Otra de las conclusiones del famoso vídeo viral de Simón Pérez y Sara Charro, que está suscitando un amplio acuerdo, son las subidas de tipos de interés que se van a suceder, lo que justificaría la contratación de una hipoteca a tipo de interés fijo.
¿Cuáles son los argumentos que justifican que defendamos que los tipos de interés van a subir o que se van a disparar? Pues en síntesis que están muy bajos y, como están tan bajos, no pueden bajar. Como parece que no se pueden quedar quietos sólo nos queda una solución: subirlos. Pues lo cierto es que más allá de unas expectativas de subidas de tipos necesarias para que las inversiones de países de fuera de la zona euro inviertan en Europa no existe nada que permita determinar que los tipos de interés vayan a subir.
En 2010, cuando se hablaba de las expectativas de subidas (que se confirmarían en 2011 con unas tímidas subidas que todos sabemos cómo acabaron) ponía un post que concluía de la siguiente forma:
Es fácil entender la aparente paradoja de que los tipos bajos no solucionan el problema, pero a la vez es imposible subirlos.
A esa conclusión llegaba por las razones expuestas en ese y en muchos otros post. Pero quizás pueda ser más explicativo un post que puse en agosto de 2011. En esa época los analistas discutían si las subidas de tipos iban a continuar o se iba a “frenar el ritmo de subidas”; lo curioso es que tanto la lógica como las expectativas de los bancos decían que todo el mundo sabía que iban a bajar, que fue lo que realmente sucedió.
Y hoy nada altera esta situación. Los importadores y sobre todo los inversores americanos o británicos que tengan valores europeas o commodities o incluso bitcoins suspirarán porque el Banco Central Europeo suba los tipos de interés (supondrá una apreciación del euro); mientras que los españoles que tengan valores en Estados Unidos (por ejemplo) lo temerán. Y sobre todo, para atraer inversores internacionales tendremos que convencer que los tipos de interés van a subir porque supondrá que sus inversiones valdrán más en el futuro (cuando las recuperen). Esta es la razón principal de que exista un convencimiento de que los tipos de interés en la zona euro van a subir: ganas y necesidad.
Pero tipos de interés bajos, ganas y necesidad de subirlos no implica que los tipos de interés vayan a subir, sobre todo mientras se mantengan las condiciones que provocan que no se puedan subir. En su momento hablé de décadas y todavía no han pasado.
En todo caso, ¿Qué esperan los bancos? Pues desde el momento en que están ofreciendo hipotecas a tipo fijo en torno al 2% está claro que esperan que los tipos estén por debajo del 2% durante toda la vida de la hipoteca. ¿Alguien (en serio) se cree que un banco va a otorgar una hipoteca a un 2% si cree que los tipos dentro de 5 años serán superiores a ese 2%?
¿Por qué no se espera que los tipos de interés suban como antaño? Pues no hace falta más que tratar de entender lo que ocurriría y se me ocurren algunos efectos inmediatos.
Se supone que el objetivo de que el BCE suba los tipos de interés es que se traslade a la economía esa subida (en caso contrario, ¿para qué?) y uno de los primeros sitios donde se va a trasladar es a la deuda pública. Una subida de 1 punto de interés supondría que el Estado se vería obligado a pagar más de 15.000 millones al año por la deuda pública (incluso sin asumir que tal tensión provocaría una subida de la prima de riesgo). Las cuentas son sencillas; la deuda pública a efectos de procedimiento excesivo se sitúa por encima del billón de euros, pero la que tenemos que pagar (deuda total) está por encima de 1,5 billones. Se aplica el 1% sobre ese importe y ya está. Por poner en situación la subida, debemos recordar que es casi equivalente a la recaudación total del impuesto de sociedades. ¿Imaginamos una subida al 5%?
Evidentemente ni España, ni Italia, ni Portugal, ni Grecia, ni casi ningún país europeo podría soportar esto.
Pero esto no queda aquí. Cuando suben los tipos de interés baja el precio de los activos de renta fija actuales. Otra vez volvemos a la misma situación; la deuda pública emitida actualmente está representada en títulos de renta fija con rentabilidades negativas (o sea precios disparados por cortesía del BCE).
Que los gastos de los países y los activos de todo el sector financiero y Bancos Centrales se desplomen son dos efectos que además se retroalimentan, pero la cosa no queda aquí.
Nos quedan los sacrosantos préstamos a tipo de interés variable (los de las empresas y las hipotecas fundamentalmente). Los préstamos variables se componen de un índice (normalmente euribor a algún plazo) y un diferencial. En 2008 los tipos subieron hasta el 5,5, pero el importe de los préstamos subió algo más por el diferencial. La diferencia de hoy es que los diferenciales de las operaciones nuevas son muy superiores a los que se estilaban a principios de los 2000. Esto significa que, si hubiese el mismo empleo que en 2007, los mismos ingresos de las familias que en 2007 y los mismos precios de bienes básicos que en 2007 (premisa que de ninguna forma se cumple), el recorrido de los tipos de interés hasta que reviente la economía es mucho menor porque lo que destroza los presupuestos son los tipos de interés finales (índice más diferencial); y, al ser los diferenciales superiores, está claro que los niveles de índice soportables son muy inferiores.
Cómo decía antes, en 2011, el BCE intentó subir los tipos de interés por las mismas razones que hoy en día. Pudo subirlos 0,5 puntos antes de verse obligados a bajarlos finalmente hasta el 0. Desde el 2011 tenemos más deuda pública en todos los países, menos renta en las familias, sistemas de colchón (léanse estabilizadores automáticos) destrozados y, lo que se había iniciado como un problema de bancos demasiado grandes, se ha intentado solucionar con un proceso de concentración en bancos más grandes. Si la subida de consenso, posible de 2011, fue de un 0,5 no es difícil imaginar la que sería hoy.
Y en las hipotecas fijas las cosas son más sencillas aún: Dado que el negocio del banco es endeudarse a corto plazo para prestar a largo plazo, es sencillo inferir que si pide a un tipo de interés mayor para prestar a tipo de interés fijo el banco quiebra.
En definitiva, ¿Se pueden subir los tipos de interés? Pues el BCE puede subir los tipos de interés siempre que no suban los tipos de interés en la realidad. Y eso en el corto plazo, con ciertas maniobras y algo de manipulación, se puede conseguir, pero no se puede ni mantener ni por supuesto se podrá mantener una subida “significativa” de los tipos (entendiendo “significativa” aquella que tenga cualquier tipo de efecto).
De hecho, el Banco Central Europeo tiene menos posibilidades de subir los tipos que el Banco Central de Japón que ha perdido la cuenta de las décadas que lleva al 0.
Qué ocurre si suben los tipos de interés? Pues que estos títulos valdrán menos por lo que los balances de las entidades de crédito, aseguradoras y del BCE se vendrían abajo.