Por supuesto, las empresas en su competencia han de buscar generar sus propias barreras a la entrada y buscar con todo ahínco proteger sus mercados. Pero claro, sus mercados los tienen que proteger innovando siempre un paso por delante de sus competidoras, creando algún tipo de ventaja competitiva, alcanzando tamaños óptimos, en una palabra, generando valor añadido y creando.
Sin embargo en España, es muy habitual que las empresas en lugar de buscar la creación de estas barreras con su trabajo, se dediquen a presionar y a hacer tareas de lobby ante el gobierno, a través de cuantas organizaciones, asociaciones o federaciones sea posible. Sólo así se entiende que no se puedan abrir farmacias, estancos, que no se puedan poner huertos solares libremente, que no se puedan poner generadores eólicos, que no puedas comprar un coche y trabajar de taxista, que no puedas comprar un autobús y hacer la ruta que te plazca, y tantos y tantos casos.
Lo grave es que si nos damos cuenta es que cuando nosotros permitimos que una persona que quiera convertirse en taxista, tenga que pagar una millonada por la concesión, (eso sí, en el mercado), lo que hemos hecho es que el estado ha generado un negocio cuyo principal beneficiario es el taxista que vende la licencia, pero que el comprador, nos va a tener que repercutir en el precio, de forma que lo pagamos nosotros.
Entiendo, (¡como no podía ser de otra forma!), que es lógico y razonable que existan reglas para el sector del taxi, pero no deja de ser menos curioso, que yo pueda comprar una ambulancia, y empezar a trasladar pacientes, (Cumpliendo unas reglas, por supuesto), pero no cobrar por llevar a alguien a un aeropuerto.
No pasaría nada si esto de las concesiones administrativas se limitase a taxis, farmacias o estancos, pero es que además las encontramos en radios, televisiones, telefonía, autopistas, aparcamientos, actividades deportivas, clubes náuticos, gasolineras, negocios en aeropuertos, edificios públicos…
Y hombre, no pasaría nada, si no fuese porque la entrada en vigor de un aparcamiento privado para mejorar las condiciones de aparcamiento, lo que supone en realidad que va a ser imposible aparcar. ¿Esto no era para aparcar mejor?. Pues resulta que al final hemos llegado a la situación que el problema de aparcamiento en una zona, se soluciona generando una pasta para una concesionaria, y consiguiendo que la gente aparque a kilómetros de donde tiene que ir o alquile una plaza de garaje en la zona. Por supuesto, que a nadie se le ocurra mejorar los transportes colectivos, no sea que la gente pueda ir en autobús, y los de los parkings, queden desprotegidos.
Por supuesto, además tampoco se interviene en el funcionamiento de los mercados, y es increíble que la comisión nacional de la competencia, multe a las empresas de cosméticas por pactar precios, mientras que existen infinidad de sectores a los que se les fija desde el estado los precios a los que se acuerdan. Ejemplo ilustrativo el caso de los taxistas, que no hay quien entienda sus precios y es materialmente imposible anticipar el precio en cuanto nos salimos de nuestra ciudad. Estamos completamente rodeados de mercados que no tienen la mínima competencia. Y en los que se aprueban los baremos, tarifas, cuotas, y unos cuantas prebendas que desde luego, son de todo menos competitivas.
Caso aparte merecen los bancos que llevan el asociacionismo al extremo de que el precio de referencia del dinero (el Euribor), sale de una encuesta de la Federación de Bancos Europea. Cuando todo el mundo piensa que el Euribor es el tipo de mercado interbancario, nos damos cuenta de la escasa transparencia que tenemos en los mercados. Y recordemos que la transparencia y la información simétrica es otra de las características de un mercado competitivo.
Al respecto de los bancos, particularmente doloroso es que se permitan determinadas prácticas como por ejemplo que desde el estado se de el negocio de las multas de tráfico a Banco Santander, o el de la justicia a Banesto. Por supuesto, es un auténtico escándalo, que si tengo que pagar una multa tenga que ir a Santander, a la oficina que ellos disponen y en el horario que ellos disponen. Tal decisión, por supuesto es muy buena para la entidad premiada, pero ¿Para que se le va a ocurrir a las entidades mejorar las prestaciones de DNI electrónico, o que puedas pagar las multas vía Internet, o poner horarios cómodos al público?. Por cierto que cuando vas a pagar la multa ves un cartelito que pone algo así como “pago de recibos los martes y jueves de 8.30 a 10.30 y de los días 10 a 20 de cada mes”. Todos sabemos que cuando las empresas compiten innovan, convencen y ofrecen cada vez más valor a sus clientes, porque en ello va su subsistencia. Pues hombre, parece que no sea demasiada competencia la que hay cuando se permiten poner tantas condiciones para pagar un recibo. El día menos pensado nos encontraremos con un cartelito que nos dice que si no somos clientes de la entidad, tenemos que pagar las multas los miércoles y domingos, a las 15.07, siempre que no hayamos pagado algún recibo en los dos meses anteriores, so pena de reparto del bonus de los directivos entre las multas cuyos expedientes acaben en el mismo número que la lotería nacional.
Claro que siempre podemos hablar de cuotas, y toda clase de acuerdos para repartirse los mercados y de esta forma no competir. No deja de ser curioso que los concesionarios de coches, tengan vetadas las zonas, que se limiten por las empresas los servicios de asistencia técnica en las ciudades. Todo eso son aspectos que limitan la competencia, y desde luego son temas a liberalizar. Los abusos y perjuicios que causan al mercado, al competidor y a las personas que pretenden competir son aspectos que deberían ser del pasado. Por supuesto, nadie habla de eso y por supuesto nadie trata de obligar a las empresas a competir.
Casi me olvido de los artistas, que tienen la SGAE para organizar su propio mercado; Está claro que estos pasan del mercado y no se preocupan de generar valor para vender o incluso de adaptarse a la nueva situación para generar valor. Oiga. Yo no cobro a la gente por leer mi blog. Por supuesto, supongo que todo el mundo entenderá que a mí me encantaría, pero lo que está claro es que si yo fuese capaz de generar el valor suficiente en ello, pondría una cuota y una clave. ¿Qué no me leería nadie?. Pues oiga, lo que haría en ese caso es pedir al gobierno que me garantice mis ingresos, porque realmente estoy escribiendo algo que interesa, (por lo que además cobro), pero que quiero que me paguen más porque supongo que alguno imprime las copias y las enseña por ahí. Pues hombre, la triste realidad es que si no logro vivir de lo que escribo, (lo cual por cierto, es el caso), significa simple y llanamente que no soy capaz de generar un valor suficiente a la sociedad. Es así de simple. Lo que no tiene sentido ninguno, es que si no soy capaz de convencer a los lectores que paguen por leerme, es que vaya a convencer al gobierno para que coja el dinero de los lectores, y me paguen por las bravas. En consecuencia, si el lector estima que este y los otros post no merecen la pena, debe entender por supuesto que esto es culpa exclusiva del nivel del lector. ¡yo soy muy culto, muy listo, guapo y dentro de poco dentista!. Es lógico por tanto, que los escritores, cineastas y demás tengan que pedir al gobierno que nos crujan a impuestos. ¡Bastante tienen ellos con tener un país en el que no sabemos valorar lo que nos conviene!.
Claro que también hay lobbies muy activos que consiguen proteger los negocios, (que no los mercados), a través de formas imaginativas, y curiosamente el carnet por puntos genera que las fotos que nos hacen, al final acaban ayudando a las cuentas de las autoescuelas, que sufren caída de la demanda, debido a la baja natalidad. ¡A ver si nos aclaramos!. Algo tendrá que ver la formación que han dado a los conductores las autoescuelas. O sea, que lejos de que alguien se pregunte si la formación vial es la adecuada, lo que hacemos es darles como clientes, para lo que no han hecho en un par de meses de formación, lo hagan en un día por 200 euros. ¡Y como es que te has pasado de velocidad, ni se te ocurra protestar!.
En otros sectores, nos encontramos con la obligación de colegiarnos, o de conseguir tal o cual titulo, que suponga un coste y una barrera a la entrada. Encontramos los aparejadores, arquitectos, gestores administrativos, médicos, enfermeras, administradores de la propiedad inmobiliaria, auditores, tasadoras, procuradoras, abogados…. Curiosamente, hay todos estos requisitos surgen con la coartada de que es completamente necesario que la formación y experiencia sean los adecuados, y para mejorar la calidad del servicio. Y por supuesto, debe funcionar porque no existe ni un solo caso de gestor administrativo que no sepa lo que hace. Tampoco se conoce el caso de que algún colegio denuncie malas prácticas de algún asociado.
Caso sangrante son los sistemas de garantías de los mercados. El hecho de que los consumidores puedan reclamar, la existencia de sanciones fuertes y una regulación que imponga penalidades a los comportamientos inadecuados es un instrumento básico para que la competencia funcione. ¿Para que van a invertir las empresas para cumplir unas reglas, si no pasa absolutamente nada si pasan de todo?. Mal sistema es este en que cuando llamamos a alguna empresa para una reclamación, nos torean de alguna forma. Es curioso, pero si estuviesen muy preocupadas por la competencia, ante cualquier reclamación, se volverían locas por compensar al cliente y no perderlo. En España, lo que hacemos es ponerlo a dar vueltas por el menu de un ordenador que no te entiende nunca, y luego por un sistema Burrocrático, en el que para reclamar una comisión a un banco, tienes que lograr que medio país y Obama se involucren.
Aún me quedan muchos y muchos casos, que me van a dar para unos cuantos post, más detallados para cada uno, pero lo cierto es que la intención era tratar de mostrar aspectos que debemos liberalizar. Pero vamos a ver si nos aclaramos, y entendemos que liberalizar no es permitir la libre fijación de precios.
La verdad es que quizás debamos cambiar la palabra. Teniendo en cuenta que liberalizar, se ha convertido de alguna forma en que las empresas puedan cobrar lo que les da la gana, sin cambiar nada más en el mercado; pues tendremos que descubrir una palabra nueva para explicar mejor mi petición. Sin embargo, la verdad yo creo que lo mejor es empezar a recuperar el sentido de las palabras. Por que si empezamos a redefinir el lenguaje, nos vamos a volver completamente locos, empezando porque tenemos que empezar a cambiar el término “mercado”, que no sé muy bien cual es la razón por la que desde hace tiempo se usa en lugar de la palabra oferta.
Sólo de esta forma, “liberalizar el mercado”, de alguna forma se ha convertido en “permitir que las empresas puedan hacer lo que les da la real gana”.