. Y en esto aparecen las aportaciones financieras subordinadas, algo así como una emisión de deuda corporativa que pulula por el mercado de renta fija.
Sin saber nada de finanzas, sólo con la lengua castellana, las palabras “aportación” y “subordinada” ya nos deberían avisar de lo que NO es este producto. No parece que se trate de un depósito a plazo y lo de subordinado significará algo así como ponerse a la cola de alguien, como si hubiera otros acreedores primero… Y si alguien está algo más familiarizado con las finanzas, se dará cuenta de los riesgos que supone adquirir un producto de este tipo. En concreto dos: que la empresa en la que estás invirtiendo vaya mal y no pueda atender los vencimientos –esto ocurre en las mejores familias- y que, cuando te aburras de tener el dinero ahí, te encuentres con que no hay compradores suficientes para colocarles tus papelitos. ¿Nos suena de algo esta historia? Pues bien, a los de ADICAE el tema les recuerda a lo de los sellos. Y lo llaman estafa piramidal cuando en realidad es riesgo empresarial y estrechez de mercado secundario. Tiene delito la acusación porque estamos hablando de poner dinero en un balance y no en un producto financiero opaco.
He dicho que no me voy a posicionar y me limito a expresar mis dudas sobre la actuación de las partes: los que compraron, los que emitieron y los que vendieron. Da la impresión de que nadie está contando toda la verdad. Pero tengo una cosa muy clara respecto a invertir dinero en una cooperativa y os la cuento: el vínculo emocional importa mucho. Vamos, que el sexo sin amor lo dejamos para la Bolsa. En la economía social hay que identificarse muy bien con los objetivos y las formas de hacer las cosas en la empresa. Si no te gusta no te metas. Luego no sirve de nada decirle a la empresa el no te ajunto.
Nada más, espero haber aportado algo interesante al debate.
S2.