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Este post trataba de explicar el concepto de renta disponible. Lamentablemente toda las medidas tomadas han servido para deprimir aún más la renta disponible de la inmensa mayoría de las familias, lo que empeora la situación. En todo caso por lo menos está surgiendo, aunque de forma tímida y superficial, cierta preocupación sobre la distribución de la renta.
Este post es una reedición de otro publicado con el mismo nombre el 21 de septiembre de 2009. Se han corregido algunos fallos de redacción. Sin embargo, los datos, el análisis y las conclusiones se han de entender referidas a 2009.
La renta disponible
Tras unos días comentando artículos de prensa (tratando sobre cómo se forman opiniones y demás cuentos) hoy me gustaría acordarme de lo que no aparece en los periódicos. Creo que el mismo nivel de tontería lo podemos encontrar en gran parte de los análisis que encontramos y en los análisis que faltan. Uno de los elementos apenas tratados es el concepto de la renta disponible: lo que cada familia puede gastar.
Yo soy incapaz de comprender aún el hecho de que nadie haya mirado este concepto para explicar esta crisis y que, tras exponer complicadas teorías sobre el triple impacto de burbuja inmobiliaria, crisis financiera y petróleo o aspectos similares, aún nadie haya tenido la ocurrencia de pensar: ¿No será un crisis derivada de que entre la especulación en bienes básicos y los sueldos contenidos, las rentas de las familias estén a cero? Esto supone que muchas familias no pueden comprar coches, electrodomésticos, pagar los pisos…
La renta disponible se ha considerado tradicionalmente como la diferencia entre las rentas obtenidas y los impuestos que la gravan. Por supuesto, ya que todo el mundo es consciente del poder coercitivo del estado, es completamente lógico entender que parte de nuestra renta queda irremediablemente destinada al pago de los impuestos.
Tal distinción es del todo correcta; pero sin embargo obvia una gran parte de la realidad. Cuando un individuo obtiene una renta determinada es más que evidente que los impuestos menguan la capacidad de disposición de esa renta afectando, pues, a sus decisiones y capacidad de consumo. El hecho de que los impuestos afecten a la renta sobre la que podemos decidir no implica que no exista otra parte sobre la que no podamos disponer.
Realmente, el fondo de esta división de la renta entre impuestos y renta disponible responde más a la combinación que se da entre los economistas entre la manía por la “ceteris Paribus” y la clásica discusión sobre el tamaño del estado (y su influencia sobre la economía que realmente a criterios sobre la disponibilidad de la renta).
Al existir una eterna discusión entre partidarios de un gasto público elevado y aquellos partidarios de un gasto publico reducido, cada uno de los dos bandos ensalzan las virtudes del modelo que propugnan, discutiendo por ello tanto sobre el nivel de gasto, características sociales y la proporción que detraen de la renta que el sector privado podría generar.
Antes de entrar a valorar las distintas aristas de esta discusión secular y jamás resuelta, me gustaría entrar a cuestionar la definición de renta disponible, abstrayéndola de la discusión famosa.
Por ello quiero que se entienda que toda persona tiene una serie de necesidades básicas e ineludibles. Comenzando con la necesidad imperiosa de alimentación, incluye la vivienda (ya sea mediante compra o alquiler) electricidad, petróleo, agua. Estas necesidades que se corresponden con aquellos bienes más inelásticos son completamente (o casi) ineludibles para cualquier persona o familia. En consecuencia está claro que el importe de la renta destinada a estos bienes difícilmente puede ser considerado como disponible. En este sentido conviene recordar que (y en España se demuestra bien) es factible escapar al pago de los impuestos; pero es completamente imposible escapar al pago de los alimentos, electricidad o un techo.
Por otro lado existen también gastos comprometidos previamente; gastos a los que es materialmente imposible escapar. El caso más claro es el de la hipoteca, y es posible que el banco tenga hoy mayor poder recaudatorio incluso que la administración pública.
Por tanto no parece aventurado que para determinar la renta disponible de un individuo deban tenerse en cuenta no solo la parte de su renta que se destina para el pago de impuestos; también ha de tenerse en cuenta aquella parte que se destina al pago de las necesidades básicas y de los compromisos previos.
Esta distinción es relevante; si tenemos en cuenta que la renta disponible de la sociedad es la suma de las rentas disponibles de los individuos. Además la renta realmente disponible de la sociedad es el mercado potencial para las empresas de sectores destinados a satisfacer necesidades secundarias o no básicas. Este concepto enlaza directamente con otro tremendamente usado que es el poder adquisitivo. Vamos, que la renta disponible es la que marca realmente poder adquisitivo (que no es más que lo podemos comprar, o lo que las empresas pueden vender).
De esta forma el poder adquisitivo está íntimamente relacionado con la renta disponible, y lejos de tener su origen en la protección de los trabajadores, en realidad ha surgido como la necesidad de preservar el mercado de las empresas. El poder adquisitivo de los consumidores es exactamente el mercado potencial que tienen las empresas de una economía, siendo por tanto la variable máxima a proteger desde el punto de una situación de enfoque al mercado.
Y sólo queda enlazar el progreso real, las innovaciones, y las mejoras en la productividad como aquellas mejoras en la técnica que permitan a los agentes económicos disfrutar de un mayor volumen de producto final con un volumen limitado de recursos. Este progreso depende por tanto inexorablemente de la expansión del mercado o del poder adquisitivo.
La renta disponible de un país, o el mercado potencial, es la suma aritmética de las rentas disponibles de los ciudadanos de ese país. Cada una de las personas presentan unas características que se puede resumir de la siguiente forma:
- Cada persona o familia tiene unos ingresos determinados, que en la mayoría de los casos procede de la venta de su trabajo (sueldos), que son los que conforman la renta de la mayoría de las personas.
- Cada persona tiene una serie de gastos completamente inexcusables, así como los impuestos. Son gastos sobre los que el poder de disposición es nulo o muy limitado.
- La diferencia entre la renta de cada individuo y los gastos inexcusables nos dará la renta disponible de cada individuo que establece el mercado potencial de los productores de bienes y servicios de segunda necesidad y la capacidad de ahorro.
¿Se puede explicar desde este punto de vista la situación actual? ¿Es razonable que nadie se haya dedicado a analizar este tema? Ya he puesto aquí, algunos datos y aún quedan muchos más para que entendamos la situación completa del país; Pero ¿es razonable que aún nadie haya reparado en analizar esta crisis desde el lado de la situación de la demanda? ¿Hablamos de la distribución de la renta?