Seguro que al lector le suena la teoría del PeakOil o teoría del Pico de Hubbert. En síntesis afirma que el límite del petróleo ha llegado y que este hecho provoca una hecatombe. En realidad existen varias versiones (según el año que supuestamente se acabó o acabará el petróleo), pero siempre parten de un error tan claro como incomprensible.
Este error se basa en determinar la disponibilidad de petróleo (presente, pasada y futura) en función de la producción de petróleo. El argumento es simple; si hemos llegado al máximo de producción de petróleo esto significa que se ha agotado. Pero… ¿y si la producción de petróleo no dependiese de la capacidad que tenemos de extraer petróleo? Las posibles respuestas a esta pregunta pueden implicar (y lo hacen) que el problema sea mayor que la escasez de petróleo: la abundancia.
Estoy un poco alejado porque todos estos puntos ya los he tratado varias veces. Por lo que se refiere a este tema, me gustaría recordar un par de post: en uno hablaba sobre los conceptos de abundancia o escasez y, en el otro, de los efectos sobre unos cuantos agentes de la existencia de abundancia energética.
Para entender las cosas debemos centrarnos y partir de la idea de que el sistema actual depende de que los consumidores (de todo el mundo) paguemos un precio cada vez más alto por cada litro de gasolina que consumimos directa o indirectamente. Cuando digo indirectamente me refiero al petróleo consumido en todas las fases de la cadena productiva para fabricar un ipad (por ejemplo). Otra perogrullada es decir que se extraerá una cantidad de petróleo cercana a la que se consume. Si el consumo de petróleo baja es posible que la producción se mantenga durante un tiempo, pero nunca de manera indefinida.
¿A dónde va el dinero que pagamos en la gasolinera? Muchas personas tienen claro que una parte se lo lleva el estado y otra parte se lo llevan los países productores de petróleo. Dado que la recaudación de impuestos en la gasolina es muy estable, los análisis acaban finalizando con aquello de que si los precios de las gasolinas bajan se hunden los países productores de petróleo.
Para ilustrar el ejemplo anterior no hace falta más que echar un vistazo a lo que dice Krugman: Si el petróleo baja un poco será bueno para la economía, pero si la bajada es muy grave encontraremos problemas; Este artículo de su blog acaba siendo recogido por el economista con un “ligero” error de traducción: “Las familias con menos ingresos tienen una mayor propensión a consumir (tienen que dedicar un mayor porcentaje de su renta al consumo), por lo que supone un balón de oxígeno. Mientras que los 'ricos' países productores de petróleo pueden tirar de sus reservas para mantener el gasto público durante un tiempo)”.
Traducciones libres aparte, queda claro el hilo argumental. Las familias pagamos menos y Arabia Saudí cobra menos. Nos dice además que entre los efectos negativos destaca el que se refiere a que los árabes tendrán que hacer un recorte (lo que no creo que importe mucho a los ciudadanos medios occidentales) y habla de otros grandes damnificados (otros que cobran algo de ese importe que dejamos en la gasolinera): las empresas de fracking.
Esto nos lleva a otro artículo que ha aparecido en estos días (también en el economista). La conclusión a la que llegan en este texto es la siguiente: “Con una exposición aproximada de entre el 1 y el 6% a los préstamos tóxicos del sector energético, la gran banca de Estados Unidos puede enfrentar las pérdidas que se puedan derivar del contexto actual sin sufrir descalabros similares a los sufridos durante la crisis financiera. Aún así (sic), harán cierta pupa a sus beneficios a lo largo de este año, según los expertos”
Cuando hablan de pupa se refieren a los préstamos impagados de las compañías de Fracking que no van a poder pagar sus deudas. Entonces ya tenemos otro efecto, pero curiosamente nos falta lo más grave.
Para entender el siguiente paso propongo echar un vistazo al informe de gestión de Repsol (el último disponible es el de 2014). En la página 37 de su informe de gestión (página 387 del documento depositado en la CNMV) encontramos que el precio de realización del crudo ha pasado de 88,7 dólares por barril en 2013 a 79,6 en 2014. Es decir, tenemos una caída que ha significado que el EBITDA (para entendernos, beneficios…) ha caído desde 3.054 millones hasta 2.664 millones (sólo referido a Upstream).
¿Quieren saber el coste de extracción? Pues este coste (que incluye lo que cobran los países productores) ha pasado de ser 5,0 a 5,3 dólares por barril.
Pues está claro que tenemos un pequeño problemilla adicional con la caída del petróleo. La caída de beneficios de Repsol, lo cual supone un problema para Sacyr, para los fondos de pensiones que tengan acciones de Repsol, para los acreedores de Sacyr…. Y aquí ya estamos otra vez acercándonos a lo importante.
¿Alguien teme en serio que Arabia Saudí implante un copago sanitario o cualquier medida que nos ha caído en los últimos años? Cuando digo “teme” no estoy refiriéndome a la acepción de “espera”; me estoy refiriendo al literal: ¿preocupa a alguien?
Entiendo que la caída de beneficios de Repsol y lo demás debería preocupar tan sólo a los accionistas, pero todos sabemos que aquí ya vemos un grave riesgo.
Además de este camino de transmisión de los problemas (bajan los ingresos de Repsol, por lo tanto sus beneficios, posibilidades de pagar la deuda y su cotización; por lo tanto, bajan los ingresos de Sacyr, sus beneficios, sus activos y sus posibilidades de pagar la deuda; por lo tanto los ingresos de sus accionistas, sus beneficios…..) tenemos otro gran frente que habíamos olvidado completamente.
¿Qué diferencia hay entre el Brent (o cualquier otro) a 100 dólares el barril o a 30? Pues que hay un activo financiero que pierde su valor de forma espectacular. Pues hay muchos inversores (la gran mayoría denominados institucionales) que ahora tienen un activo con un precio muy inferior. Cuando las viviendas pierden valor todo el mundo tiene claro que los principales damnificados son los propietarios. De hecho, cuesta encontrar análisis de los efectos de cómo afecta este derrumbe al resto de los agentes económicos. Pero en el petróleo parece olvidarse que los principales damnificados son precisamente los titulares de los activos que se han derrumbado.
Otra vez tenemos a los fondos de inversión, a los fondos de pensiones y a los fondos de los ciudadanos que han sido canalizados a través de los bancos y aseguradoras. Y esto ya es mucho más cercano y nos sirve para entender los efectos que nos vamos a encontrar.
Mientras los gobiernos logren exprimir a la clase media mediante todo tipo de trucos para mantener el sistema financiero en pie, este seguirá en pie. Cuando no lo logren, el sistema financiero caerá y los que se creen clase media se encontrarán con la factura.
Muy perverso, tanto como el hecho de que se inventen un crecimiento económico en base a una demanda fuerte en todo el mundo. Luego hay que explicar el mercado de petróleo y la caída de la demanda en base a razonamientos peregrinos, cuando en realidad es más sencillo que esto: la demanda crecía en base a cambios estadísticos y crecimientos de imputaciones, no en base a la realidad. La demanda de petróleo o gasolinas depende de la realidad, no de las imputaciones. Por esta razón las cosas no cuadran, aunque (otra vez) sea muy sencillo verlo.